OO8

1.4K 159 60
                                    




Rodrigo no estaba en el asiento junto a Ivan en la mañana del lunes, como de costumbre lo hacía.

El asiento estaba completamente vacío, y el mejor amigo presente no dejaba de verlo; no había pasado ni una hora y ya lo extrañaba.

Trataba de no tomarle mucha atención al asunto. Seguro sólo se sentía mal y no pudo asistir, o quizá se le hizo tarde y ya iría, o bien venía por la entrada del recinto.

Habían tantas posibilidades y Ivan jamás había pensado tanto sobre eso, hasta ahora.

───Ivan ───le llamó un compañero. Cuando éste tuvo su atención, le observó, aunque sin mayor relevancia───Me llegó un mensaje de Gon, dice que vayas al gimnasio.

Sin preguntar la razón, Ivan pidió permiso para ir al baño, lugar al que claramente no iría, pero era necesario y corrió lo más rápido.

Localizó a lo lejos a Gonzalo en su pantaloneta de educación física, respirando agitado y bastante sudado.

Banzas le hizo señas de que se acercara por detrás de la gradería, a lo que obedeció y fue, pero solo.

Si alguna vez se sintió usado, triste y con enojo o rabia al mismo tiempo, pues ahora lo sentía el triple.

Su novia estaba casi que comiéndose la boca con el chico al que llamaba ser su "primo".
 
No parecían estar forzando nada, tampoco que alguno se negara, así que sólo le dejó en claro a Ivan, que Valentina sólo estaba jugando con él.

Que Gonzalo, Mauro, Florencia y Fiorella tenían razón con respecto a ella.

Y sobre todo, que nunca debió dejar de lado a su mejor amigo por alguien más.

Sin decir mucho, simplemente se dió la vuelta y se fue, agradeciendo a Gonzalo.

El mayor le dió una palmadita en la espalda para tratar de reconfortarlo, si podía decírsele así.

Caminó de vuelta a su aula, donde se sentó con los ánimos por el suelo.

Pero no estaba triste porque la chica que decía gustarle, únicamente haya jugado con él, no, de hecho eso podría ser lo último para él.

Lo que más le dolía era que su mejor amigo no estaba ahí para él, para darle un abrazo y decirle que él estaba junto a él y que todo saldría bien.

Lo extrañó como nunca.

. . .

Rodrigo metió otra palomita a su boca mientras continuaba viendo su película favorita. Llevaba ya cuatro días sin salir de su casa.

Ese día no asistió al instituto porque no sintió que tuviese el valor para mirar a Ivan nuevamente.

En realidad no había ido porque se pasó todo el fin de semana ahogando sus penas en lágrimas, dramas tras dramas, helado y música que lo hacía sentir peor.

Y de tanto que lloró, aún tenía su carita levemente hinchada, y no quería que alguien —alguien más que Germán— lo viera así.
 
Mientras, su primo cuidaba de él y su estabilidad emocional.

Sabía que el tema de Ivan ponía muy sensible a Rodrigo, entonces tenía que cuidar de él un poco mejor de que ya lo hacía, así que lo mantuvo ocupado en una película y comiendo cosas.

Quizá eso ayudaría, pero es que ya no sabía qué hacer.

───Ger ───llamó el menor. Rápidamente el llamado corrió donde estaba él y se sentó junto a éste, esperando a que le dijera lo que necesita───Quédate acá conmigo, por favor.

Usinger se quedó ahí, y empezó a ver la película junto a su primito.

Pronto, sintió como la cabeza del menor se recostaba en su hombro y seguida de ella, llanto, nuevamente.

No sabía que hacer, más que abrazarlo y dejarlo soltar las lágrimas. Rodrigo ahora estaba abrazado a Germán mientras soltaba las lágrimas y sollozos ahogados.

Se sentía del asco.

Germán estaba acumulando el odio que no tenía por Ivan, pero que ahora estaba creciendo.

Odiaba ver a su primo en aquel estado, no lo merecía. Aunque tampoco lo culpaba, él ni siquiera sabía que Rodrigo estaba enamorado de él.

Se sentía también en parte culpable por ese pequeño odio que comenzaba a crecer, y comenzaba a creer que era únicamente por saber que era Ivan quien estaba provocando esas lágrimas sin tener idea.

El sonido de unos nudillos en la puerta hicieron a Rodrigo despertar rápidamente.

Se limpió en un dos por tres los ojos, quedando aún rojos, pero tratando de disimularlo, al aire.

Se notaba que había estado llorando y era imposible esconderlo o negarlo.

Germán abrió la puerta. No dijo nada y solo suspiró dejándolo pasar.

───Voy a estar en mi cuarto, Ro ───dijo su primo, pero el menor quedó confundido───Si algo pasa, grita.

───¿Por qu-?

El castaño se detuvo al ver al de cabello largo entrar por la puerta y Germán pasar por ahí algo extraño───Ivan...

───Rodri.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 13, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗜 𝗪𝗜𝗦𝗛 𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora