13.- SORPRESAS

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- ¡Maldita sea! -patea el agua con frustración.

-Sé que deseaba ir con su primo, pero tiene que entender que...

- ¿Qué soy un riesgo potencial si pongo un pie tan siquiera en el palacio real de mi tío solo porque mi padre y el emperador son unos estúpidos paranoicos? Que ¿Creen que los voy a traicionar? -camina de un lado a otro tratando de calmarse- ¿Tan abominable es mi naturaleza para que desconfíen de mí? Sé que lo que le quise hacer a mi padre estuvo mal, pero entiendan ¿No le dolería hasta el alma que tu progenitor te viera como una piedra en el zapato porque no eras lo que esperaba y destruyera todo lo que tú representabas?

-Los padres tienden a idealizar a sus hijos, a veces; con metas inalcanzables.

-Una cosa es idealizar y despreciar a tu hijo maestro Tang. -arguye Nezha con cólera- mi padre siempre me ha visto como un problema desde mi nacimiento. La verdad es que nuestra relación nunca fue buena y es obvia; se vio claramente cuando me abandonó en Selenia. Si me interceptó en Tertus era porque el emperador estaba en aprietos contra los Gargulianos y necesitaba de mis habilidades, no porque estaba preocupado de mi bienestar.

Deja de caminar en círculos.

-Y ahora, me degrada de rango por temor a una guerra en la que saben que no ganarían; al menos trate de enmendar esa fricción ¿Pero a qué costo?

- ¿Y a qué costo fue? -increpa el monje con intriga.

-Ah... -se sonroja ya que lo había dicho sin pensar- pues...

No terminaría de responder ya que se queda mudo ante lo que ve detrás del monje. Este le extraña esa actitud, sutilmente se gira en dirección a donde contempla y lo que ve lo deja mucho más confundido: sentado apaciblemente en la pared que rodea la casa, se hallaba una especie de animal extraño. Su cuerpo mediano y esbelto, con una cola prensil y brazos largos, su mayor particularidad es que era de un intenso color negro.

-Atrás de mi maestro. -reacciona Nezha con ferocidad- puede que sea un demonio.

-No lo creo. -argumenta el monje con tranquilidad- ¿No es obvio lo que es? Es un mono.

- ¿Un mono? -increpa atónito.

-Sí, llevo tiempo viviendo en la aldea de Wukong, es claro que es un mono. Si no, contémplelo bien.

El Selenio observa con detenimiento y es verdad; es un mono.

-Pero... no se parece a ninguno de los que viven aquí.

-En eso tiene razón maestro. -admite con sinceridad mientras se aproxima al animal- no es como los demás. Me pregunto ¿De dónde es? -se aclara la garganta para hablar- buenas tardes hermano mono, dígame ¿A qué se debe su visita?

El primate se mantiene en silencio, cosa que inquieta a los dos.

- ¿Cree que le entienda? -increpa Nezha con escepticismo.

-No lo sé maestro Nezha, pero espero que... -se calla abruptamente.

El extraño mono saca una caja y estira su mano en dirección al Selenio.

- ¿Qué? ¿Para mí? -se señala a sí mismo.

Por fin el mono hace una gesticulación propia de su especie mientras agita el regalo. Nezha con algo de dudas, toma el obsequio. Al mirarlo detenidamente, ve que tienen adornos propios que el Aztlanteano poseía y entonces lo comprende: era el mencionado emisario que le había dicho a Wukong.

ERELIM: EL LOTO Y EL COLIBRÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora