HIS SLAVE | JINX - ABO (+18)

» tres.

A la mañana siguiente, Joo Jaekhyung ya no estaba tan loco como la noche anterior. Cuando despertó, descubrió que su cara estaba estampada contra la nuca del beta, y sus brazos se aferraban al hombre que había chupado su agujero, aprisionándolo contra la cama durante toda la velada, abriendo sus piernas salvajemente y llenándole una y otra vez, hasta que su estómago se abultara, tal como una mujer embarazada.

Jaekhyung se sintió desconcertado, sin embargo, sintió una extraña tranquilidad al estar así con el beta. Dan no tenía ningún aroma específico porque no era ni omega ni alfa, pero su propio olor corporal era adictivo para el boxeador. Como una especie de droga tranquilizante que podría consumir hasta tener una sobredosis.

Hacía un buen tiempo que el alfa disfrutaba dormir así, de esta manera. Solía tener sexo muy seguido con el beta, por lo que se había acostumbrado a esto, y no le desagradaba en absoluto. Desde que se acurrucaba de esta manera, dormía por completo, como si el insomnio ya no fuera parte de su rutina.

Kim Dan era una cosa extraña en su mundo. Antes, no sabía de su existencia en lo más mínimo, y solo era un agujero en donde podría meterla a cambio de dinero, a sus ojos, era una prostituta sin valor que no dudaba en acostarse con hombres a cambio de dinero.

Pero pronto se dio cuenta que no era así. Dan nunca le pedía nada a cambio, nunca se aprovechaba de su fortuna. Jamás le había robado nada, y por más que lo tratara como el objeto más despreciable del mundo, era como si al beta no le importara.

Podía torturarlo de las peores formas, pero seguía cocinandole, seguía preocupándose por su salud, buscando siempre algún método que pudiera distraer al alfa y ayudarlo.

Dan era fisioterapeuta, sin embargo, lo había descubierto investigando sobre la nutrición de los deportistas, por más que no fuera un dietista, no le correspondía indagar en otras áreas de la medicina.

Sin embargo, lo hacía. A pesar de todo, seguía estando a su lado.

Para Joo Jaekhyung, Dan era un gran estabilizante, así como la persona que le ponía los nervios y el estrés de punta.

Solo era un simple beta. No tenía nada que resaltara, nada que valiera la pena. No tenía ningún aroma, tampoco podía concebir. Simplemente, era un humano común y corriente con una vida miserable. Solo tenía una cara bonita y su gordo trasero para ofrecer, no era muy distinto de los chicos que se llevaba a su cama que encontraba en los bares o clubs.

Pero, a pesar de todo, pensaba que Dan era un especimen muy raro. No le gustaba que se la metan por detrás repentinamente, solía quejarse y lloriquear cuando cogían. Era muy aburrido en el sexo, no tenía ningún tipo de atrevimiento. A pesar de que siempre lo tenía en su cama, era como besar una escarcha, tan rígido que Joo Jaekhyung solo sentía más ganas de destruir la estatua de hielo y derretirlo con su calor.

Con el tiempo, Dan comenzó a ser más expresivo que antes, pero para el alfa, no era suficiente. Era como si siempre quisiera más, mucho más. Nunca le había pasado una cosa así, siempre solía ser muy deseado por los omegas y betas de su entorno, incluso por alfas, nunca tuvo que preocuparse por la atención.

Hasta ahora.

Solo quería poseer por completo al beta, que se rindiera ante él. Era como un tira y afloja, en algún punto, siempre querrías tirar la soga por completo con todas tus fuerzas, y ganar. Porque esa era su vida, siempre ganaba en cada combate, estaba en la cima. Y que un beta insignificante no cayera ante él, era como si su mundo se hubiera puesto de cabeza.

En algún momento, Dan se metió tanto en su cabeza, que ahora su cerebro estaba lleno de él. Había aprendido muchas cosas en todos los años que vivían juntos, y Jaekhyung nunca había visto nada igual. Era la primera vez que tenía a alguien así de noble y sincero en su vida. Dan no estaba allí por dinero o por que le atrayera, solo estaba ahí porque Jaekhyung lo metió en ese infierno, y ya no tenía otra opción. Lo único que podía hacer para salvar a su abuela, era venderse a este magnate.