Capítulo 8

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Desde que salí de "La Taberna" hasta que llegué a mi casa, tuve tiempo de ir reflexionando sobre mis problemas, ya que la conversación con Tylerskar me dejó tocado, aunque no quería que se me notara en absoluto mientras estaba con el grupo.

Ya en casa, me tumbé y empecé a darle vueltas a mis penas y desvaríos mentales, que, aunque leves también los tengo, y en ese preciso momento apareció nítidamente el Monstruo con mis peores pesadillas y miedos, entre ellos el que más miedo y dolor me causaba, la timidez y no ser capaz de afrontar determinados asuntos como un adulto.

Si bien estaba siendo capaz de controlarle hasta el momento, el Monstruo aprovecho un momento de debilidad en que me quedé dormido para atacar con todas sus fuerzas, trayendo a mis sueños las más aterradoras pesadillas que nadie pueda imaginar. Sin saber porqué de repente me vi en una playa de aguas cristalinas y un azul que dañaba la vista de lo hermoso que resultaba una vez que los rayos solares incidían en su superficie. Recordándome a la Cala que tan maravillosos momentos evocaban en mi memoria, pues en ella disfruté en compañía de mis amigos Àngels, Rick, Tylerskar – Joel, Rebeldía, Ilusión, Esperanza, y demás de los mejores días de mi vida. Sin preocupaciones y muchas risas. Sin embargo, el Monstruo atacó en ese recuerdo tan placentero convirtiéndolo en uno que provocaba un dolor extremo pues me hizo creer que todos ellos estaban presos y maniatados soportando insufribles torturas en una de las cuevas que rodeaban tan precioso paisaje.

Al darme cuenta de lo que estaba sucediendo, e intentando luchar contra la inacción que me provocaba mi timidez, la cual a veces puede confundirse con cobardía, me interné en la caverna, donde vislumbré, gracias al haz de luz que la linterna de mi móvil desprendía, a Àngels despertando de una especie de letargo provocado por alguna especie de droga sedante. Al aproximarme a su altura escuché cómo preguntaba con un hilo de voz por Rick, el cual había estado con ella departiendo antes de salir de La Taberna camino de La Cala.

Después de mirar a mi alrededor y ver que estaban todos igual que Àngels, comencé a experimentar algo parecido a lo que Platón describía en su mito, donde las personas que vivían dentro de las cavernas se acercaban a la luz para desviar sus miedos, siendo esta un remedo del conocimiento. En este caso, y haciendo una retrospección bastante íntima, conseguí despegarme de ese miedo que me invade cuando me enfrento a nuevas experiencias, al igual, y con mayor terror incluso, que me ocurre al conocer a nuevas personas, aunque llenen mi vida de luz, que termino presa de mis nervios. Pues esta era la pesadilla en la que me embarcó mi poderoso Monstruo personal, al hacerme creer que mis amigos estaban presos de sus garras e intentar que se apoderara de mi raciocinio mis miedos y mis nervios para conseguir Él apoderarse de mi voluntad por secula seculorum.

Mas gracias a la ayuda de una cada vez más despabilada Àngels, un todavía somnoliento Rick y la fuerza de Rebeldía, Tylerskar y todos los demás componentes del grupo de amigos de La Taberna, terminé por lograr una victoria totalmente inesperada contra el maldito Monstruo que atenazaba mis días, y los demonios que le ayudaban a controlar mi cuerpo a su voluntad.

Cuando desperté bañado en sudor y lágrimas, lo primero que hice fue llamar a mis amigos, quienes me comentaron que ellos también habían tenido, o mejor dicho sufrido, un sueño parecido al que les relaté. Aunque variando un poco el escenario, el núcleo del mismo era prácticamente idéntico. En ese momento, miré a mi alrededor, y me pellizqué porque creía que todavía estaba fantaseando, y pude comprobar que efectivamente me encontraba en un cámara bunkerizada y militarizada rodeado de mis compañeros y compañeras de viajes y aventuras, lleno de cables y monitorizado por una doctora que nos inducía a creer que volábamos por el Multiverso a través de diversos portales dimensionales donde vivíamos mil y una películas de las que salíamos airosos por la fuerza de la amistad que nos profesábamos.

Ahora, cuando han pasado varios días de este suceso, puedo confirmar que esta amistad tan férrea nos salvó a todos de caer en el abismo provocado por nuestros miedos y desesperanzas, ya que cuando uno estaba bajo de ánimos sabía que podía contar con la ayuda de los demás.

De cómo escapamos de ese recinto podría hablar durante miles de páginas, pero esa es otra historia.

Una consumación en la TabernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora