Capítulo 10

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Fourth se volvió para mirar a través de los escaparates. Efectivamente, había cuatro hombres fuera, que parecían listos para luchar sobre la acera, y miraban hacia dentro. Aunque para ser honesta, a él no le parecían demonios. Eran altos, delgados, y bastante guapos. Vestían chaquetas de cuero y vaqueros, usaban gafas de sol para proteger sus ojos y no aparentaban más de veinticinco o treinta años.

—Tal vez sean clientes.

Liza bufó.

—¿Para una tienda de muñecas? Sí, acabo de verlos ahora... cogeré la muñeca bebé rosa con volantes.

Le tocó el hombro a Fourth.

—No, cariño. No son clientes. Son demonios, y están siendo repelidos por la sal que utilizo para mantener a los canallas fuera de mi tienda.

Dejó salir un largo suspiro antes de moverse a su mostrador. Se colocó las gafas, y luego sacó una pequeña arma que parecía una ballesta calibrada de mano.

—¿Sabes cómo utilizar esto? —Le preguntó a Gemini.

—Absolutamente.

—Bien. Devuélveme el amuleto para guardarlo en un lugar seguro.

Se obligó sin decir otra palabra.

Liza se lo colocó en el cuello.

—Ahora, espera aquí un segundo. Hay algo más que puedes utilizar.

Fourth se quedó perplejo. Sabía que Liza era una Escudera y un poco extraña, pero estaba viendo un lado completamente nuevo de la diminuta mujer. Liza era intrépida.

Un segundo después, Liza volvió con un sable de oro.

—Éste es fácil de usar. La punta final entra en su cuerpo.

—Gracias —dijo él secamente—, odiaría llegar a confundirme.

—Sí, lo harías, dulzura. Ahora, ve a patear algunos traseros de demonio.

Fourth arqueó una ceja.

—Sabes, la comisaría está a sólo un par de bloques hacia abajo. ¿No es peligroso? ¿Qué pasa si ven la pelea?

Gemini bufó.

—No vivirían lo suficiente para llamarlos.

Fourth se horrorizó por su tono seco.

—No puedes matarlos, Gemini.

—No tendré que hacerlo. Los demonios lo harán por mí. Ahora, si te acercas un poco a la puerta, tengo una pelea que llevar a cabo.

Fourth lo siguió a la entrada y contuvo la respiración cuando él salió a la calle para enfrentarlos.

El demonio más alto se adelantó. Su cabello castaño estaba adornado con puntas que culminaban en tono rubio. Tenía una barba de chivo y ojos azul cristalino. Vestía un par de vaqueros y una chaqueta marrón de cuero; parecía apenas otro tipo en la calle para cualquier observador ocasional. Al igual que los otros tres. Como el alto, eran guapos y vestían del mismo modo como cualquiera que vieras en público. Esto le hizo bajar un escalofrío por su espina dorsal al darse cuenta de que podían existir sin hacerse notar en absoluto. ¿Cuántas veces se habría sentado al lado de un demonio sin saberlo?

Gemini barrio al grupo con una mirada que dejó claro que no los consideraba una gran amenaza. Si solamente Fourth pudiera estar tan seguro.

—Kaiaphas —saludó él, lo sorprendió el hecho de que el alto fuera su hermano. Wow, sin la piel hirviente, el demonio estaba muy bien—. Veo que finalmente hiciste algunos amigos. Debes haber aprendido a utilizar por fin un cepillo de dientes. Sabes, es ese arriba y abajo, de aquí para allá que confunde a las personas... o a los demonios.

14 GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora