Los meses posteriores al comienzo de la operación fueron tumultuosos pero lentos, el trabajo en la oficina parecía no tener fin y en el fondo la mujer ansiaba un poco de acción, en sus peores momentos temía que esto fuera como un iceberg, un indicio de algo más grande y que haría que la violencia acabara por consumirla. El aspecto positivo es que su compañero, Javier, a pesar de dar una primera impresión cuestionable y tener una fama cuanto menos controvertida en el cuerpo, resultaba ser bastante competente, su trato hacia ella era bueno y Alicia quería creer que construyeron en ese tiempo algo muy parecido a la amistad.
Con el transcurso de las semanas, llegó el momento que esperaba, se incorporaron al edificio una serie de agentes nuevos del extranjero que pretendían ser los refuerzos para empezar con el trabajo de campo. Uno de ellos, Jeremy, un americano de aspecto peculiar, pelirrojo y con modales suaves mostró interés de inmediato por ella, pero en ese momento lo último que deseaba era involucrarse así con alguien, lo cual dejó claro desde el principio y el hombre pareció entenderlo aunque sin duda era un chico simpático y amable y conectaron enseguida.
Un informante que consiguió acercarse lo máximo posible al cartel logró, de alguna forma, colocar los micrófonos necesarios en un punto caliente de venta de la mercancía, lo cual significaba que esto era lo más cerca que habían estado de detener a las figuras principales que sembraban el terror en el país. Alicia se sentía eufórica y estaba deseando compartirlo con Peña, pero este se mostró cada vez más distante, dando respuestas en forma de monosílabos y alejándose para estar en privado cuando la mujer interactuaba con sus otros compañeros.
Ella pensó que era mejor que él conservara su espacio, Javier era un hombre complicado, además al fin y al cabo habían pasado meses en los que no podían alejarse unos de otros, sin ni siquiera tener tiempo para regresar a casa y ducharse algunas noches, eso y el estrés de la naturaleza misma del trabajo podría acabar con cualquiera, hasta con los mejores.
El mismo día en que estaba planeada la operación, horas antes de salir a la calle, decidieron celebrarlo en la oficina, alguien trajo algunas botellas con alcohol y comida más o menos decente de la zona para el almuerzo, la gente reía ante una victoria inminente e incluso se incluyó música. Alicia mentiría si dijera que no se sentía de la misma forma.
Lo primero que se le ocurrió fue llamar a Peña para informar de la noticia, pero no lograba saber donde estaba y no cogía el teléfono de su despacho, así que bajó al sótano donde se encontraban los expedientes y ahí lo vislumbró, mirando el interior de una carpeta con la mandíbula apretada, su cabello se había vuelto demasiado largo y casi tapaba sus grandes ojos marrones, que en ese momento estaban llenos de preocupación, "por supuesto", pensó, "no podría dejarse estar ni un solo día, o por una hora". Aún él no había percibido su presencia y se acercó, pero notó como alguien le tocaba el hombro. En seguida llamó su atención una cabellera rojiza y lisa.
"¡Ali! Por fin te encuentro, ¿Qué haces en este sitio tan apartado y polvoriento, cariño? Vuelve arriba, la comida se enfría"
El hombre parecía llevar un par de copas de más por lo que sus pecosas mejillas estaban sonrojadas y portaba una sonrisa coqueta. La mujer se quedó pensativa, no quería dejar a su compañero ahí, pero tampoco parecía interesado en celebrar, ni en nada, realmente. Así que se volvió hacia Jeremy dándole una sonrisa forzada y subieron juntos a la oficina. Seguro Peña se uniría a ellos más tarde.
.........................................................................
Javier se enderezó, frotándose con fuerza los ojos, el timbre de la puerta de su apartamento ahora parecía estar interviniendo su cerebro como en una lobotomía. Miró su reloj de pulsera, eran poco más de la 1 de la mañana y se había quedado dormitando en el sofá, de nuevo, solo, como parecía hacerlo todo en las últimas semanas, tampoco era como si quisiera analizar la verdadera razón por la que no buscó compañía femenina en tanto tiempo. A que imbécil se le ocurrió que era buena idea molestar a esa hora.
Tomó su camisa que había descartado en el suelo y se dirigió a la puerta con el ceño fruncido, lo que encontró fue lo último que pensaba. Se trataba de Alicia, pero sus ojos estaban rojos e hinchados como nunca recordaba haber visto, la voz apenas podía encontrar su camino por la garganta de la chica. La expresión de Peña se suavizó de forma automática.
-Hey, hey, cariño, cálmate, ¿qué ha pasado?
La mujer siguió sollozando pero los sonidos se volvieron más claros.
-No cogías el teléfono, están muertos, Javier, todos ellos, se ha terminado.
Esas palabras se sintieron como una patada en el estómago, él se quedó parado en la entrada con la respiración entrecortada.
ESTÁS LEYENDO
Flores Secas.
FanficLa vida de Alicia no había resultado fácil, ni siquiera al principio, pero ahora tiene un objetivo claro, lo que no esperaba es todo lo que sucedería después...