Sendokai "Después De Ese Día"

"Tus pesadillas, mis recuerdos"

Si pudiera pedir cualquier cosa al universo solo quisiera que volvieras a mi.

- Zack - Dijo Fenzy tocando mi hombro - Ya debemos irnos.

Asentí y me levante del sesped tomando las flores que llevaba conmigo

- Se que no te gusta esto, pero hazlo por sus padres sí? ellos todavía creen que su hija volverá - La miré con desahagrado por lo que acababa de decir.

- Ella lo hará - La corregí - Estoy seguro

– Han pasado 9 años, y todavía no sabemos dónde está, además, ni siquiera podríamos hacer nada si la encontramos. Proteger a la tierra de él es lo único que somos capaces de hacer

Sabía que tenía razón, pero aún así no podía aceptar la idea de que jamás la volvería a ver. Daría todo de mi para mirar a sus bellos ojos una vez más, para volver a sentir sus abrazos.

Fenzy me miró con lastima pero no dijo nada, tomó mi mano y caminamos juntos hacia el portal. Él último portal multiversal que estaba en nuestras manos, un regalo de la diosa del bien en dónde juntó sus últimas energías antes de que desapareciera. Con cada viaje esté se debilitaba más, algún día dejaría de funcionar y nos quedaríamos a la deriva, por ello tratábamos de ser lo más cuidadosos al elegir dónde ir.

La tierra el lugar dónde nacimos, el lugar que alguna vez llamamos hogar, ahora era completamente lejano e inalcanzable para nosotros, pero era lo mejor. Sin nuestra presencia él jamás podría encontrar este lugar de nuevo. Después de la invasión, los Zords se fueron, pues ya tenía aquello por lo que habían venido, sin embargo prometieron volver y esta vez no sería simplemente una visita, habernos dejado vivos fue su error. Tampo y lilith hallaron la manera de ocultar a la tierra plena vista, haciendo que pareciera que esta se había esfumado, pero nada es gratis, el precio por pagar era abandonar nuestro hogar, ahora que tenían a Cloe no sería difícil encontrarnos por nuestra conexión como guerreros Zen.

Con frecuencia necesitábamos cambiar de ubicación. Mientras más lugares habitábamos más añorábamos volver a tener un hogar.

Al llegar a la tierra todo lucía práctica igual, después de aquel día los humanos por fin comprendieron que habían peligros que amenazaban sus vidas así que estuvieron con temor y paranoicos durante algunos años. Ahora todo estaba como si nada hubiera pasado, como si ese día solo fuera una simple pesadilla que no querian recordar.

Llegamos a la que alguna vez fue la casa de Cloe y Fenzi tocó la puerta. Kiet ya estaba ahí, había decidido adelantarse a nosotros para pasar un tiempo con su abuela. Al ver a mi familia corrí a abrazarlos, al igual que Fenzi.

Mi madre tenía algunas lágrimas en sus mejillas, mientras mi padre no paraba de decir cuánto me extrañaban

– Hola – Llamó mi hermana insegura. No podía culparla, después de todo yo era un desconocido en su vida desde hace nueve años, apesar de que mis padres hablaran todo el tiempo de mí con ella, y que yo tratara de pasar tiempo juntos cada vez que podía, simplemente ella no podía verme como un hermano, solo como un familiar lejano que debía ver una vez al año.

– Hola – Dije dándole un abrazo que duró poco – Te traje algo de mi viaje – Saqué de mi mochila un caracol en forma de corazón que había convertido en collar hacia algunos meses – Los habitantes de ese lugar me han dicho que da buena suerte si lo llevas siempre contigo

A ella pareció gustarle mucho pues lo coloco en su cuello en cuanto se lo di

No me quedé mucho tiempo con ellos, antes de eso, tenía algo que hacer y los chicos también los sabían.  Subí las escaleras lentamente y ellos me siguieron, al llegar a la planta alta caminé hacia la habitación que ya se encontraba abierta y pude oír sollozos, esos con lo que me había familiarizado ya hacía algún tiempo y que aún así, no dejaban de hacerme sentir el ser más despreciable del mundo.

Kiet tomo mi hombro para darme seguridad y con un suspiro, entre.

La madre de Cloe no paraba de abrazar la fotografía de su hija mientras sollozaba sobre su cama y su padre solo podía tratar consolarla con los ojos llorosos

– 24 años, hoy mi niña cumple 24 años – Dijo con la voz entrecortada – ¿Cuanto más tengo que esperar para volver a abrazarla?

– Buenos días – Hablo primero Fenzy pasando a la habitación – ¿Cómo han estado? Es agradable volverlos a ver – A pesar de tratar de disimular, era evidente que esa escena le afectaba tanto como a mi

Casi una década había pasado desde que les prometimos traer a su hija devuelta, ¿como nos atrevíamos a presentarnos en su casa?, a mirarlos a los ojos. Unos desvergonzados, eso éramos

– Oh, chicos, qué bueno verlos – Dijo su madre limpiándose las lágrimas al notarnos – Creí que este año no vendrían

– Tuvimos un pequeño retraso pero no nos atreveríamos a faltar nunca - respondió Kiet

– Que bien que al menos cumplan esa promesa – espetó el padre de Cloe, una mirada de asco fue lo único que nos dió antes de salir de la habitación

– Lo siento mucho chicos, es solo que últimamente no se encuentra bien – Me miró y después a las flores que llevaba conmigo – ¿Son para ella? – A lo que asentí – Es un detalle muy lindo, gracias

Seguido de eso, me acerque así donde estaba ella, la madre dejó de nuevo la foto de su hija sobre una mesita de noche y tomó las flores para colocarlas justo enfrente

– Vamos, ya está lista la comida – Dijo haciendo una seña hacia la puerta

Todos ya estábamos en el comedor, mi familia y la de los chicos, este día para nosotros era una especie de navidad, en donde nos reuníamos todos y hablábamos sobre lo que habíamos pasado en el año. Aún que podría verse como algo linda a primera vista no podía dejar de pensar que todo esto era porque Cloe ya no estaba, estábamos felices y dichosos con nuestras familias, algo que ni ella ni sus padres podrían hacer

– Zack – Llamó la atención mi madre sacándome de mis pensamientos – ¿Por qué no se quedan hoy a dormir? Hace algún tiempo que no lo hacen y parecen algo cansados

Los chicos no lo pensaron dos veces y aceptaron, ante tal sugerencia no pude negarme, tampoco es como si quisiera hacerlo, después de todo, no teníamos nada mejor que hacer

Al terminar la cena todos se fueron a casa y yo no fui la excepción, para ser sinceros me hacia muy feliz pasar tiempo juntos; La casa se veía exactamente igual que en aquellos tiempos, no había cambio mucho, claro más que ahora había una habitación extra. Subí a mi antiguo cuarto y me recosté en la cama, al sentir el mullido colchón me hacía difícil no quedarme dormido en ese mismo instante, pero la voz de mi hermana me impidió eso

– Ey – Llamó – Hace algún tiempo me encontré esto mientras revisaba tu habitación, lo sé, es grosero hacerlo sin permiso pero me dió curiosidad – Dijo sacando una pulsera de detrás de su espalda, una que yo conocía muy bien – ¿Que es?

Hice una seña con mi mano para que se sentara en la cama

– ¿De dónde secaste esto? – Pregunté tomando el brazalete – Había sido el primero que nos otorgó Tampo cuando nos convertimos en guerreros Zen y que quedaron obsoletos cuando derrotamos al Zord. Al parecer en algún alguien lo guardó y ahora estaba aquí – No había visto esta cosa en años

Al tomar el brazalete este empezó a brillar y enseguida aleje la mano, no sabía lo que significaba pero era mejor no averiguarlo

– Tal vez te lo diga mañana, ahora qué tal si vas a dormir? Tienes que ir a la escuela mañana – Ella hizo un pequeño puchero pero no protestó más y se fue dejándome con es objeto

Cuando se fue puse el brazalete al lado de mi cama tratando de ignorarle y me volví a recostar para dormir, hoy había sido un día largo y un recordatorio de mi pasado solo lo empeoraría. Me quedé dormido solo unos minutos después

Y por primera vez en casi diez años, pude verla en un sueño, o más bien un recuerdo, el mismo día, ese horrible día. Mi mano entrelazada con la suya, nuestros labios casi topándose y después un simple sonido, obscuridad y después caos, yo gritando, ella gritando, hasta que después de unos segundos ya no la  escuché más.

Quien diría que mi nombre fuera lo último que oiría salir de sus labios.