🍒 ❝ 𝐃𝐚𝐲 𝟓𝟕.𝟐 ❞ 🍒

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❝ Look at the stars, look how they shine for you

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Look at the stars, look how they shine for you. ❞

—Что? (¿Qué?)

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—Что? (¿Qué?)

—¿Pero qué chucha, weon? —Chile apartó a su hermano entre molesta y feliz por la noticia.

Rusia por su parte estaba feliz, sorprendido y a la vez molesto por la noticia. Sentía como se le hubieran contado el final de su película, como si la hubieran arruinado por completo. Le devolvió la mirada a Argentina con enojo y desaprobación. El latino notaba la llama ardiente en las pupilas del euroasiatico.

—Traicionaste a tu hermana —lo miraba desde arriba, intimidandolo—. Y si eres capaz de traicionar a tu propia sangre, no quiero ni imaginar a cuántos has traicionado por tus impulsos.

—¡No es lo que parece! —miraba a Chile con odio—. Estoy intentando ayudarte. Aléjate de esta maldita rompe hogares, no quiero ni pensar...

—Sapo culiao, por si no lo sabes...

—¡Deja de ocultarlo! —una lagrima traicionera resbaló por su mejilla, seguida por otras más—. Ya basta de mentiras, deja de ocultar lo que todo el mundo ve a leguas. Te gusta Alemania. ¿Qué digo? No te gusta, ¡lo amas! No tienes ni idea de lo mucho que nos ha costado construir la relación que llevamos. Y no voy a dejar que por culpa tuya me llegues a arrebatar lo único que me hace feliz.

Se escuchaban los sutiles sollozos de Argentina. Rusia procesaba toda la información, confundido. Los acentos y modismos de ambos hermanos le hacían creer que hablaban diferentes lenguas. Traducía todo en su cabeza, pero era más difícil de lo que pensaba. Sobre todo teniendo en cuenta que el español no era su idioma más fuerte.

—¿Por qué siempre te empeñas en destruir todo lo que más amo, Chile? ¿Por qué demonios te comportas como una zorra? —escupió las palabras como si de veneno se tratase.

El silencio inundó la habitación. Los ojos de Chile se llenaron de lágrimas, arrepentimiento y enojo porque su propio hermano pensara así de ella. Rusia movió sus labios sin emitir sonido, traduciendo esa última palabra en su propio idioma.

«Сука» pensó.

—Arge, eres un completo idiota —Chile empujó al argentino saliendo de la habitación, con lágrimas en sus ojos.

Argentina se quedó en silencio, sollozando suavemente. Rusia permaneció estático sin saber exactamente qué debía hacer, o que sentir. Había estado tan sumido en sus pensamientos y embriagandose en lo que México le hacía sentir que jamás de percató de la situación que estaban viviendo los sudamericanos y su mejor amigo.

—What the fuck was that? (¿Qué carajos fue eso?) —Argentina sorbió su nariz, observando nuevamente a Rusia.

—Lo siento, che —secó sus lágrimas rapidamente—. Realmente no quería arruinarte nada, lo lamento.

Acto seguido, salió de la habitación apresuradamente. La mente del ruso daba vueltas, nada tenía sentido para él en ese momento. Se daba cuenta de algo ahora, odiaba traducir peleas. Se prometió a si mismo comenzar a hablar más el español.

—Y ya eres mi persona favorita~Cada minuto a tu lado es genial~

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Y ya eres mi persona favorita~
Cada minuto a tu lado es genial~

Una melodiosa voz dominaba en la cocina, cantando. Olía muy bien, una gran olla descansaba sobre la estufa con un rico pozole para desayunar. ¿Raro? Tal vez, no importa. México estaba picando algunos chiles que le pondría al caldo. Quizás a los otros no les agradará ese alimento, pero era su venganza por haberla visto solo como un objeto hace algunos ayeres. Rusia ingresaba a la cocina con una carta entre sus manos temblorosas. Era un discurso que tenía preparado.

Y aunque no siempre lo ando diciendo~
Es buen momento de decirte que te quiero, te quiero~
Te quieroooo~
Y siempre así será~

Rusia le dedicaba el sonrojo en sus mejillas y la sonrisa boba en su rostro a su amada mexicana. Eran más que obvias las intenciones del euroasiatico en aquel momento. México camino hacia la despensa, cantando, sin notar la presencia de Rusia en la habitación. Giró sobre sus talones tirando la taza de porcelana que traía entre sus manos, la cual se rompió al instante.

—¡Hijo de tu soviética madre! ¡Has ruido! —dijo asustada.

—Are you good? You didn't hurt yourself?  (¿Estás bien? ¿No te lastimaste?) —tomó sus manos entre las suyas.

—No me vuelvas a asustar así —se sonrojó ligeramente, notó el papel en la mano de Rusia—. ¿Qué es eso?

—N-Nothing! (¡N-Nada!) —lo escondió detrás de su espalda.

—Oh, no. Ahora me vas a enseñar.

México comenzó a correr en círculos alrededor de Rusia intentando arrebatarselo de las manos, mientras el más alto hacia hasta lo imposible por evitar que ella viera el contenido del papel. Si lo leía no sabía cómo reaccionaria. Se burlaría, se sorprendería e incluso podría dejar de hablarle.

La mexicana se lanzó sobre Rusia provocando que este cayera. Comenzó a hacerle cosquillas moviendo sus manos velozmente para alcanzar la carta.

—Хахахаха. Нет... Нет! (Jajajaja. No... ¡No!) —dijo mientras sujetaba a México de las caderas intentando apartarla.

—¿Me vas a enseñar? —preguntó con una sonrisa traviesa.

La puerta de la cocina de abrió justo en el momento en que México pronunció esas palabras, dejando ver a España esa escena comprometedora. Su hija encima de Rusia mientras esté la tomaba de la cintura. El europeo cerro la puerta de la cocina perturbado. Los otros dos se miraron a los ojos unos segundos para estallar en carcajadas.

—Ay, Rusky —suspiró mientras secaba sus lágrimas.

—Мексика... (México...) —te amo, debo decirte algo, casate conmigo, larguemonos de aquí juntos. ¡Dilo, maldita sea, es tu oportunidad!

—¿Qué pasa, Rusia?

—I-I... (Y-Yo...) —se quedó callado. Suspiró—. No, just forget it. It isn't important (No, sólo olvídalo. No es importante)

—Bueno, ya habrá tiempo para contarme —sonrió—. Pero primero...

Las cosquillas volvieron, la cocina se inundó de risas. Esa habría sido una excelente oportunidad para Rusia, más no era el momento ni el lugar adecuado. Además, él quería que fuera algo especial e inolvidable para ella.

Apocalipsis [ʀᴜsᴍᴇx] 𝚁𝚎𝚖𝚊𝚔𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora