El viento empezó a levantarse, empezó a nublarse el cielo y Diana le lanzó una de sus flechas a Elis muy cerca de la cabeza, rozandole uno de sus mechones pelirrojo. Elis se levanto de golpe, pidió una explicacion del por qué de este comportamiento, entonces Diana empezo a gritar, el veinto era muy fuerte, se levantaron truenos y relampagos muy fuertes y una lluvia que parecía el fin del mundo. Elis supo por la cara de Diana que aquello era por aquel chico y que las malditas ninfas se lo habían contado. Ella sabia que eran traidoras, pero no tanto. Después de tantos gritos de Diana, Diana le dio dos opciones, estar toda su vida en aquel templo si salir o marcharse para siempre y no volver a verla nunca más. Claramente Elis, lo que quería era vivir libre, no quería ser como Diana, estar atada toda su vida a unos principios que no podía aguantar, pero tampoco quería estar lejos de ellas, pues la quería mucho.
Elis cogió su bolsa con toda su ropa, su arco y la flor de la que dependía su vida. Diana tirada en el suelo al ver que Elis decidía la segunda opción se puso a llorar, en ese momento se dio cuenta de lo que había hecho. Se arrepentía, pero las palabras de una diosa no se pueden borrar, pues se quedan como las marcas del fuego. Elis al ver que tenia todo lo que necesitaba se agacho y la dio un beso en la frente a Diana.
Elis bajo lentamente las escaleras del templo con la peque esperanza de Diana la dijese que la perdonaba aunque eso nunca pudiera ser. Elis se adentro en el bosque sin rumbo ninguno pues no sabia muy bien a donde ir, pero una cosa que tenia muy clara era que no quería volver a ver a esas ninfas. Entonces se dio cuenta de que cada vez que iba a cazar encontraba una pequeña cabaña en la que vivía una anciana, decidió ir rumbo a la cabaña, puesto que no tenia nada que perder ya.
Cuando llego llamo a la puerta, la anciana abrió con una sonrisa y sin decirla nada la cogió de la mano y la metió dentro de la cabaña y la sentó cerca de la chimenea.
La anciana tenia un largo pelo blanco le llegaba por la cintura y lo llevaba recogido en una trenza, por el volumen de aquella trenza debía de tener mucho pelo y muy rizado. Tenia unos ojos color miel, piel morena rosada y no era muy alta. Llevaba puesto una especie de túnica roja y monton de color negro, iba descalza, pero su mano era bastante cálida.
Elis sin decir ni una sola palabra la anciana le ofreció un cazo de sopa de verduras y un trozo de salmón con especias de todo tipo. Cuando Elis termino la comida dio las gracias y se dispuso a preguntar por el nombre de aquella anciana cuando ella le contesto que era poco usual tener a una semidiosa y semiflor. Elis al ver que aquella mujer ya sabia todo de ella, le pregunto que si podía quedar a vivir en aquella casa hasta que encontrará un sitio en el que establecerse, que iría a cazar todos los días, prepararía la comida y ayudaría con las cosas de la casa. La anciana no dudo en decir que si.
Elis saco la flor, le puso encima la nube de aguas termales y el rayo al lado para que estuviese bien la flor. La anciana le pidió a Elis que si podía cuidar de aquella flor, que ella había trabajado en los jardines del senado y que mientras ella trabaja allí las rosas nunca morían. Elis la miro con un sonrisa y la explico que su vida dependía de aquella flor. La anciana la miro y la dijo que aquella flor seria eterna si la cuidaba ella, en ese momento se gano la confianza de Elis.
Cuando se fueron a dormir ambas, por fin Elis se decidió a preguntarle por su nombre. La anciana se acomodo en aquella pequeña cama mirando fijamente a los ojos de Elis y prosiguió con la historia de su vida.
Se llamaba Mar, vivía en un pueblo del este, pero tuvo que marcharse, como no por amor. Conoció a un centurión mientras estaban en época de entrenamiento. El hombre fue herido en uno de los entrenamiento y Mar tuvo que curarle. Me contaba como era la herida entre risas y con cara de dolor y asco, era muy expresiva con la cara. Prosiguió contándome como fue su primer roce, su primer beso y así hasta llegar a las cosas mas intimas. Llegaba el invierno, y el ejercito tenia que marchar para cuidar de las ciudades. Él le pidió a Mar que se marchara con ella, y ella no pudo decir que no, puesto que le amaba con locura. Me contaba que harían todo lo posible uno por el otro. De repente su cara cambio, le caían lagrimas de los ojos, no pudo evitar levantarse corriendo y darla un abrazo. Ella siguió contándo como le perdió para siempre en una batalla. En ese momento ella abrazó a Elis y la dio un beso en la frente y me dijo que amar es duro y doloroso, pero es imposible no poder amar, quien no ama, no tiene corazón. En ese momento no pudo evitar acordarse de Diana, no puedo evitar pensar si Diana no tenia corazón, puesto que ella no podía amar o no quería.
Elis se metió en la cama, se acurruco y lo ultimo en quien pensó fue en aquel muchacho de aquella casa.