Asher

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-Allá, te dije que estaba allá.

-"Allá" puede ser cualquier parte, Dawson.

Soltó un gruñido. - Decidido, tienes algo con mi apellido.

-Tengo muchas cosas contigo. - respondí, divertido.

Sus ojos oscuros se agrandaron y antes de poder ver el sonrojo en sus mejillas, escuché su resoplido y vi como elevaba mi tablet hasta tapar su rostro de mi, observando el mapa en la pantalla.

-Como sea, estaba allá.

-Te pusiste roja.

-Cierra el pico.

Reí bajito y presté atención al camino. La señal que buscábamos estaba unos metros adelante, justo donde Kaia había señalado antes. En cuestión de minutos, detuve el auto justo enfrente. Ambos observamos el campo a lo lejos, notando los colores desde la distancia. Una sonrisa emocionada se asomó en sus labios y junto a mi, salió del auto.

Cientos de tulipanes extendidos  a lo largo y ancho de un campo con un precioso molino detrás. El cielo azul de esta mañana se había empezado a oscurecer un poco con unas cuantas nubes grises pero fue imposible prestarle atención cuando nos encontramos ahí, rodeados de tanto color. El aire fresco y cargado con un toque de humedad, llenó mis pulmones y me hizo sentir agradecido

Tan agradecido de estar vivo.

Se nos permitió caminar entre las flores, admirando su belleza. De la misma forma no pude evitar mirarla, rodeada de los tulipanes que tanto quería ver y aunque el paisaje era precioso, era mucho mejor con ella en él.

Unos ladridos me despistaron y volteé hacia un perro de pelaje marrón. Estaba sentado a unos metros de mi, observándome con la cabeza ladeada. Una sonrisa nació en mi rostro y ni siquiera dudé en acercarme.

-Hola. - dejé que olfateara mi mano y la acerqué hasta que me permitió tocarlo. Su pelaje era suave y parecía muy manso. - Hola, amigo. ¿Estás aquí solo? - pero él solo cerró los ojos cuando le acaricié la cabeza.

-Veo que le agradas a Wat. - dijo la voz de un hombre. Elevé la mirada y me encontré con un anciano de rostro duro y ojos amables. Vestía ropa adecuada para el campo. - Y eso que no le suelen agradar los extranjeros.

-Habla inglés. - solté sorprendido, aunque lo hacía con un acento algo extraño.

-Pues claro, muchacho, ¿Qué más estoy haciendo?

Arrugué la nariz, avergonzado de decir algo tan obvio. Sin embargo, la sonrisa de aquel desconocido no se burlaba de mí. - ¿Su nombre es Wat?

-Así es.

-Es muy lindo. ¿Qué edad tiene?

-Pronto cumplirá siete años. - el anciano se acercó. Sus botas manchadas de tierra se posaron cerca. - Viniste por esto ¿no? - señaló el campo. - ¿Qué te parece?

Me enderecé y observé el campo colorido a mi alrededor. Sonreí y le acaricié a Wat detrás de la oreja.

-No decepciona. Diría que es aún mejor que en las fotos.

El anciano sonrío orgulloso. - Aunque sea más cruda, a veces la realidad puede ser mejor que las expectativas.

Lo miré curioso. - ¿Cuál es su nombre?

-¡Cielos! Mi esposa ya me habría regañado por mis pésimos modales. Soy Fynn Visser. - me extendió la mano. Se la estreché con un apretón amistoso.

-Asher Hollow.

Fynn asintió contento y observó más allá de mi con una sonrisilla. - Tu novia parece estar disfrutando más que tú, Asher.

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