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El sol se sumergía en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos dorados y rosados mientras Kiyoko y Kakashi se encontraban en lo alto de una colina en Konoha. Vestida con su característico atuendo de ninja, la túnica azul ondeando suavemente en la brisa, Kiyoko observaba el paisaje con admiración mientras Kakashi, a su lado, lo hacía con serenidad.

-- Kiyoko, ¿te gustaría entrenar un poco más conmigo después? -- preguntó Kakashi, esbozando una sonrisa tras el perpetuo libro naranja cubriendo la mitad de su rostro.

Ella asintió emocionada, agradecida por la oportunidad de seguir perfeccionando sus habilidades bajo la tutela del legendario ninja. -- ¡Claro, Kakashi-sensei! Estaré lista cuando tú lo estés.

Mientras tanto, Naruto y Sakura se adentraban en una animada conversación sobre técnicas de combate, intercambiando risas y bromas entre ellos.

Los días pasaron, y Kiyoko continuó con sus estudios en la academia U.A. Su presencia se había convertido en un referente para muchos estudiantes, y su habilidad para combinar las técnicas ninja de su mundo con el estilo heroico del mundo de los héroes dejaba a todos impresionados.

Un día, mientras caminaba por los pasillos de la academia, Ochaco Uraraka, una de sus mejores amigas en U.A., la llamó desde una clase. Kiyoko se apresuró a reunirse con ella, y ambas se abrazaron con entusiasmo.

-- ¡Kiyoko! Tanto tiempo sin verte. ¿Cómo has estado? -- preguntó Ochaco, con una cálida sonrisa en el rostro.

Kiyoko respondió, su voz llena de cariño -- Genial, Ochaco. Aquí en Konoha todo está en calma, y los entrenamientos van bien.

Mientras conversaban, la campana anunciando el inicio de la siguiente clase sonó, y ambas se dirigieron hacia el aula juntas, compartiendo risas y anécdotas en el camino.

En otra parte de la academia, Shikamaru y Izuku Midoriya se encontraban inmersos en una animada discusión sobre estrategias de combate. Shikamaru, con su característica pereza, explicaba con calma sus teorías mientras Izuku asentía con entusiasmo, tomando notas para mejorar sus propias habilidades.

-- Creo que tu Quirk y mis técnicas de sombras podrían complementarse muy bien en un combate, Izuku -- mencionó Shikamaru, rascándose la cabeza -- Podríamos probarlo en el próximo entrenamiento.

Izuku asintió emocionado -- ¡Sí, sería genial! Tus estrategias son impresionantes, Shikamaru-senpai, y si trabajamos juntos, seguro que podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente.

Mientras tanto, en Konoha, Kakashi y All Might se encontraban entrenando juntos. All Might, con su imponente figura, observaba con atención los movimientos ágiles de Kakashi, mientras éste utilizaba su Sharingan para anticipar y contrarrestar los ataques del símbolo de la paz.

-- Eres un adversario formidable, Kakashi -- admitió All Might, sonriendo -- Es un honor tener la oportunidad de entrenar contigo y aprender de las técnicas de Konoha.

Kakashi asintió -- La sensación es mutua, All Might. Eres una leyenda en el mundo de los héroes, y tus habilidades son impresionantes. Trabajar juntos solo puede beneficiarnos a ambos.

Los entrenamientos y las interacciones entre los personajes continuaron a lo largo de los días, fortaleciendo los lazos entre los mundos y enriqueciendo la experiencia de todos. Kiyoko seguía siendo el nexo que unía a ambos universos, y su presencia se había convertido en una fuente inagotable de inspiración y sabiduría.

Una ninja en Boku no Hero AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora