02.

983 143 9
                                    

— No puedes ocultarte por mucho tiempo, Beom —Soobin dijo con una media sonrisa y dándole de los dulces que había llevado esa mañana.

Beomgyu tomó los dulces, abriéndolos y dejándolos en su mano para luego llevarlos a su boca.

— Sí puedo —respondió con la boca llena, ocultando su rostro con su capucha negra y mirando por todos lados como si en cualquier momento fuera a aparecer el dueño de sus pesadillas.

Hueningkai abrió la puerta de golpe, causándole un gran susto que le había sacado un grito agudo y había hecho que lanzara sus dulces. Soobin comenzó a reírse sin poder evitarlo, observando el rostro entristecido de Beomgyu al ver sus dulces esparcidos por todo el suelo del tejado del instituto.

— ¡Maldita sea, Huening! ¡casi me hago pipí! —chilló.

Hueningkai sonrió burlón y lanzó su mochila al suelo para luego sentarse— Sigue buscándote —avisó sacando un paquete de galletas para dárselo— lamento asustarte y hacer que tiraras tus dulces.

— ¿Qué voy a hacer? tarde o temprano va a encontrarme —tomó las galletas sin rechistar y llevó una a su boca tan rápido como las había abierto.

— Sigo pensando que deberías sólo decirle que fue una apuesta —Soobin tomó una galleta.

Hueningkai asintió de acuerdo— Creo que lo va a entender.

— ... ¿Y si quiere golpearme? —abrió mucho los ojos con miedo al imaginarse un escenario donde Choi Yeonjun golpeaba su rostro y le decía con palabras duras todo el asco que le daba.

— No va a golpe–

— De hecho, creo que sí —interrumpió Hueningkai— se ve muy molesto, yo que tú me preparo para una buena paliza.

— Ya Hueningkai, no lo atormentes —Soobin lanzó pedacitos de galleta al rostro burlón de su novio quien le sacó la lengua— no lo oigas, dice pura babosada.

— ... ¿Y s-si tiene ra-razón? —murmuró temeroso, mirándolo con ojos acuosos— ¿y si quiere golpearme, Soobin?

— Que no va a gol–

Fue interrumpido por el sonido oxidado de las bisagras de la puerta siendo abierta, alertando a los tres chicos de inmediato. Beomgyu sintió su corazón comenzar a latir dentro de su pecho al reconocer aquella cabellera marrón que se asomaba curiosa e inconscientemente apretó las galletas de sus manos al ver aquellos ojos enfocarse en él.

— Creo que tu hora ha llegado —murmuró Hueningkai levantándose y sacudiéndose el polvo, mirándolo con una mueca dolorosa.

— Hola... — Yeonjun entró, mirándolos con ojos curiosos— ¿puedo hablar con él? —le apuntó, haciéndole dar un pequeño brinco asustadizo— a solas...

por una apuesta ★ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora