Hitohito miró a las estrellas, miro la noche que parecía eterna y, entre las estrellas, solo podía pensar en una cosa, en la paz que le daba esa escena, en que eso era lo que quería en su vida, en que solo había una persona que le hacía sentir de esa manera al estar juntos, como si cada momento fuera una noche estrellada o un día templado, que le hacía sentir amor...
Tadano: Shuuko... jamás podré terminar de agradecer a la vida por conocerte, por estar contigo, siendo honesto no sé que clase de dios me bendijo de esta manera.
Shuuko: No es que te hayan bendecido, no has obtenido nada que no merezcas, ni una sola muestra de cariño sin razón.
Tadano: Es solo que... todo parece irreal, entre las veces despertando en hoteles o las noches en mi habitación, incluso ahora, de algún modo sigo esperando despertar en mi vida ordinaria...
Ella lo miró con comprensión, lo veía sujetar su cabello con preocupación, con ansiedad, colocó su mano sobre su hombro pero no dijo nada, quería que se desahogara pero sin sentirse solo.
Tadano:... ¿Eso regresara? ¿Volveré a ser un chico promedio?
Shuuko: ¿Eso es lo que quieres?
Él colocó su mano sobre la de ella, la acarició un momento para calmarse
Tadano: No lo quiero
Shuuko: ¿Ah?
Tadano: No quiero regresar a ser ese chico normal, no quiero ser la persona que fui antes de esto, antes de ti, ni antes de Shouko.
Ella sonrió, seguía siendo un chico después de todo, pero esa claridad, esa respuesta era la que le hacía confiar en él, una con la voluntad de no retroceder.
Shuuko: Lo que hemos compartido lo llevaré conmigo el resto de mi vida, por que aunque me pese eres probablemente el mejor hombre con el que he estado... y eso es algo triste en realidad.
Tadano: ¿Triste?
Shuuko: Oh, no lo digo por ti, por supuesto, lo digo por el resto, por la mala suerte que me ha tocado al cruzar caminos, por la suerte que le ha de tocar a otras mujeres por no tener a alguien como tú.
Tadano: ¿Realmente lo crees? ¿Soy tan especial?
Shuuko: Eres alguien decente, cuerdo, y en este loco mundo, en este caótico y desesperado mundo... eso, es algo muy valioso.
Él sintió la brisa helada entrar por la ventana y tuvo frio, un frio que le caló, lo hizo temblar, se cubrió con los brazos y al mirar notó que ella aún tenía la mano sobre su hombro pero, el seguía sintiendo frio, aún teniéndola a un lado no le daba el calor que necesitaba, no sentía la misma calidez que descubrió en el hospital...
Tadano: Tengo frio...
Shuuko: Sí, esta helando.
Ella retiró su mano y presiono un botón para subir las ventanas, al hacerlo giró y, al voltear nuevamente, lo encontró tocando con suavidad su rostro, como si recordara otro momento, ella no estaba segura, pero podía imaginarlo
Shuuko: Tiene un toque muy sueva ¿No es así?
Tadano: Sus manos son delicadas y suaves como una fina tela, pero son fuertes para ayudar, para cuidar...
Shuuko: Ella ha crecido mucho desde que entro a la preparatoria, desde que te conoció
Tadano: Yo... se supone que solo sería su amigo, yo no debía sentir nada mas, solo debía ayudarla...
Shuuko: Y lo hiciste... si supieras lo mucho que ella me habla sobre sus amigos, lo bien que se siente al poder hablar con las personas... lo mucho que me habla sobre ti, normalmente es contigo con quien empiezan y terminan sus historias.
ESTÁS LEYENDO
Komi-san No puede comunicarse: Nuestro secreto
Fiksi PenggemarLa historia del mayor secreto en la vida de un chico. Una historia de Hitohito Tadano