¿Y Ahora Qué?

¿Por qué 𝕡𝕣𝕖𝕘𝕦𝕟𝕥𝕒𝕤?

Demasiadas preguntas comenzar un libro, pero no hay nada que no se pueda contestar... Aunque sea un simple "porque sí" o un "porque lo digo yo", siguen siendo respuestas, no muy precisas, pero lo son.
En mi entorno todo son opiniones, cada una diferente; tal y como dice un gran especializado de la filosofía, cada uno construimos nuestros propios valores, todos diferentes entre unos y otros y, así construimos lo que llamamos "nuestra personalidad".
Es complicado, todo el mundo piensa que su personalidad es lo más razonable y parecido a lo justo, pero hay que tener en cuenta que aprendes de lo que vives a tu alrededor, ¡por favor, cuando eres un crío aprendes de tus padres y abuelos! ¿Quién te dice que sea lo correcto?
Esto lo decidimos cuando empezamos a razonar, si es que alguna vez empezamos. Suele ser en la adolescencia.
Sí, lo sé, cualquier adulto me mandaría a un psicólogo por decir que en la "maravillosa" época de pubertad del ser humano uno empieza a razonar.
Bueno, sería mejor si me lo dijeran mis padres en vez de un psicólogo, aunque lo comprendo. Yo soy la primera que pienso que la opinión de mis padres sobre algo no es mi prioridad, pero si me lo dice otro, un amigo o alguien desconocido que se graba un video con argumentos que "Miami se lo confirmó", quizás me lo piense dos veces, no siempre.
Claro que no estoy llamando a todos los que son influencers falsos y mentirosos, sé que hay algunos que realmente tienen estudios que lo demuestran, pero, ¿Cómo puede una IA saber qué video es basado en teorías ciertas o no? ¿Por qué un especialista tiene que estar un mundo tan inestable como el de internet? ¿Por qué varios videos en los que hablan la misma cosa con teorías completamente opuestas tiene casi el mismo número de likes y comentarios? ¿Cuál es el correcto?¿En cuál debo confiar?
Todo es confuso.

Como bien se puede apreciar, en este libro hay más preguntas que respuestas.
No por nada en especial, pero, creo que una pregunta puede resolver más dudas que una respuesta.
Tranquilos, ahora me explico.

Perdón, no me presenté. Me llamo Camino, soy lo que lees; si pensabas que diría que soy lo que ves, necesitas un psiquiatra...Hay mucha gente que necesita uno. No, no es por burlarme, de veras que hay gente que lo necesita.
Aún recuerdo cómo surgió mi curiosidad por este tema.

-Tía, el otro día fui al psicólogo-

-Ah. Y ¿Qué tal?-

Pues...Bien, supongo. -

-¿Supones?-

-Si, supongo. Aún no entiendo qué he hecho mal para tener que ir al psicólogo-

-La mente es muy compleja-

Compleja, sí, eso es, todo un laberinto de ideas influenciadas por medio de cualquier sentido que cada vez que se tropieza, colapsa. Es curioso cómo la mente puede retener sus propias dolencias en vez de quedarse con lo que sana.
Cuando eso pasa siempre existe la figura del psicólogo, ¿no?, el que te ayuda a superar un bache, otro y otro... ¡Los que hagan falta! Esta bien, siempre contaremos con ayuda. Es bueno tener a mano el socorro de cualquier depresión nerviosa, pero, ¿Por qué es tan necesaria? ¿Qué nos hace tan adictos a la desesperación como para llegar a preocuparnos tanto como nunca? No mentiría en decir que cada vez la ayuda psicológica es más necesaria.

Yo también tuve experiencia con psicólogos, fue buena, pero reconozco que la mayoría de veces no consideré necesario tener que ir... La mayoría de citas fueron por teléfono. No me lo podía tomar en serio de esa manera. Otra vez fue presencial, ya no tenía escusa, aunque, en ese momento comprendí que no todo gira en torno a la salud del paciente.

- No es eso... Bueno, también, pero lo que me pasó en el psicólogo es un poco difícil de procesar-

-No te entiendo-

-Ese día mi madre me llevó al psicólogo, pero nos pilló mucho tráfico. Llegamos tarde, aunque pude asistir a los últimos 20 minutos de la sesión. -

-¿Cuál es el problema? Todo el mundo llega tarde alguna vez-

-Lo peor vino después, no pude recuperar la sesión perdida.-

-¿Por?-

-¡No había tiempo y para encima tenía que pagar por otro ciclo si quería más sesiones!-

-Joe, que mal, ¿Pagaste?-

-¿Por veinte minutos perdidos? Ni de broma.

-El tiempo es oro. Y más cuando se trata de tu salud.-

-Más bien diría que el tiempo vale a precio a de oro.-

En este punto, yo no sabía si su respuesta era una especie de acto reflejo de su ira ante esa situación, aunque puede que también tenga razón. Y no sólo en este contexto. En muchas propuestas que defienden un futuro prometedor para las nuevas generaciones, gran parte de esos proyectos son retrasados a tiempos en los que casi se puede considerar como "tarde", incluso me atrevería a decir que no llegan a ser logrados como tal. Así que, sí, tiempo es lo más necesario en la vida. Y cada vez más en una sociedad que apunta a lo inmediato y eficaz al mismo tiempo; es interesante la propuesta ya que se intenta conseguir que en el tiempo promedio de vida de una persona sea lo más completo posible, olvidando, así, lo valioso de cada momento que se vive. Todo porque queremos ir más rápido. Y esto se puede ver reflejado en la naturaleza, vamos demasiado rápido para que nuestro entorno se adapte.