ERELIM: EL LOTO Y EL COLIBRÍ

1.-EL PLANETA DE LOS MIL MUNDOS

Como muchos de los humanos del planeta Gaia saben, hay un lugar donde residen todas las especies y ese lugar se llama Supramundo o "Planeta de los Mil Mundos". Un lugar majestuoso con climas diversos, acorde al ecosistema de cada raza. Las áreas urbanas eran de diferente arquitectura acoplada armoniosamente en base a sus culturas de procedencia.

Pero hablaremos de Nuevo Imperio Selenio, hermana de Nueva Selenia Capital, donde la historia inicia. De perfecta arquitectura, cultura y tecnología. Todo ahí era una utopía y...

-¡Nezha! -gritan varios vendedores de frutas tratando en vano en alcanzarlo.

Corriendo a toda velocidad con sus ruedas de viento y fuego, el joven príncipe de la familia Li, Nezha, se aleja con una cantidad enorme de comida entre sus manos. Aunque no tenía necesidad de robarlo, la emoción por hacerlo valía mucho más; sobre todo: hacer cabrear a los ciudadanos por sus fechorías.

Sin nadie que le pudiera hacer competencia, sale de la ciudad hasta alejarse a las altas montañas. Se sube a la copa de un árbol que se hallaba en la más elevada para devorar su botín. Ahora el panorama había cambiado, aquella adrenalina por la aventura había terminado; el selenita se hallaba con gran pesadumbre, no importaba la cantidad de travesuras y robos, al final el resultado era el mismo: siempre estaba solo, sin nadie que le hiciera compañía o que su presencia fuera del agrado de alguien.

Ni siquiera pudo entablar una conversación con Loki: ambos se despreciaron al mismo tiempo.

Mira la ciudad flotante con nostalgia, realmente quería tener tan siquiera un poco de compañía para soportar la soledad y un escape al tormento de las terribles reprimendas que le otorgaba su padre.

Una gota cae a la tierra y este agacha la cabeza mientras los mechones de cabello cubren su rostro, solo sobresale una dolorosa sonrisa.

- ¿A quién quieres engañar? Nadie querría ser tu amigo, ni mucho menos ser tu pareja. Mi carácter sólo me ha causado problemas, en mi anterior vida y en esta. -se limpia el rostro debido a que las lágrimas lo habían bañado incontrolablemente- mejor resígnate a tu patética vida como una máquina asesina o ya de plano, actuar como todos esos aburridos inmortales que ya vas para ese camino. -abraza sus piernas con tristeza- quisiera... tener un amigo de verdad en mi vida.

Fija su mirada hacia un mar de nubes que cubren el sol de mediodía y en medio de esa penumbra donde no era azotado por el sol, abre su corazón y reza por primera vez.

-Gran Tsukuyomi, padre supremo de los Selenitas; sé que tú me escuchas y jamás me has hecho menos, ni por mi apariencia ni por mi personalidad. Por favor, dame una compañía verdadera, no importa de dónde sea o como sea; estaré feliz tan siquiera con tener a alguien a mi lado.

Flotando en las propias nubes, el regente supremo de los dioses selenitas, Tsukuyomi, uno de los tantos nombres que obtenía el primordial Sandalfón, escuchó aquella petición y se sorprendió.

-Vaya, es la primera vez que aquel muchacho me pide algo, por lo general suele ignorar mis preguntas. -se acuesta en la nube sumamente asombrado, creyó que había tomado suficiente Sake- hm... sí que se siente muy triste, siendo franco la vida no ha sido justa con él; a pesar de su valor ante las adversidades, las armas que posee y de los títulos que manifiesta, sigue siendo un niño...un niño travieso y solitario. -piensa que puede hacer para ayudarle- quizás si tiene a alguien, puede que se minimice su feo carácter. Aun no olvido que me arrojara el pan de frijol en esa fiesta.

Motivado, se levanta y comienza a hacer movimientos entre las nubes hasta hacer como una especie de espejo y con ella, busca algo en el cosmos.

-A pesar de todo es un buen muchacho y jamás me ha pedido nada, así cumpliré su deseo. Tendrá compañía, una amistad y quizás...ah... -medita unos instantes y ve que en la imagen en las nubes refleja a alguien con tales cualidades y lanza una risita divertida- un inmenso amor apasionado que va a trascender milenios. -toca la imagen haciendo una onda como agua para luego dar un aplauso- ¡A ver si esto es de tu talla niño volador!