Mi Primera chamba

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Después de buscar hasta debajo de las piedras, conseguí un trabajo de limpia autos, me dirigía emocionada a mi primera chamba, sin embargo, pronto las cosas pasaban más lentas o ¿más rápidas? Me detuve solo para observar con cautela a mi alrededor, los árboles comenzaron a fallar (si es que eso era posible) era como un flash, de un momento a otro se distorsionaban, el árbol gigante volvía a ser un retoño, luego un pequeño arbusto.

Tal como llegó, se fue. Miré a mi alrededor, las personas seguían como si nada, solo lo había visto yo; traté de tranquilizarme pensando en que solo se trataba del estrés por esperar los resultados de la universidad, recién había terminado el bachillerato y ahora debía decidir por un futuro que tambaleaba, puesto que dependía de mí.

-¿Podrías darnos permiso, por favor?

Un grupo de ciclistas esperaba detrás de mí, me había detenido en medio de la ciclovía. 

-Una disculpa.

Y volví a mi camino.

 Al llegar el dueño me había explicado el funcionamiento de las aspiradoras y los productos de limpieza, solo le faltó explicarme como usar la espuma, prometió explicarmelo más tarde. Sonaba sencillo.

-¿Entendido?

-Sí, señor.

-Ese es tu primer cliente, ve.

Mientras limpiaba pensaba en todo menos en el auto; pensaba en la universidad y en que si quería un mejor futuro para mí y mi familia tenía que irme a la capital, el problema era que la estancia era carísima y aunque mis padres me fueran a apoyar en todo no quería que se desgastaran más, por otro lado el país no iba bien, habían problemas sociales, una crisis económica grave y la única herramienta que tenía para salir a delante era estudiar.

Toda la vida había estado en el mismo lugar, toda la vida llegando a la misma hora a casa, saliendo poco, estudiando mucho. No había mucho que contar de mí, en ocasiones eso me decepcionaba.

-Drach, hay algunos carros que necesitan limpieza con esto, la espuma...

No era que no me gustara mi vida, simplemente que toda mi vida había estado en mi zona segura, era la chica de notas medias a buenas, nunca me metía en problemas. Esforzarme en el colegio no había servido de nada o de muy poco, puesto que solo los primeros puestos obtenían algún tipo de ayuda, pero los demás, los que no llegábamos a la excelencia, no teníamos la misma suerte y era irónico, pues la calificación no definía tu entrada o no a una universidad, habían muchos más factores en juego y honestamente, me sentía perdida.

-¿Entendido? -prenguntó el sr. Ramirez

-Por su puesto -no había escuchado ni quinta- ¿en que autos se utiliza?

-Cuando un cliente lo pida, te llamaré.

Y así transcurrió el día. Uno que otro percance, me confundía con la salida del agua y terminé empapada, metía la aspiradora en donde no debía y me tocó buscar entre el polvo los objetos aspirados, pero nada más.

Estaba tirada en el suelo esperando el siguiente auto, intenté socializar con el chico y la chica que también trabajaban aquí, pero nuestra interacción no había pasado de una sonrisa.

Finalmente llegó el siguiente auto, me puse en pie de inmediato y lo dirigí para que se estacionara en el lugar adecuado, me llevé una sorpresa cuando el conductor bajó.

Yo lo noté primero que él a mí.

-Drach -se extrañó- ¿trabajas aquí?

No, a veces me paso a jugar.

Error 410 "Gone"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora