|Capítulo 7: Despedida|

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Los primeros Guardianes dijeron que el Ha es el hilo dorado que conecta todas las almas en los Ecos del Tiempo, el puente entre lo efímero y lo eterno

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Los primeros Guardianes dijeron que el Ha es el hilo dorado que conecta todas las almas en los Ecos del Tiempo, el puente entre lo efímero y lo eterno. No se equivocaron. Tuvieron razón.

Región Vikeesh, tierras de Kihoi

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Región Vikeesh, tierras de Kihoi.

Arribado el quinto amanecer de Biyar, una jornada significativa para los Aisures, el corazón de Virav latió desenfrenado. No se perdería La Ceremonia Conmemorativa en Maa.

Con autorización de su progenitor, preparó su bolsa de viaje; sus prioridades eran claras. Si bien aún no despuntaba el alba, él no quería esperar más. Sin dilación, se dirigió hacia la estación.

El trayecto se tornó una sucesión de paisajes borrosos, mientras repasaba una y otra vez las palabras que anhelaba pronunciar cuando se encontrara con Makai. Cada detalle de su elección sobre estudiar en Kihoi y el sueño vivido en las últimas fechas. Asimismo, el calor de los sentimientos que se intensificaban por Aroha invadía su ser cuando se encontraban cerca. Cada encuentro, cada mirada furtiva, era un torbellino de sensaciones que le robaba el aliento.

La luz del sol se filtraba con timidez a través de la ventana cuando el Artefacto Especial se detuvo en su destino.

Con el corazón desbocado, Virav contempló a los nativos vestidos con ropas fúnebres, inmersos en lamentos desgarradores. Esa visión le nubló los sentidos, dejándole un amargo sabor en la boca.

La Gran Nación Saoge se sumía en el luto.

La triste melodía del sagrado réquiem se elevaba en un coro de voces quebradas. Cada nota musical parecía desgarrarle el pecho a Virav, recordándole la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. El dolor y la pérdida se materializaban en aquellos sonidos.

«¡Por los ancestros, que no se trate del señor Jeir!»

Sus fuerzas amenazaron con desfallecer, una punzada aguda ejerció presión en su pecho. Sin embargo, y sin perder un segundo más, se registró en la entrada principal y se dirigió deprisa hacia la edificación gubernamental.

|Una memoria perdida|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora