El sol se asomaba por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados. Yoonhyu se despertó con su habitual actitud indiferente, decidida a mantener su corazón protegido de cualquier sentimiento que pudiera perturbar su mundo aparentemente tranquilo. Sin embargo, no pudo evitar recordar el encuentro con Tae el día anterior.Decidió salir a dar un paseo por el parque para despejar su mente. Mientras caminaba entre los árboles y escuchaba los cantos de los pájaros, reflexionaba sobre su vida y la persistente presencia de Tae en sus pensamientos.
Mientras tanto, en un rincón del parque, Tae también disfrutaba de la tranquilidad de la mañana. Su mente estaba llena de curiosidad por la misteriosa persona que era Yoonhyu. Aunque había notado la indiferencia de ella, no podía evitar sentir una extraña conexión con su alma insondable.
Unas horas después, el destino los llevó nuevamente a cruzar sus caminos. Esta vez, en una librería local. Ambos se encontraron explorando la misma sección de libros y, al notar la coincidencia, compartieron una sonrisa cómplice.
"¿En busca de algo en particular?", preguntó Tae amablemente.
"No realmente, solo me gusta pasear por las estanterías", respondió Yoonhyu, sin dejar de examinar los títulos.
Tae asintió, respetando su espacio personal. Ambos se perdieron en la lectura, ocasionalmente intercambiando miradas fugaces.
"¿Has leído este libro?" preguntó Yoonhyu, mostrándole un ejemplar de poesía.
"Es uno de mis favoritos", respondió Tae con una sonrisa.
Yoonhyu pareció sorprendida por el interés genuino de Tae en la literatura. Mientras compartían sus opiniones sobre libros, Yoonhyu se dio cuenta de que había mucho más en Tae de lo que había imaginado.
El día continuó con una serie de encuentros casuales, como si el universo conspirara para reunirlos. Almorzaron en la misma cafetería y se encontraron nuevamente en un cine mientras elegían películas diferentes.
La noche cayó sobre la ciudad, y Yoonhyu y Tae se vieron atraídos por la luz de una feria cercana. Entre risas y juegos, se desafiaron mutuamente en los puestos de destreza. La competencia amistosa los llevó a compartir momentos llenos de diversión y complicidad.
Sin embargo, incluso en medio de la alegría compartida, Yoonhyu seguía manteniendo su indiferencia intacta. Aunque disfrutaba de la compañía de Tae, no estaba dispuesta a permitir que sus emociones tomaran el control.
La noche se desvaneció y se encontraron de vuelta en el parque donde habían coincidido esa mañana. Sentados en un banco, miraron las estrellas, inmersos en un cómodo silencio.
"Es extraño", rompió el silencio Yoonhyu, "me siento cómoda contigo, pero aún así, no quiero que te acerques demasiado".
Tae la miró con comprensión en sus ojos. "Entiendo", dijo suavemente. "Cada uno tiene su propio tiempo para abrirse".
Yoonhyu asintió, agradecida por su comprensión. Era como si Tae pudiera leer su mente sin necesidad de que ella pronunciara una sola palabra.
El reloj marcó la medianoche, y Yoonhyu y Tae decidieron poner fin a su encuentro. Aunque su día juntos había sido lleno de risas y momentos especiales, ninguno de los dos se había enamorado, ni siquiera acercado a esa idea.
Se despidieron con una sonrisa, con la certeza de que sus vidas seguirían cruzándose en algún momento. Y aunque Yoonhyu no podía negar la creciente conexión con Tae, seguía determinada a mantener su corazón cerrado, al menos por ahora.
La noche se deslizaba silenciosa sobre la ciudad, y en el acogedor apartamento de Yoonhyu, sus amigas Jennie y Mary se reunieron para una velada entre chicas. El ambiente estaba lleno de risas y confidencias, y pronto el tema de conversación se centró en relaciones y parejas.
"¿Y tú, Yoonhyu?", preguntó Jennie con una sonrisa traviesa. "¿Algún chico especial en tu vida?"
Yoonhyu se encogió de hombros con indiferencia. "Nah, no hay nadie que me llame la atención en este momento".
Mary, curiosa como siempre, intervino. "Pero seguro hay algún chico guapo o interesante que has conocido últimamente".
Yoonhyu se tomó un momento antes de responder. No podía negar que Tae había dejado una impresión en su mente, pero no estaba dispuesta a admitirlo. "Bueno, sí, hay alguien con quien me he cruzado un par de veces, pero no es gran cosa".
Jennie y Mary se miraron entre sí, sabiendo que esa actitud indiferente no era típica de Yoonhyu. "¿Quién es? Cuéntanos más", instó Jennie con curiosidad.
"No es nada importante, realmente. Se llama Tae, y hemos coincidido un par de veces en la ciudad. Es amable, pero no es como si me importara", afirmó Yoonhyu con frialdad.
Jennie y Mary intercambiaron una mirada cómplice, reconociendo la negación evidente de Yoonhyu. "¿Amable dices? Eso suena interesante", bromeó Mary.
"De verdad, no quiero que piensen que es algo importante. No es así", insistió Yoonhyu, aunque en su interior sabía que sus palabras no eran del todo honestas.
Las amigas continuaron hablando sobre sus relaciones pasadas y las experiencias que habían tenido con chicos. Yoonhyu escuchaba en silencio, sin poder evitar sentirse algo distante de la conversación. Aunque había tenido oportunidades en el pasado, siempre había mantenido una barrera que impedía que alguien se acercara demasiado.
"¿Y qué hay de tu chico, Jennie? ¿Cómo va todo con él?", preguntó Yoonhyu, cambiando de tema.
Jennie sonrió ampliamente y compartió emocionada detalles sobre su relación actual, mientras Mary también hablaba de sus propias experiencias amorosas.
Las horas pasaron volando, y la velada entre chicas llegó a su fin. Jennie y Mary se despidieron, dejando a Yoonhyu con sus pensamientos. A pesar de la aparente indiferencia que mostraba hacia Tae, no podía evitar preguntarse por qué su presencia la afectaba de manera tan sutil pero persistente.
Mientras Yoonhyu se preparaba para dormir, recordó el día que había pasado con Tae. La sonrisa amable de él, su genuina curiosidad por la literatura y las risas compartidas en la feria seguían grabadas en su memoria.
"¿Por qué me afecta tanto?", se preguntó a sí misma. "No puedo permitirme enamorarme. No de nuevo".
Aunque Yoonhyu intentaba convencerse de que podía seguir con su vida como siempre, algo en su interior sabía que las cosas habían comenzado a cambiar. La indiferencia que tanto había protegido su corazón comenzaba a resquebrajarse lentamente.
No obstante, se mantuvo firme en su determinación de no permitir que sus emociones la dominaran. Sus miedos y heridas del pasado seguían presentes, y no podía arriesgarse a ser vulnerable nuevamente.
En la tranquilidad de la noche, mientras el silencio se adueñaba de su habitación, Yoonhyu cerró los ojos y dejó que el sueño la envolviera. Sin embargo, incluso en sus sueños, no podía evitar ver la imagen de Tae, una presencia que se negaba a desaparecer.