1: Realeza

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Con el carruaje secuestrado, Damian se retorcía en la cabina mientras observaba al grandote que estaba sentado enfrente de él. Ahora mismo, deseaba poder dejar de sentirse tan inútil, probablemente la burla de su hermano por ser secuestrado de manera tan estúpida.


"Quédese quieto su majestad, no volveré a repetirlo." Al ver el caso omiso a sus palabras, rápidamente lo tomo del cuello, apretándolo un poco. "Quieto. Esto se acabara pronto."

"M-Muere, escoria." Incluso hasta el final, Damian quería aparentar que era fuerte realmente, escupiendo la cara del matón. "Lo que sea que busques de mi familia nunca lo encontraran... Y tampoco se los van a dar."

"Supongo que entonces lo mataremos." Tras tirarlo devuelta al asiento, el carruaje se detuvo. Tras quejarse por el golpe que se dio, el sujeto golpe el muro del carro "¡Hey! ¿¡Que haces idiota?!"


No pudo ver bien que había ocurrido, pero la voz de una segunda persona se hizo presente, y muy en el fondo, estaba alegre de escucharla.


"¡Dejen ir al príncipe! ¡Están rodeados por ocho mil de mis hombres!" 


Anya Forger, la guardaespaldas del príncipe Desmond, estaba al final del camino. Y aun mejor, estaban rodeados, era su oportunidad para escapar de su cautiverio.


"¿Rodeados? Son solo unos muñecos... Ese hilo que usas es muy oscuro."


Pensándolo mejor, Damian solo acepto la muerte, esperando que Emile y Ewen no extrañen mucho su compañía. Pero antes de poco mas y agachar la cabeza para que lo degollé, el ruido de un hombre gritando le hizo pensar que tal vez había una oportunidad de sobrevivir.


"No se mueva." Dijo el matón, para luego bajar del vehículo, siendo atacado por un animal salvaje. "¡¿Que demonios?! ¡AH!"

"ESO BOND, ¡MUERDELE LAS BOLAS!" Con cuidado, Anya empujo al sujeto al suelo y abrió la puerta del carruaje. "¿Alguien pidió una heroína?" Con una sonrisa burlona, Anya puso sus manos en su cintura.

"Menos charla, mas desatar A TU PRINCIPE."

"Ugh... Es muy aburrido su majestad." Dando un fuerte cuchillazo al aire, Anya corto las cuerdas de las manos y lo dejo libre. "Tengo que asegurarme que no haya moros en la costa... Usted desátese." 

"Bastarda..." 

[...]


"¿Ni un gracias? ¿Ni siquiera unas monedas? Es el peor príncipe que he tenido que escoltar..." 

"¡Solo conduce Forger!"

"¡Y encima me dice por mi apellido!" Anya bufo, haciendo que el caballo vaya mas rápido. "Mínimo podría darme un beso..."

"¡¿DISCULPA?!" Damian se puso colorado, comenzando con sus pensamientos acerca del amor secreto que sentía por Anya.

Sin embargo, tras darse una cachetada, rápidamente volvió a la normalidad y comenzó a insultarla. Anya solo miro aburrida el camino, sabia que a menos que sea una heroína y se gane el respeto del rey, nunca podría casarse con el príncipe Desmond, "las ocho Stellas" al medito según recordaba. 

Antes de llegar, el caballo se detuvo de golpe.

"¿Que ocurre...? ¿Nos siguieron?"

"No... Solo quiero hacer algo antes de llegar." Anya lo miro, tomando suavemente su mano.

"¿E-Eh?" Antes de siquiera reaccionar, pudo notar que sus labios se unieron en un suave beso. Siendo poco a poco correspondido por el príncipe. 


Tras unos segundos, Anya se alejo de él, sonriendo levemente.


"Me alegra que no me detuviera, mi señor." Sus manos fueron separadas cuando escucho como se acercaban dos caballos en la distancia. "Me parece que vinieron por usted..."


Ambos bajaron del carruaje, notando como Emile bajo de su caballo y le decía que a sus hombres que vayan mas adelante. Tras eso, Emile abrazo a su mejor amigo con fuerza.


"Menos mal estas bien... Creí que te habíamos perdido para siempre." 

"Incluso si fuera el caso, se que no te detendrías hasta atrapar a los bastardos, hermano." Con cuidado, Damian palmeo su espalda. "Debo agradecer de volver a mi hogar a Forger..." Dijo el chico mientras se sonrojaba un poco. 

"Sin problemas, mi señor." Anya hizo una reverencia, sonriendo levemente.


"...Hey, algo raro ocurre entre ustedes."


"¿Que? No..."


"...Un segundo, déjame pensar-"


"Ahórrate ese privilegio-" Pidió Damian mientras trataba de ocultar su sonrojo.


"Nono, enserio, déjame pensar." Emile se alejo de su amigo, observándolos a ambos. "...Ustedes se besaron."


"¿QUE? ¡¿COMO HICISTE?!"


"¿ENSERIO? MIERDA, LE DEBO PLATA A EWEN AHORA." 


"¡¿APOSTASTE CON EWEN SOBRE SI BESABA O NO A ANYA?!"


"Bueno, si... Doble o nada si es que ella te besaba primero." 


"¿Que apostaste Emile?"


"Ni te atrevas Forger.


"Sobre que tu lo besarías primero."


"¡Felicidades! ¡Ganaste!"


"SI, BIEN AHI." Emile empezó a carcajearse, palmeando los hombros de Damian, quien estaba rojo como un tomate.


A decir verdad, ahora mismo quería que uno de los bandidos que lo secuestro le hubiese roto la cabeza en el carro.

Damianya Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora