Una historia que contar

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Siempre recordará aquel día donde fue separado de su madre.

Las únicas interacciones sociales que el pequeño Nick tuvo mientras vivía con sus progenitores era limitada. Si no estaba en los brazos de su madre estaba encerrado en su habitación.
La mujer de apenas diecinueve años sabía que si se llegaba a saber que había un niño viviendo en un ambiente lleno de drogas y alcohol terminarían quitándoselo. No sabía que hacer junto a que sus opciones eran pocas, irse con su niño a la casa de algún familiar (donde probablemente se enteraran de su adicción a las anfetaminas) o quedarse con su "esposo" quien le brindaba todo lo que necesita para satisfacer su vicio y dejar al niño a cargo de alguien. Ninguna de las dos le gustaba, no está dispuesta a abandonar a ninguno de los dos. Haber sido madre con apenas quince años no le daba la suficiente madurez como para elegir una opción.
Tanto era así que tuvo su parto en casa, no inscribió al niño en el registro civil para evitar sospechas. Nadie sabía de su existencia, nisiquiera el estado. A pesar de no poder asistir a una escuela la mujer se aseguró de darle educación básica (dentro de sus límites). Lo que menos deseaba era que su niño fuese como ella.

Un día uno de los compradores habituales de "mercancía" dejó la puerta principal abierta, en un descuido el niño salió a la calle. Nunca antes había salido, siempre miraba por un pequeño espacio de su ventana a las personas circular por la calle. Encantado por la curiosidad de poder descubrir este mundo nuevo empezó a deambular por las peligrosas calles de los barrios bajos. Avanzó tanto que perdió de vista su hogar, debido a la desesperación de la situación empezó a llorar clamando por su madre.
Una señora de edad le recogió (o eso intento, puesto que su desconfianza era innata) ayudándolo a llegar a su casa.

Estaba con ropa desgastada cosida con parches para que no se viesen los agujeros, su rostro estaba sucio y al cargarlo pudo notar que estaba delgado. Con solo decir el nombre de su padre la mujer se horrorizó. Ese niño era hijo del narcotraficante más peligroso de la ciudad, el solo hecho de tenerlo en brazos podía significar perder su vida. Pero, había una recompensa en efectivo bastante grande por dar algún indicio que se cometía una ilegalidad para que la policía entrase a la casa sin necesidad de una orden.
La mujer llevó al chiquillo a la esquina de su calle, le hizo jurar que no le diría a nadie que lo ayudó a regresar a su casa. Nicolas aceptó caminando de regreso a su casa donde su madre estaba desesperada intentando encontrarlo, hasta que lo hizo.

Quizas que sería de su vida si es que no le hubiese mentido a su madre.

Una semana pasó, las sirenas de la policía sonaban por todo el barrio. Una llamada sirvió para poder entrar a aquella casa tan ansiada ¿que mejor que atrapar a la plasta más grande de la ciudad? El prestigio que se les daría a los oficiales que participarán en aquella hazaña seria incomparable a cualquier otro.
Lo unico que pudo hacer la famelica madre es esconder a su niño antes que los policías lo encontrasen. Todo se había perdido, la casa estaba siendo hallanada y lo que se encontró mínimo serian diez años de cárcel para su esposo, a su parte si es que cooperaba podría salir ese mismo día. El plan estaba armado, Nicolas debía esconderse en la alacena hasta que su madre lo llamase. Le dejó comida junto a varios libros para que el pequeño no tuviese que salir del improvisado escondite.
Lo que no tomó en cuenta es que aunque sea un niño muy obediente cualquier cosa lo asustaba, era demasiado dependiente de su madre y al no estar ella para confortarlo por los ruidos empezaría a sollozar. No era exagerado, pero si lo suficiente como para que uno de los policías (que había visto su habitación decorada como "de niño") lo encontrara. Al verlo el pequeño Nicolas entró en pánico arañando al policía e intentando alejarlo. No podían sacarlo de ahí, era un espacio muy reducido (además de oscuro) donde apenas podían meter sus manos, si lo intentaban el niño atacaba de cualquier forma. Tuvieron que traer a su madre y de una forma arcaica empezaron a agredirla logrando que el pequeño corriese a "defenderla". Apenas salió fue atrapado terminando en los brazos de un robusto policía.

La mujer siendo consiente de que probablemente no volvería a ver al niño rogó poder hablarle. Uno de los oficiales le dejó que se le acercara (aunque ella seguía esposada)._
Sus palabras fueron escuchadas por el lloroso menor.

"No llores Nikito. Mami va a volver a buscarte apenas termine este embrollo. Recuerda mi niño que siempre te amaré"

Nick esperó en la estación de policía la llegada de su madre, mientras intentaban buscar a algún familiar que se hiciese cargo el menor estuvo una semana en el recinto. Siempre quieto, esperando en una silla de diseño de crayones de color rojo en la habitación especial que tenian para estos casos.
Su madre nunca llegó, pero si apareció una pareja que nunca había visto en su vida. Una mujer de estatura baja con facciones muy parecidas a la de su madre junto a un hombre alto de aspecto serio que le daba miedo. Como un cachorro abandonado el niño desconfiaba de sus nuevos tutores.

"Soy Nana, tu tía. Tú mami me envió a buscarte. Ella me dijo que eras un niño muy inteligente ¿no? Te traje un libro para que leas"

Nicolas empezó a vivir con la pareja en otra ciudad, hasta los ocho años se le permitió recibir llamadas de su madre hasta que ella intentó llevarselo a la salida de la escuela. Ahí el fiscal le obligó a entrar a rehabilitación donde su único método de comunicación eran las cartas. Cada vez que se le permitía enviar una adjuntaba un regalo hecho por ella misma.

Luego de su graduación de primaria las cartas dejaron de llegar.

// 2022 - Esto lo escribí para un rol. Me había gustado mucho y lo dejé guardado *-*

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2023 ⏰

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