-No puedo creer que vallas a casarte.-sonrío a María, mientras me siento en el sofá.-¿Desde cuando lo sabes?
-Anoche.-admite, sonriendo.-Fue tan romántico.-se ríe.-Pero no te lo cuento, que se que no te gustara escucharlo.
-Oh vamos.-le doy un golpe en el hombro.-Podré sopórtalo.
-Pues...-me mira, haciéndose la interesante.-Fue en el lago, a la luz de la luna, justo a las doce en punto, salíamos de cenar y... pues eso, me lo pidió.
-Es increíble.-admito, sonriendo.
-Ya te llegara el día, boba.
-No me refiero a eso.-me río.-Digo a lo vuestro, a vuestra historia.
-Sabes que la tuya es mas divertida.-comienza a reír.-Digna de escribir un libro.
Levantó las cejas, y ella, entre carcajadas comienza a hablar.
-La chica espía que salvo a dos famosos de las garras de un secuestrador, comenzó una bonita relación con uno, luego se separaron, la vida los junto de nuevo, y luego los volvió a separar por cuatro años, y ahora están de nuevo juntos.-sonríe.-Eso si es increíble.
-¿Enserio?-me muerdo el labio.
-Es increíble que lo que sentís el uno por el otro dure cuatro años sin veros.-admite, en un susurro.-Es increíble lo que os queréis el uno al otro.
......
-Te dije que te quedaras, que te aburrirías.-suspiro, entrando a una tienda del centro comercial.
-¿Aburrirme?-se ríe.-Estoy viendo cambiarte de vestido una y otra vez, ya te digo que eso no es aburrido.
Lo miro y sonrío.
Le doy un suave toquecito en la nariz y le guiñó un ojo, arrastrándolo hasta la sección de vestidos.
Necesito uno urgentemente para la boda.
-¿Este te gusta?-lo miro, sacando uno verde agua.
-Te queda mejor el rojo.-me guiña un ojo.
Ruedo los ojos, buscando el vestido rojo que me indica con la mano.
Vamos hasta las probadores y me lo pongo.
-¿Estas visible?-pregunta Jesus, abriendo la puerta del probador.-Dios.
-¿Que?-me giro, sonriendo.
-Estas increíble.
-Solo es un vestido...
-Calla.-se ríe.-Increíble, he dicho, compra ese.
...
Ando de nuevo por los pasillos de la sede.
Es un sitio muy silencioso, cuando se lo proponen.
Toco varias veces al despacho de mi padre, y su grave voz me hace pasar.
-He investigado lo que me pediste.-informa, dándome unos papeles.-En las revistas y todo eso pone que dejaron la música por agobio, pero hay algo mas.-admite.-Jesus la dejo por algo mas.
-¿Como lo sabes?-preguntó, sentándome enfrente suyo.
-Lo dijo en una entrevista.-suspira.-¿Quieres saber el porque?
-Claro.
-Jesus dejo la música también porque...
....
Toco repetidas veces el timbre de la gran casa de Jesus.
A los pocos minutos abre con una sonrisa.
Lleva el pelo mojado y lleva una toalla enrollada en la cintura.
-Oh Oviedo.-me río.-¿Y si en vez de yo fuera una de las mujeres a las que tienes locas?
Imagínate si les abres la puerta así, campeón.-me río, pasando.-Mojarían las bragas más rápido que la lluvia el suelo.
-Sabia que eras tu.-me sonríe.-Nadie es tan impaciente.
-Idiota.-me río.
-Te quiero.-se acerca a mi y me roba un beso.
-Jesus.-me separo, en un susurro.-Quiero que me cuentes la verdad.
-¿De que?-dice entrando al salón.
-De porque dejaste la música.-lo miro.-No me trago eso de por agobio, porque adorabas a esas niñas.
Se pasa nerviosamente las manos por el pelo, mirándome.
-Hay otra razón.-admite.-Pero no te gustara oírla, adorabas que cantara.
No me gusto oír esa razón, la verdad.
Cuando papa me lo dijo, me dejo muerta.
Y si, adoraba que cantara.
Lo veía tan feliz, tan él.
-Dímelo.-susurro, mientras le acaricio la mejilla.
Se muerde el labio y tira de mi hasta su habitación.
-Por ti, Amy, por ti.-se sienta en la cama, y me sienta encima.
Lo abrazo y me apoyo en su pecho.-Eche la culpa a la música de que te marcharas, porque me repetías una y otra vez que el espionaje era para ti como la música para mi.
Pensé que..-susurra.-Que si la dejaba, volverías, no se, pensaba que dejándola, te olvidaría.
-¿Y ahora?-susurro.-¿Porque no sigues?
-Ahora estas aquí y no quiero perderte.-acaricia mi mejilla.-Si comenzará de nuevo con los conciertos me iría a muchísimos lados casi todos los días, y no pienso separarme de ti.
-Aun así.-susurro, a pocos centímetros de sus labios.-¿A mi me seguirás cantando no?
.....
Me paseo rápidamente de un lado al otro de mi habitación, con el movil en la mano.
¿Porque coño la vida es tan jodida?
¿Porque ahora mi padre me llama diciendo que tengo una misión en Inglaterra y que puedo pasar allí mas de un año?
Las lagrimas resbalan por mis mejillas.
¿Que debo hacer?
Aquí lo tengo todo.
