Capítulo 1: Una amistad floreciente

260 21 2
                                    

Nos remontamos en el Reino Champiñón, lugar en donde la aventura acechaba en cada esquina, aquí podemos encontrar al dúo de fontaneros Mario y Luigi, quienes a lo largo de los años forjaron una vida llena de camaradería y valentía. Desde los primeros días de su juventud, los hermanos descubrieron su pasión compartida por explorar lo desconocido, enfrentar los desafíos y, en última instancia, salvar el día.

Al crecer en una pequeña casa en las afueras del reino, Mario y Luigi parecían inseparables. Pasaban sus días jugando, soñando con aventuras emocionantes y perfeccionando sus habilidades saltando obstáculos y recolectando habilidades que les brindaban diferentes objetos en el reino. Ambos eran los confidentes y los mayores apoyos del otro. A medida que los dos hermanos se aventuraron más hacia la edad adulta, su vínculo se profundizó y evolucionó hacia una conexión que superó el amor fraternal ordinario. Un vinculo tácito pareció unir sus corazones, sin dejar lugar para secretos o incertidumbres. Fue durante un anochecer sereno, mientras estaba sentado en lo alto de una colina en forma de hongo con vista al Reino Champiñón, que los sentimientos de Mario comenzaron a derivar hacia un territorio desconocido.

La risa de Luigi resonó en el aire, mezclándose armoniosamente con el susurro de las hojas. La puesta de sol pintó el cielo con tonos rojos y dorados, proyectando un cálido resplandor en los rostros de los hermanos. Mario vio irradiar la sonrisa de Luigi, como si el mismo sol hubiera elegido residir en el alma de su hermano. Esa vista, tan simple pero profundamente cautivadora, provocó un anhelo desconocido dentro de Mario. Sin que Luigi lo supiera, Mario se volvió dolorosamente consciente de estas nuevas emociones que se agitaban dentro de él. Anhelaba algo más que la camaradería que compartían; anhelaba una conexión más profunda, una que tuviera el potencial para el amor. Pero con estos deseos desconocidos vino una oscuridad que a Mario le costó comprender.

El enamoramiento de Mario comenzó inocentemente, con miradas furtivas que se prolongaron un poco más de lo necesario. Se encontraría estudiando las facciones de Luigi, hipnotizado por la simetría de su rostro, la suave curva de su sonrisa y el brillo en sus profundos ojos verdes. Era como si Luigi se hubiera convertido en una fuerza magnética, ejerciendo una atracción irresistible sobre el corazón de Mario. Sin embargo, la simple alegría que una vez llenó su vínculo ahora adquirió un trasfondo siniestro. El deseo de Mario por la atención total de Luigi se volvió insaciable. Quería ser el único que importaba, el único destinatario del afecto de Luigi. Las semillas de la posesividad encontraron terreno fértil en el corazón de Mario, echando raíces lentamente y distorsionando su amor en algo más oscuro.

Un amor distorsionado: la obsesión posesiva de MarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora