¡ cinco !

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El departamento se ilumina cuando Euijoo enciende la luz, de pie desde la puerta

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El departamento se ilumina cuando Euijoo enciende la luz, de pie desde la puerta. Se saca los zapatos, arrastra sus pies por el suelo de madera y deja en el respaldo de su único sillón, su abrigo junto a la mochila que lleva todos los días al trabajo.

Normalmente, entraría directamente a la ducha y después, iría a dormir, sin nada más de por medio a excepción de ponerse un pijama, pero esa noche, hay algo que debe de hacer antes de ducharse. En su mano Izquierda, hay un ramo de gerberas.

El joven docente se dirige a la cocina, donde busca un florero abandonado de bajo del lavabo, en un cajón lleno de sartenes y ollas. La última vez que sacó ese florero de vidrio, fue cuando su ex novio le regaló rosas de manera imprevista y Euijoo encantado con el detalle y llevado por los besos ajenos en su piel, se dejó ir en todo sentido... Pero Hanbin tenía marcas en el cuello y pecho, que Euijoo estaba seguro no haber hecho.

Esa noche el joven maestro terminó tendido sobre su cama, siendo besado y embestido por un hombre que mentía, que olía a perfume de mujer, con la mirada perdida a las rosas en la mesa que podían verse por la abertura de la puerta de su habitación.

Euijoo se seca las primeras lagrimas del rostro, nublado por el recuerdo de la última vez que usó el florero. Se levanta del suelo con el objeto en mano, toma las flores de la barra de desayuno y sale de la cocina apagando la luz a su paso.

Cuando termina de llenar el florero y rociar un poco las flores de agua, Euijoo las observa, entre abrumado de una cálida sensación y divertido por la escena del señor Wang dándole flores de disculpa.

── Yi Xiang... ──las puntas de sus dedos acarician un pétalo de la flor roja, cierra los ojos y sonríe. ──Wang Yi Xiang.


──¡Mírala Nicholas! ──Seulgi se abanica el rostro, sus ojos acuosos y una sonrisa temblorosa en sus labios

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──¡Mírala Nicholas! ──Seulgi se abanica el rostro, sus ojos acuosos y una sonrisa temblorosa en sus labios.──¡Se ve tan hermosa!

Nicho, sentado en el último penúltimo escalón de las escaleras, acomoda como puede los mechones lacios y oscuros de su pequeña, tratando de hacer un recogido lo suficientemente firme, apoyado de pasadores y gel con olor a fresa. La cabecita de Kazuha se ve ir hacia adelante y atrás cuando su papá le cepilla el cabello, de pie entre sus piernas largas.

𓄹𓈒Un novio para Papá𓄹𓈒 𝗻𝗶𝗰𝗵𝗼𝗷𝗼𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora