Al despertar te sentías cansada y algo desorientada, el techo blanquecino te hizo mirar a los costados, lo primero que viste fue a tus abuelos quienes te sonrían dulcemente y eso hizo que los recuerdos de la batalla anterior regresaran a ti haciendo que te sentaras bruscamente en la cama, tus abuelos te vieron con preocupación al ver como gruesas lágrimas caían por tus ojos.
–Cariño, ¿te duele algo? ¿Quieres que llame a Recovery?–negaste.
Bajaste la mirada, no podías verlos a los ojos, te sentías frustrada, ansiosa y asustada, sentías que debías haber dado más para enorgullecerlos, y temías que el resultado de tu batalla los haya decepcionado.
–Lo siento–dijiste en un susurro desconcertando a tus abuelos–Lo siento mucho.
—Linda, ¿por qué te disculpas? No hiciste nada malo—tu abuelo acarició tu cabeza mientras tu abuela limpiaba tus lágrimas.
–Cariño, todo está bien, lo hiciste excelente–hablo tu abuela sabiendo que esa eran las palabras que necesitabas–Peleaste con todo y diste lo mejor de ti, estamos orgullosos de ti mi cielo.
Aquellas palabras te hicieron llorar aún más y solo abrazaste a ambos, ellos solo sonreían y acariciaban tu espalda y cabello en un intento de clamar tu llanto. Al estar más relajada pudiste tener una conversación más relajada con ambos, ellos te mencionaban que nunca dudaron de ti y que estaban felices de lo fuerte que te habías vuelto, luego de unos minutos entró Shota y junto a él Hitoshi, podías sentir la tensión entre ellos y eso te desconcertó, intestaste preguntar que ocurría, pero una mano en tu hombro y la entrada de Recovery Gril a la habitación te lo impidió.
–Bueno, puedo ver que estas mejor–dijo mientras retiraba el otoscopio de mi oído–Tus roturas de tímpanos no parecen haber tenido gran represalia por lo que veo, además de ya estar curadas. Tienes una sanación increíble–me sonrió y le devolví la sonrisa.
Luego chequeo mis moretones y dijo que todo estaba en orden y que podía seguir compitiendo, pero que por las dudas me daría unos tapones para los oídos para evitar que el ruido excesivo que pudiera volver a romper mis tímpanos.
–Ya puedes volver a las gradas si quieres, recuerda que aun te queda un enfrentamiento por el tercer lugar, no te fuerces mucho–dijo para luego darme un caramelo.
Le agradecí y salí de la enfermería para encontrarme con mis abuelos, Shota e Hitoshi, estos últimos se fulminaban con la mirada.
–Muy bien ustedes dos–les llame la atención, ambos me miraron–¿Qué rayos les pasa? ¿Por qué se ven de aquella forma?
—No sé de qué hablas—dijo Hitoshi desviando su mirada.
–Si claro y yo le gané a Bakugo–rodé los ojos y crucé mis brazos.
Suspire al ver que ninguno de los dos iba a hablar, comencé a caminar junto a mis abuelos, si aquellos dos no querían decirme que tenían no los presionaría, sé que Shota e Hitashi me contaran en su momento.
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