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Muñeco - Capítulo 5

Sentí algo frío sobre mi cara, algo escurrirse desagradablemente por mi rostro hasta llegar a  mi cuello, que me hizo tiritar. Mi cuerpo se retorció débilmente, buscando calor. Mis manos se cerraron sobre algo suave y espeso que poco a poco, conseguí identificar como una prenda de ropa. Me agarré a ella fuertemente y acurruqué mi cabeza entre su pecho. Unas manos un tanto bruscas agarraron las mías y empujaron mi cuerpo hacía un foco de calor. Sentí sus brazos rodear mi cintura y mi cabeza quedó apoyada en su hombro. Olisqueé el aroma de su camisa.

—Harry... —murmuré, con el cuerpo totalmente flojo. Notaba como él me sujetaba por la cintura para que no cayera de bruces sobre el suelo.

—Diría que eres gafe sino fuera porque has tenido la suerte de tenerme por hermano mayor.

Aún no era capaz de abrir los ojos, esta vez porque no quería. Me acurruqué con más fogosidad entre sus brazos, notando como poco a poco, la fuerza iba volviendo a mi cuerpo.

—¿Qué ha pasado? —pregunté. Más o menos, me hacía una idea, pero no estaba seguro. En el momento crucial, todo se volvió negro.

—Te caíste. Te golpeaste la cabeza y te quedaste inconsciente. Por un momento pensé que te habías matado, pero no. Tienes una cabeza muy dura. —Una de sus grandes manos se posó sobre el lateral de mi cabeza, haciendo una ligera presión. Me solté enseguida, apartándome de él, llevándome las manos al mismo lugar que había tocado, emitiendo jadeos de dolor.

—¡Ah, mierda! ¿Qué es esto? —En ese momento abrí los ojos. Un bulto sobresalía de mi cabeza. Me dolía el solo rozarlo y dando vueltas, tocándomelo para intentar disimularlo, me percaté por primera vez de donde estaba. Miré a un lado y a otro. Cubículos, azulejos, lavamanos. Estaba en uno de los baños de la universidad—. ¿Qué hago aquí? —pregunté, confundido. Harry apoyó el cuerpo sobre uno de los lavamanos, cruzándose de brazos—. ¿Me has traído hasta aquí?

—No era cuestión de dejarte inconsciente en mitad del pasillo, ¿no? Además, me asusté mucho. No te movías ni un centímetro, te cogí en brazos y...

—¿¡En brazos!? ¿Me-me cogiste en brazos? —tartamudeé, ruborizándome. Me imaginaba el espectáculo que habría dado, siendo paseado por la universidad en brazos por un tío que nadie conocería aún, pero eso no pareció importarle. Se encogió de hombros y sonrió.

—Pareces un saco de huesos, pero pesas.

—Estás loco.

—Te repites mucho, muñeco.

—¿Por qué te empeñas en llamarme...? —entorné los ojos, clavándolos en su cara. Algo no cuadraba—. ¿Qué te ha pasado en la boca? —pregunté. Harry se llevó la mano a los labios, con expresión confusa—. Está hinchado —me acerqué, echándole un vistazo por encima más detenidamente. Llevé mis dedos hasta su labio, presionando ligeramente sobre la hinchazón—. Parece como si te hubieran pegado un puñetazo.

Harry sonrió de oreja a oreja.

—Lo han hecho.

Alcé una ceja.

—¿Cómo? —Ah, oh... joder. Hice una mueca con la boca.

—¿A qué viene esa cara?

—Max, ¿no?

—¿Quién? —preguntó.

Puse los ojos en blanco.

—Los que venían detrás de mí. Max y... los demás —solté con tono despectivo, puesto que no los conocía siquiera. No sabía mucho más aparte de que eran amigos de Max.

Muñeca - Narry Storan Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora