III

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Este lo miraba en un estado de shock. Para él, Dazai era la única persona con quien podía ser él mismo. Las tardes en las recreativas eran tan entretenidas que le distraían de su rol como matón. Y verle en ese estado, simplemente no sabía cómo reaccionar. Quería ayudarle, brindarle alivio para su tortura, pero los demás espectadores a su alrededor impedían ese sentimiento reprimido de socorrerlo.

Se mordió el labio inferior con impotencia, recordando las veces que se arrepintió por no haber actuado a tiempo. No quería que volviera a pasar, no quería volver a sentir una puñalada en el corazón por no haberlo socorrido a tiempo. Necesitaba socorrer a quien más le importaba, a él.

Sin pensarlo demasiado, se abalanzó hasta el chico, quién aún gritaba con desesperación y desgarre en su voz. Lo agarró de la muñeca con descuido, apretando con fuerza para no soltarle nunca. Hasta que salió corriendo junto con él, abriéndose paso en esa multitud como podía, huyendo hasta en un lugar que conocía. Pues sabía que si eran buscado, este sería el último sitio en mirar.

Apenas llegaron, Dazai se volvió a caer de rodillas contra el suelo, esta vez, enfrente de Chuuya. Saber ahora que él era el único expectante de esto lo ponía aún más ansioso. Su latido era tan frenético y rápido que se podía escuchar en medio de ese silencio, mientras su respiración jadeante era sonora, pues su ataque de ansiedad iba en aumento conforme pasaban los segundos. Chuuya se encontraba aun en estado de shock, buscando a su alrededor metodos para aliviarlo, el minimo para calmar su ataque de ansiedad, que iba en aumento por cada segundo que malgastaba, el tiempo era oro.

Ya en desesperacion y por actuar, se acerco hasta su altura, arrodillandose de rodillas hasta que sus brazos pasaron por la espalda tensa y encorbada de Dazai, envolviendolo en un abrazo en donde cubria la mayor parte de él. Queria mantenerlo cerca, queria hacerle saber que ahora mismo estaba a salvo, aun cuando apenas (por no decir nunca) ha mostrado el minimo tacto hacia algun ser vivo, mas que por él. A Dazai se le parecio demasiado extraño, pero sus movimientos y estremecimientos angustiosos junto a su respiracion cada vez mas debil impidieron que pensara en una razon logica para esa muestra de preocupación y afecto.

Hasta este punto, Chuuya no sabia que palabras escoger para que su ataque se fuera desvaneciendo, limitandose a permanecer en ese abrazo, casi como si lo estuviera sosteniendo de no caerse aun estando sentados. Aun sin palabras, el endeble cuerpo de Dazai iba dejando salir la tension acumulada, junto a un estado mas estable de su respiracion. Lentamente y sin preguntar, rodeo con sus brazos cicatrizados a Chuuya, de forma suave y casi sin fuerzas, era la primera vez que recibia un abrazo asi, al menos de sus recuerdos.

Ambos se quedaron en silencio, con un ambiente si bien tranquilo, algo inquietante por saber cual de los dos iba a romper la tension silenciosa o el abrazo, pero Chuuya temía hasta de moverse un milimetro, y Dazai queria permanecer en ese acercamiento hasta Dios sabria cuando. Dazai, sin orevio aviso, reforzó un poco mas su abrazo, atrayendo al pelirojo hacia el para juntos caer sobre el cesped recien cortado, quedando Chuuya esta vez sobre él. Aun asi, ningun sonido o palabra salio del pelirrojo, ya sea de sorpresa o de alguna queja típica de él. Simplemente permanecieron ahi en silencio, pues lo unico sonoro que los acompañara eran el son del viento chocar y remover las hojas secas del arbol que les brindaba sombra.

—... Gracias— Susurró con serenidad el vendado, casi de forma afectuosa como si nada hubiera ocurrido, finalizando con severos minutos de ambos acurrucados sobre si mismos.

Heridas - Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora