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Los resultados de la prueba no fueron públicos

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Los resultados de la prueba no fueron públicos. Cada superior se encargó de llamar a sus recomendados para proceder a borrar su memoria, en caso de ser reprobados o darle una misión si habían sido seleccionados.

Al mismo tiempo se asignaban los compañeros para realizar la primera misión.

Mi compañero asignado por Sofía, fue su hijo Azen, ambos habíamos sido seleccionados y tendríamos nuestra primera misión como novatos.

Poco o nada me sorprendió, que fuera en uno de los edificios subterráneos, que supuestamente pertenecían a mi padre. Ya sabía que la organización lo tenía en la mira, pero pensé que serían un poco más cautelosos antes de poner a padre e hija en contra. La información para la misión era un poco ambigua, aunque sospechaba que la ficha que me dieron, no era la misma que le proporcionaron a Azen.

Al parecer en un laboratorio secreto, presuntamente manejado por mi padre. Se estaba creando una bacteria que tenía como objetivo infectar el sistema humano y hacerlo vulnerable al control. Un lavado de cerebro perfectamente balanceado para ser una amenaza potencial.

Azen se veía emocionado, pero yo sabía que no sería nada fácil infiltrarnos y destruir el laboratorio "sin causar grandes daños", como indicaba la organización. Al final nuestro trabajo sería no causar una conmoción como para salir en los noticieros, pero tampoco es que quien fuera el responsable de aquel laboratorio permitiría que su secreto se descubriera en una investigación policial. Al menos si se trataba de mi padre, estaba segura de que no sería tan tonto. Si hacíamos estallar el lugar o dejamos pruebas visibles de su existencia para las personas normales, estaba segura que cualquiera que fuera el dueño, lo encubriría por sus propios medios.

Con eso en mente y por la seguridad de Azen decidí volar el edificio. Pensé que solo por tener los recuerdos de un policía, no podía equipararme a un espía. Jamás había destruido nada y menos enfrentado a un grupo de científicos locos. No tendría la experiencia suficiente para rescatarlo si algo salía mal. Por eso un día antes visité el lugar sola y me apresuré a dejar todo preparado para una gran explosión. No tenía idea de lo que eso significaría más tarde.

—¡Me adelantaré! Quédate aquí y cúbreme. —Fue lo último que le escuché decirme antes de que saliera corriendo.

Azen ni siquiera dudó, su mano resbaló de la mía y no pude atraparlo para impedir que se fuera. No había tiempo para detener la explosión temporizada. Se suponía que el edificio explotaría, apenas nosotros llegáramos y podríamos retirarnos a salvo, pero entonces por solo unos segundos, Azen fue directo hacía la explosión.

Los recuerdos de un accidente similar, en mi vida pasada, se agolpaban en mi cabeza y no me dejaban pensar con claridad. El estallido, el fuego y el miedo. No quería repetir la misma historia. No quería dejar a alguien atrás por mi propio temor. Así que corrí detrás de él, el lapso de buscarlo, encontrarlo y arrastrarlo hasta el punto en donde nos esperaban, no estaba del todo claro en mi memoria. Los superiores me dijeron que era algo normal, por la conmoción del momento. Lo que si recuerdo es la herida sangrante en la cabeza de Azen y que me quedé dormida junto a su cama, después de ir a verlo.

—No te rindas —escuché decir a mi yo del pasado—. ¿Ya olvidaste por qué decidiste seguir? ¿Por qué crees que tienes tus recuerdos? Úsalos para proteger a quienes amas y para no volver a arrepentirte en el futuro —me ordenó antes de desaparecer.

Lo que decía tenía sentido, pero estaba demasiado cansada como pensar en algo que no fuera huir y esconderme. Era demasiado débil, ni siquiera podía cuidar de alguien que era como mi hermanito ¿Qué supone que hiciera si Azen no despertaba? Sería expulsada, pero eso sería lo de menos. Me borrarían la memoria y lo olvidaría, eso era lo que más temía, no quería volver a perder a alguien preciado.

—Lya, Lya. —Escuché el apodo con el que solo una persona, me llamaba en el pasado.

Abrí los ojos y noté que tenía a Azen tomado de la mano, él había despertado y tenía una mano en mi rostro como comprobando si estaba respirando.

—¿Te sientes bien, Danica? —consultó, aunque era claro que tenía menos heridas que él.

—Eso debería preguntarte yo, me tenías preocupada.

—La mayor parte de mí, está bien —aseguró haciéndose el gracioso.

—No bromees con algo importante —me enfadé.

No lo pensé dos veces y lo abracé. Todavía estaba inquieta por haber escuchado aquel viejo apodo, pero era imposible que fuera aquella persona. Él no pertenecía al mundo en el que reencarné, así que pensé que quizá solo fue mi imaginación o parte de un sueño. 


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Agente D. #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora