UNO

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Marco, pasando sus primeras vacaciones allí, no tenía fé de encontrar amigos pero al hacer un contacto visual con un chico que no superaba el metro sesenta y cinco, moreno, un cabello negro puro y ondulado, vestido con pantalones anchos y camiseta apretada con un estampado de letras, se olvidó lo que tenía en mente perdiéndose en su mirada.

Él, solo salió a respirar el caliente aire de la ciudad tras discutir con su madre por culpa de su hermano, enfadado y olvidado de sus pensamientos quería subir y hablar con ese chico o al menos darle la bienvenida, solo quería volver a escuchar su voz pero ya era tarde, sus pensamientos le consumían.

Caminando en mitad de la calle, perdido, paró en una tienda que vendía dulces, tenía hambre, salió sin apenas comer. Compró varias cosas una de ellas era una pequeña tarta de chocolate, era lo único que le subía los ánimos después de lo de su hermano.

Al llegar a casa, todo era silencio.
Su madre Catalina le habla con voz suave— ¿A donde fuiste, me tenías preocupada?

–Nada solo quería comprar algo y que me dé el aire, me sentía algo mareado.

Henry se entromete en la conversación—¿Viste el niño que subió con la vecina de arriba?, está que flipas y no hablo de amistad.

–Si, es lindo pero solo me gustaría ser su amigo, soy hetero Henry, el único homosexual de la familia eres tú.

Responde Catalina algo preocupada por si causan otra pelea—Si tanto hablas de el vecino Henry porque no vas y te presentas en su casa,¿No?.

–Lo haría, pero eso sin que Marco se ponga celosito eeeh.

Marco empezando a sentir algo de celos por su hermano al querer hablar con ese chico le responde pacíficamente llendo a su habitación—Haz lo que quieras, con tus pintas hasta dudo que te abran la puerta.

Cada uno vuelve a lo suyo cuando Marco se le ocurre salir al balcón y se da cuenta que el mismo balcón de arriba se escucha  una voz hablando de algo, según el describía era algo aguda pero a la misma vez grave, creía que estaba en llamada y que iba a salir en un rato.
 
Marco se le ocurrió en salir y así a la vez coincidir con él y saludarle pidiéndole su número para poder tener contacto con él.

¡Mamá voy a salir, en nada vuelvo!—grita Marco en la puerta.

No tardes, en nada vamos a comer y no pienso esperarte—Responde Catalina en el mismo tono que su hijo.

Él está deseando encontrárselo al mismo tiempo que baja las escaleras, de repente escucha unos pasos fuertes, sin pensarlo dos veces abre la puerta y ahí está, tal como lo planeado pero esta vez con unos cascos grises.

Marco bajando las escaleras detrás del chico, piensa que no le hace caso y deja perder la oportunidad.

S1x-eyes don't lieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora