Categoría: +18 Resumen: la biblioteca de la facultad es muy solitaria y oscura por las noches, Damiano le saca provecho a eso.
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Tenía libretas, papeles y libros sobre la mesa, la tapizaban entera. Yo estaba inmersa en el capítulo de la lectura que sería el examen, tanto, que no había notado que todos a mi alrededor habían comenzado a irse. Me di cuenta hasta que el ruido de una silla arrastrándose a lo lejos me distrajo e hizo que levantara la mirada, giré hacia los lados y noté que ya estaba sola. Miré a la ventana y había oscurecido, aunque seguramente aún no cerrarían la biblioteca, pero nadie disfrutaba quedarse hasta tan tarde y yo no quería precisamente quedarme por mi cuenta en aquel lugar solitario y frío.
Suspiré frustrada aún sin sentirme completamente lista para la prueba de mañana. Miré todo mi desastre en la mesa y tardé en agarrar las fuerzas y el ánimo para levantarme y comenzar a clasificar las cosas para así poder guardarlas.
De pronto sentí una presencia detrás mío y giré el torso asustada, por mi cabeza sólo pasaba la imagen de un fantasma levitando al fondo del pasillo conformado de estanterías de libros. Aunque estaba completamente equivocada, en su lugar se encontraba Damiano, mirándome sin decir nada y eso fue suficientemente extraño para mí, aunque habló probablemente cuando notó que yo no estaba precisamente feliz de tenerlo a mis espaldas de la forma más rara posible.
"¿Estabas estudiando?" Asentí también volteando a mirar mis cosas, y luego a él. Era bastante obvio pero la conversación tenía que empezar por algún lado.
"No terminé, pero continuaré en mi dormitorio, no me gusta este lugar por la noche, aquí tiene que haber fantasmas." Él rió burlón y a mí no me dio mucha gracia.
"No me digas que te da miedo eso." Arqueé una ceja porque no estaba para jueguitos de niños.
"Estoy segura que te lo acabo de confirmar."
"La más lista y racional de la clase le tiene miedo a los fantasmas."
"Por lo menos a los de esta biblioteca que parece una morgue, sí." El lugar siempre estaba frío y por las noches ciertos puntos como el final de los pasillos, se tornaban oscuros por las luces escasas y los techos altos.
"El único fantasma que hay aquí es el de una cucaracha que maté el otro día." Arrugué la nariz y decidí seguir acomodando mis cosas, con eso no pretendía ignorarlo pero no quería hablar de cucarachas aplastadas. "Te lo juro, puedo mostrarte dónde fue, creo que siguen las antenas allí."
"No, Damiano. Ya. Por favor." Lo miré unos segundos, estaba a nada de molestarme de verdad. Seguí con lo mío, comenzaba a guardar las cosas en mi bolso.
"Bien, está bien." No sonaba muy contento pero no me importó, amaba hacerse el gracioso cuando no era ni siquiera mi amigo en realidad. "Pero sí te puedo demostrar que no hay fantasmas en la biblioteca."
