7- Universo Alterno

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Damian estaba sangrando, se encontraba acorralado por el demonio que fue enviado a exterminar.

Si iba a morir, al menos quería morir peleando.

Cómo pudo, se puso de pie y levanto sus armas.

— ¿Vas a seguir peleando sacerdote? – La risa del demonio no lo hizo temblar ni un poco. — Ustedes son muy ingenuos si piensan que su fe los va a salvar...

— Silencio criatura, está va a ser la noche donde conozcas la muerte. – Rápidamente volvió a abrir fuego, viendolo esquivarlo rápidamente hacia un lado.

— Me gustas muchacho... ¿Por qué no te conviertes en uno de nosotros? Tendrías el poder de acabar con toda la humanidad si lo quisieras.

— ¡Nunca! – Damian se detuvo, respirando agitado por el dolor que sentía en las costillas. — Nunca sere un demonio...

El demonio le lanzó un pedazo de concreto, tirándolo al suelo nuevamente del dolor. Iba a volver a apuntar, pero rápidamente fue pisado por su enemigo.

— Espero que tu carne sea deliciosa al menos... Hueles a amargo, como si estuvieras echado a perder. – Sus dientes afilados fueron mostrados, sin embargo, antes de poder hacerle algo se detuvo. — ...Twilight.

"¿Twilight...? ¿El caballero de las sombras...?" Damian lo miro atentamente, podía observar en su mirada ira y miedo de tener que enfrentarlo, sin embargo, no parecía importarle. "¿Que hace él aquí?"

Desapareció, dejándolo tirado en el suelo.

Volvió a ponerse de pie, agarrando fuertemente el costado donde le pegó la roca.

Si podía acabar con dos demonios de un tiro, tal vez sería ascendido y un orgullo para su familia. Cómo pudo, comenzó a caminar hacia la sala contigua al cuarto, donde escuchaban las voces.

— Vos no sos Twilight... Sos una niña.

— ¡De hecho! Soy su hija... Y vengo a patear ese tonto y huesudo trasero devuelta al infierno.


Pudo observar atentamente a la chica que estaba ahí. Sus ojos eran un verde brillante, llevaba una remera de una banda de rock y unos pantalones negros que hacían juego.

Parecía llevar armas en sus manos, y una espada en la espalda.


— Me da igual quien seas... Tu sangre va a ser mía.

— Perdón, no puedo morir, tengo una renta que pagar.


Nuevamente comenzaron los disparos, haciendo que el demonio huyera rápidamente tratando de esconderse detrás de algún pilar.

Pudo notar como la chica sonreía mientras esto pasaba, como si fuera una especie de juego para ella.

Saco su espada con un movimiento limpio, y rápidamente corto el pilar que estaba ahí como si fuera mantequilla.

El demonio escapó transformado en un perro.

— ¿¡Donde fuiste?! ¡Creí que nos estábamos divirtiendo! – La muchacha rápidamente se rió, aplaudiendo al aire.

Apareció detrás de ella, parece que le había dado un buen disparo, estaba sangrando de uno de sus costados.

— ¿Crees que es un juego esto...? Vas a morir aquí, hija de Twilight.

— Owwww, te hiciste un perrito, me gustan mucho los perritos. – De su bolsillo saco unas galletas. — ¿¡Quieres una galleta muchacho?! ¡Ven aquí perrito! ¡Ven aquí! ¿¡Quien es un buen perrito?!

El demonio volvió a gruñir, rápidamente se acercó, claramente con intensión de arrancarle la yugular aprovechando que estaba distraída.

Sin embargo, la muchacha le dio una fuerte patada que lo mando contra una de las paredes. Con cuidado se acercó, viendo cómo volvía a su forma normal.

— ¿Ya te cansaste, perrito...? Porque yo si, me divertí mucho pero tengo que dormirte.

— ¿Por qué me haces esto...? ¡Eres un demonio!

— ...Los humanos son débiles, hay que protegerlos, además me pagan por deshacerme de basura como tu. – Nuevamente desenfundó su espada. — ¿Ultimas palabras?

— Cuando este en el infierno, me encargare de buscar A LA PUTA DE TU MADRE Y-

— ¡Ja! Ves que eres una basura.

Y le rebano la cabeza, dejándola tirada en el suelo.

Damian salió de las sombras, levantando una de sus pistolas en alto mientras trataba de mantener la compostura.


— Detente...

— ¿Hmm? – La muchacha se dio la vuelta. — ¡Hey! ¡Hola! ¿Te duele algo? No te preocupes, ya todo acabo. – Con cuidado volvió a levantar la cabeza y la colgó en su cintura.

— ¿Es verdad...? ¿Eres un demonio?

— Algo así... ¿Quien eres tu de todas formas? ¿Un monaguillo?

Padre Desmond. – Damian frunció el ceño. — Quédate dónde estás... No muevas un músculo.

— Hey... Soy de las buenas... – Con cuidado comenzó a acercarse, pero se detuvo cuando le disparó a los pies.

— ¡Silencio! ¡Eres un demonio, y voy a exterminarte!

— ...Lo siento, pero no puedo permitir eso, además, pelear en tu estado es una tontería.


Tenía razón, lo mejor era huir de ahí lo antes posible, sin embargo, no iba a permitirlo.

Iba a decir otra palabra, pero sin siquiera notarlo, ya la tenía enfrente, tomando sus armas y poniéndolas sobre su cabeza.

— No te preocupes... Ya se acabó, puedes dejar de pelear. – Sus caras quedaron a centímetros entre ellos, sin embargo, rápidamente les saco las pistolas y lo hizo arrodillarse. — Wow... No sabía que las iglesias tenían un armamento tan bueno, ¿Franky Franklin les da armas?

— ¡Hey! ¡Devolveme eso!

— ¿Hmm? Perdón, no te oigo, me estoy yendo.

— VENI ACA Y ENFRENTAME.

¡Sigo sin oírte! ¡Me estoy llevando tus pistolitas! ¡Uhhh!

Damian gruño, quejándose del dolor que estaba sintiendo.

Rápidamente saco su teléfono y marco al convento.

— ...Soy yo, necesito que vengas por mí. - Pudo escuchar los gritos de Becky al otro lado del telefono, sin embargo, antes de siquiera decir otra frase, cayo desmayado.

Damianya Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora