Capítulo 6: "A convertirse en guerreros"

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Los rayos del sol acariciaron mi piel dándome unas cosquillas llenas de calidez. Me estiré y sentí al instante como la cama se me hacía mucho más grande de lo que era antes. Observé a mi lado, donde creía que dormía Tamsis, pero en su lugar estaba vacío. Me incorporé lentamente. Tenía sueño, y no conseguía ver con claridad mi alrededor. Cuando eché la vista al frente, pude ver una figura menuda y borrosa. Me froté los ojos y vi a Joseline, mi sirvienta.

—Buenos días, Aria— me dijo, con una voz muy dulce.

Bostecé un poco.

—Buenos días Joseline, ¿has visto a Tamsis?

Joseline se acercó a los pies de la cama.

—Se levantó hace un rato, su sirvienta la llevó a su cuarto para prepararse.

—¿Prepararse?— fruncí el ceño.

—Claro, hoy empezará su entrenamiento— me respondió.

—¿Entrenamiento? ¿De qué?— quise saber.

—Ya sabe, para convertirse en guerrera— aclaró— debo de prepararla, hoy es el inicio del entrenamiento para todos los jóvenes de Kermian y de los Cuatro Reinos.

Me di un pequeño cachete mental. Me acordé de las palabras de Zedrik sobre lo de convertirse en guerrero, pero no sabía que comenzaba hoy mismo. Me levanté de un salto.

—¿Llego tarde?— le pregunté, alarmada.

Joseline sacudió la cabeza.

—Si estuviera llegando tarde no me molestaría en dar tanta explicación— repuso.

Tenía razón. De verdad, no me enteraba de nada, maldito sueño.

Joseline se acercó al armario para abrirlo y de ahí sacar ropa. Me la ofreció.

—Este es el uniforme de guerrera.

Lo cogí y lo desdoblé. Era de color azul oscuro. Consistía en un traje de cuerpo entero, como un mono. Tenía una pequeña capa negra con capucha. El material era parecido al algodón, se veía cómodo para luchar y eso era importante. Tenía también una pequeña falda ceñida, que por debajo tenía el resto del traje que cubría todo. Vi un logotipo en la esquina derecha de éste, eran dos espadas cruzándose y entre ellas, cinco minúsculas coronas; una azul, una roja, una blanca, una verde y una dorada. Representaría a los guerreros.

Mientras Joseline recogía el cuarto, yo me dirigí al baño para colocarme aquel traje. Era bonito, mucho más bonito que nuestro traje de exploradores, hasta el material era mejor. Definitivamente este planeta iba un paso más adelante de nosotros. Al colocármelo y verme con en el espejo, me sorprendí a mí misma de lo bien que quedaba conmigo. Cogí un peine de un cajón y me hice mi trenza. Salí del baño ya preparada. Joseline me observó atentamente.

—Le queda muy bien, Aria.

Le sonreí con amabilidad ante sus palabras.

—Muchas gracias.

Al poco rato, Joseline me condujo hasta la puerta principal del palacio, donde estaban mis compañeros, también uniformados. Les saludé, excepto a Jacek. Aún seguía algo enfadada, pero en el fondo...se preocupaba por mí, y eso hacía que se me pasara poco a poco. No tenía que ser rencorosa. Joseline desapareció de allí al aparecer en la escena el Mariscal. Llevaba el mismo traje de guerrero, sólo que claro, sin la falda, los hombres llevaban el mono entero. Nos miró a todos con una mirada vacía, sin ningún tipo de emoción. Supe desde ayer que no le gustábamos nada.

Abrió la puerta de palacio y le seguimos en silencio.

—¿Cómo creéis que serán los guerreros?— oí como preguntaba en voz baja Rast.

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