08.

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— Esta paleta —sacó el pequeño dulce de los bolsillos de su sudadera, sonriéndole como un niño, a lo que Yeonjun frunció el ceño. 

— ¿Es en serio?

Beomgyu se encogió de hombros— Es lo único que tengo ahora.

— Como sea —Yeonjun le quitó la paleta guardándola en sus propios bolsillos antes de inclinarse y tocar sus labios nuevamente.

Beomgyu separó un poco sus labios logrando acomodar los ajenos a la perfección, mientras Yeonjun comenzaba a moverse con lentitud, sosteniendo su rostro y halándolo levemente hacia él; se estremeció cuando sintió acariciar su labio inferior con ayuda de su lengua unos segundos antes de atraparlo entre sus dientes y chuparlo ligeramente, ladeando la cabeza para profundizar el beso.

Sin darse cuenta Yeonjun se había dejado caer hasta que su espalda tocó el frío techo del tejado y Beomgyu estuvo encima de él con ambos antebrazos a los costados de su cabeza, buscando sostenerse y acomodando una pierna entre las ajenas.

Se separó un poco buscando aire, pero Yeonjun apenas le dio tiempo de hacerlo cuando volvió a unir sus labios, esta vez pidiendo permiso para adentrar su lengua, el cual no se le fue negado. Las manos ajenas se enredaron en los cabellos cortos de su nuca, deslizándose después por sus hombros hasta llegar a su cintura, apretando el agarre de sus dedos entre la tela de su sudadera. Lo único que podía escuchar era los latidos alborotados de su corazón junto al húmedo sonido de sus labios moviéndose y los suspiros que de vez en cuando escapaban de ambos; Yeonjun tomó fuerza para hacerle girar quedando él sobre su regazo, separándose unos instantes donde le dejó observar sus ojos brillantesy labios rojizos levemente hinchados.

Justo cuando volvió a besarle de pronto la puerta se abrió dándole el paso a las risueñas risas de su mejor amigo combinadas con los sonidos extraños que supuso hacia su novio, haciéndoles separarse de golpe; Hueningkai les miraba con ojos abiertos desmesurados y las mejillas rojas por la vergüenza al encontrarlos en aquella posición comprometedora, mientras Soobin —todavía sin darse cuenta—rodeó su cintura por detrás, comenzando a besar su cuello, eso hasta que sintió los codazos que su pequeño novio le daba y entonces se dio cuenta de la situación.

 —Eh. —sin saber qué decir, Hueningkai apuntó la puerta, sintiéndose realmente cohibido—n-nosotros... adiós —Soobin les observó con las cejas alzadas, sonriendo sugerente a Beomgyu mientras Hueningkai intentaba llevárselo.

Sin decir más, se dejó arrastrar sin dejar de mirarlos de aquella manera hasta que finalmente los dejaron solos. Beomgyu soltó un profundo suspiro cansado mirando a Yeonjun, quien seguía sobre su cuerpo. Le miró hacer una mueca incómoda, bajándose finalmente con las mejillas rojas.

— Lo siento..

— Está bien... yo.. tengo que irme —iba a pedirle que se quedara, pero el timbre resonó por toda la institución, anunciando el final del receso— tenemos... clases...

Asintió de mala gana, mirándole dar media vuelta para salir dejándole completamente solo. Cerró sus ojos con fuerza y maldijo a sus amigos entre dientes, estando a punto de patear la bolsa vacía de frituras sino fuera porque la puerta volvió a abrirse dejando ver aquella cabellera conocida.

Yeonjun le sonrió levemente antes de acercarse a paso rápido, acunar su rostro con sus manos y volver a besar sus labios. Le sonrió nuevamente al alejarse y sujetó su mano para ambos saliry bajar las escaleras de la terraza para ir a sus clases.

Beomgyu comprobó una vez más que los besos de Choi Yeonjun eran de otro nivel.

por una apuesta ★ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora