Hotch ha convocado una reunión por teléfono, y el equipo le espera a él y a Rossi en la Mesa Redonda. Mientras tanto, todos los demás han hecho sus paradas en la máquina de café, Spencer incluido. Se estaba tomando su segunda taza (la primera era de su apartamento), pero no necesitaba que el equipo lo supiera. Aunque no era tan romántico como esperaba, su trasnoche merecía los bostezos extra y la visión borrosa. También prefería que el equipo no lo supiera. "¿Qué te tiene tan cansado, chico?"
Demasiado tarde.
Morgan juguetea con un bolígrafo entre los dedos. Mientras pregunta, su ceja se arquea; está listo para una respuesta. Su pregunta atrae las miradas de todos hacia él.
"Nada", dice Spencer.
"¿Nada?" Sabe que no es eso. El pacto de no perfilarse básicamente terminó antes de empezar.
"Porque esta es la tercera vez en las últimas dos semanas que vienes aquí bostezando como cada diez segundos".
"No es nada. Tal vez necesito más café".
García asoma la cabeza desde detrás de su portátil. "Nunca tomas más de una taza de café en la oficina a menos que realmente lo necesites". Ella sigue tecleando mientras le mira. "Ni siquiera lo sugieres. Hasta ahora". Spencer deja de teclear y ve que se da cuenta en sus ojos. Sabe que no puede detener la marea. "¿Cómo se llama?"
"No es un tío". Spencer sorbe su café, los gránulos de azúcar resbalan por su lengua mientras traga.
"Entonces es una chica". Prentiss interviene con una sonrisa burlona.
Spencer se frota la frente con la mano.
"¡Lo es!" García suelta un chillido. "Vale, ¿cómo se llama?". Sus uñas magenta están fuera como un gato que expone sus garras, y Spencer sabe que está preparada para iniciar una comprobación de antecedentes gratuita.
"No nos lo va a decir", dice Prentiss.
"¿Y su trabajo? ¿A qué se dedica?"
Maestra de guardería. "Eso tampoco lo digo", responde Spencer.
"Bueno, ¿ha pasado algo entre vosotros dos?". Morgan vuelve a intervenir.
Sólo abrazos de hola y adiós.
"Chicos", llama J.J. Está de pie junto al proyector, con el mando en la mano. "Es asunto de Spence. Nos lo dirá cuando quiera. ¿Vale?" Usa su voz de madre, y a Spencer no le sorprendería que las siguientes palabras que salieran de su boca fueran: "Si vuelvo a oír una palabra sobre esto, estáis todos castigados". Es reconfortante, aunque él sabía que ella le cubriría las espaldas.
Los suspiros de decepción y protesta alrededor de la mesa no fueron sutiles, pero fueron lo más parecido a un "de acuerdo" verbal que estaba recibiendo. J.J. lo acepta de todos modos y finalmente toma asiento. García se inclina y pregunta por Hotch y Rossi, probablemente en relación con dónde podrían estar. Spencer se pregunta lo mismo; para que puedan empezar.
