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Si era honesta, ya comenzaba a creer que todo se trataba de una paranoia conjunta la que rodeaba a todos los estudiantes al inventarse historias entorno a los estudiantes nuevos. No era ninguna mentira que la mayoría de los chicos de allí se conocían desde que eran pequeños, de acuerdo, lo entendía; sin embargo, ella también pasó su infancia allí. Incluso, podía recordar a Tyler Crowley de sus clases de jiujitsu durante el verano cuando tenía solo siete años y que compartían por las tardes jugando juntos al menos hasta que él terminaba cansado y fastidiado de compartir sus Max Steel. Esa era la razón por la cual la traía mareada tanto ajetreo entorno a su llegada.
Durante clases, tuvo una materia junto a Angela —quien se presentó finalmente como era debido con vergüenza al no darse cuenta de que nunca lo hizo— en la cual le bastó para contarle sobre lo emocionada que estaba de tenerla allí en Forks y también le advirtió sobre los chicos que querían abordarla, pero que no lo hacían porque les asustaba su hermano.
Eso la hizo reír. Weber se mostró entusiasta por haber conseguido esa pequeña victoria y juntas, quedaron de acuerdo para verse al día siguiente si es que no podían encontrarse a la salida.
A Pólemos le causaba una resonancia extraña que alguien quisiera estar cerca de ella por su propia voluntad. Amigos no tenía, incluso cuando llegó a Forks se cuestionó si algún día iba a recibir o a enviar algún correo electrónico a sus compañeros de clase en Orlando, así que, el hecho de que Angela Weber quisiera verla le daba una sensación que ni siquiera sabría cómo describir. ¿Era alegría?
Su siguiente clase era química y con ella concluiría con ese primer día. A decir verdad, le estaba yendo mejor de lo que esperaba. A pesar de que sí le provocaban malestar los cuchicheos de los demás con un interés hacia ella y su hermano que no comprendía, su temple permanecía hasta ese momento impávido y tenía una nueva amiga.
—¿Tú familia viene de Grecia? —Curioseó amable el profesor tras darle la bienvenida, a lo que ella asintió.
—Mi abuelo —explicó con calma— mi abuela era de noruega.
—Ah vaya, vinieron de muy lejos —añadió tratando de ser simpático, pero Enyo no se inmutó. Al parecer lo que decían por allí era cierto; los mellizos Pólemos no tenían demasiado sentido del humor— toma asiento con Jasper. Que no te intimide, es muy educado —farfulló.
Enarcó una ceja. ¿Por qué habría de intimidarla?
Era el único chico que no tenía un compañero y la verdad es que lucía como que en cualquier momento iba a saltar de su asiento y le clavaría a alguien el lapicero en su mano; allí comprendió el porqué de su comentario.
Llevaba la misma expresión que en el almuerzo, lo cual la hizo cuestionarse si acaso se trataba del mismo muchacho con el que se cruzó por la mañana. Avanzó solemne por el medio de las mesas, cuestionándose cuál sería su reacción cuando la mirase y la verdad, es que no supo si fue solo con ella, pero juraba que una calidez inaudita le embargó de pies a cabeza cuando sus miradas se cruzaron.
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𝐄𝐧𝐲𝐨 || Jasper Hale
Fiksi PenggemarElla había bajado directo del Olimpo, para saciarse de su más devoto servidor. 𝐄 ₊ ૪'ރ ፧ ──────── Enyo era una destructora sin piedad alguna y Jasper Hale daba fe de ello, porque cada vez que ella le sonreía una parte de él se destruía placenterame...