04. Te voy a matar.

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ROMA

Los ojos de Hades no se despegaban del cuaderno que tenía aprisionado entre sus dedos.

Todo estaba en cámara lenta, las palomitas y la lata de soda caía con mucha lentitud y mi voz al gritar su nombre salía con un eco demoniaco, estaba jodida si seguía leyendo me catalogara como pervertida y me delataría con mi hermano.

No se con que cara lo vería, como le diría a mi hermano que escribo cosas impropias.

—No te atrevas a continuar leyendo—Advertí detenido sus ojos curiosos.

Levanto la mirada del pequeño cuaderno enarco una ceja y me miro confundido.

—¿Por qué? Si está interesante lo que escribiste aquí.

— Solo coloca el cuaderno en el suelo y camina lento hacia atrás — Digo tipo detective.

— ¿Por qué haría eso?— Divago con la mirada puesta en mí.

—Porque no es tuyo y estás invadiendo mi privacidad.

— Es solamente un cuaderno de notas ni que fuera una revista porno— Sonríe de lado con aire de burla.

Es peor que eso.

Mi rostro se torna rojo y por la luz tenaz dudo que lo note, suspire hondo al darme cuenta de que no me entregara el cuaderno por las buenas y me acerqué a él e hice un intento de arrebatarle el cuaderno de las manos, pero fue un intento fallido, ya que de un movimiento rápido lo paso a su otra mano y la alzo lejos de mi alcance.

Su mirada baja a mi altura y nuestros ojos se conectaron una sonrisa socarrona se desliza por sus labios la cual correspondí para acto seguido darle el pisotón más fuerte que nunca he dado en mi vida.

Hades cae a suelo vuelto bolita sin soltar aún el cuaderno que aprisiona con más fuerza en su pecho mientras con una de sus manos libres acariciaba su pie.

—¿Por qué tienes tanta fuerza en los pies?—Interrogo con un gruñido adolorido.

— No lo sé talvez eres demasiado frágil para ser hombre—Le sonreí desde arriba y me fui acercando a él.

Me baje a su altura y trate de quitarle el cuaderno de las manos el cual cada vez más presionaba ya cansada lo jale con fuerza y el sonido del cartón al quebrarse me paralizo y el agarre de parte de Hades se aflojó.

Hades me mira asustado y mi mirada estaba fija en él, cerré los ojos y contuve la respiración para después murmurar.

—Te voy a matar.

Él me lanza a un lado soltando el cuaderno y sale corriendo de la sala yo sin demorar mucho me coloco de pie y lo persigo escaleras arriba hasta llegar a su habitación la cual cerró con seguro.

—Hades abre esa maldita puerta—Pronuncio tocando con fuerza la madera.

—No quiero terminar como mi tío, quiero tener muchos hijos—Grita del otro lado de la puerta.

—Si no la abres en este instante la derribaré — Informó con firmeza para después golpear con más fuerza dándole a entender que no estaba jugando.

—Es tu culpa tú me lo intentabas quitar —Dijo en su defensa. —Ahora no me culpes.

—Ok  no abras yo entraré por mi cuenta — Verbalizó dándome vuelta.

Bajo a la segunda planta corriendo y entro a la cocina busco por todas los gabinetes hasta dar con lo que buscaba un martillo, subo las escaleras devueltas ya frente a su puerta intento pegarle a la madera, pero esta se abre y una mano toma mi muñeca y me adentra a la habitación cierra la puerta y estampa mi cuerpo contra la puerta en un movimiento torpe intentó lanzar un golpe con el martillo hacia atrás, pero aprisiona mi mano y me inmoviliza.

—Ibas a romper la puerta— Exclama sorprendido.

—¿Qué crees?—Afirmo con pudor.

Se acerca a mi oído y susurra.

—Estas loca, ¿eres una sicópatas o algo por el estilo?.

—Si se amerita en veces soy hasta una asesina.

—Sabía que eras loca, pero no sabía hasta que grado.

—Sabía que eras un idiota, pero eso será historia cuando te rompa la nariz — Sonrió.

—No creo que seas capaz— Me reta aflojando su agarre en mi muñeca.

Me da vuelta quedando frente a él y se acerca a mi rostro.

—Eres solo una niña rebelde, y que no se te olvide lo que me hiciste anoche ¿sabes lo peligroso que es ese lugar?—Comenta sin borrar la sonrisa de su rostro.

Levanto la mano dispuesta a cumplir el reto y partirle la nariz cuando de un movimiento rápido que no vi venir me toma la mano y la encarcela contra la pared por segunda vez, intento con la otra y hace lo mismo dejándome inmóvil otra vez.

—No eres tan ruda ahora— Ríe burlón

—¿Eso piensas?.

Levanto mi rodilla y de un movimiento rápidamente le doy en su bolsa de regalos haciendo que me suelte y que su cuerpo se doble mientras el sujetaba su entrepierna.

—Eso no lo viste venir ¿cierto? —Ahora soy yo la que se burla de él.

Lo lanzo lejos de mí cayendo este de golpe al costado de su cama mientras jadeaba y exclama.

—Eres una cabrá.

—Ya no te quedan más estupideces que decir— Expreso negando—Sueña con abejitas.

Me doy a la fuga y salgo de su habitación bajó a la segunda planta y recuperó mi joya herida.

Aunque solo fue la parte de afuera no se puede descartar la posibilidad de que en cualquier momento se termine rompiendo y adiós inspiraciones.

El sonido de la puerta de la entrada llega a mí y segundos después la figura de mi hermano entra a la sala.

—Hola—Le saludo.

—¿Qué haces?—Pregunta llegando a mi costado.

—Estaba a punto de ver una película.

Mira al suelo y me mira a mí.

—Se te ha echado a perder lo más importante—Niega mirando las palomitas en el suelo.

—Eso lo limpiaré ahora no te alarmes, y cuando termine prepararé para ambos — Cito.

—Yo preparo las palomitas y tú limpia este desastre.

Asiento y él sale corriendo a la cocina. Como puedo recojo una por una las palomitas esparcidas en el suelo. Al terminar llega Chris con las palomitas y unas sondas tomamos asiento y comenzamos a ver una película cualquiera.

—¿Hades no está en casa?— Pregunta llevándose un puño de palomitas a la boca.

—No, se no lo he visto—Le respondo lo más natural posible.

Después responderle no volvió a preguntar, Hades no salió de su habitación y mi hermano y yo continuamos viendo la película cuyo nombre desconozco.

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El, Mí perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora