Harry Potter and the Cutted Smile Killer

4:El payaso de la nariz puntiaguda

Harry y Ben regresaron a Hogwarts dos días después.

Harry llevaba la sudadera con capucha blanca y los jeans negros que la enfermera le había regalado. La capucha no lograba ocultar su piel blanca, pero de igual forma la llevaba puesta.

Ben estaba en una forma de ilusión, con ojos azules y sin sangre cayendo de sus cuencas. Por si acaso, llevaba el flequillo sobre los ojos.

Llegaron ambos al Gran Comedor, pero Harry les retuvo.

-Shh-dijo Harry. Se podían oír voces.

-Ha pasado más de un mes desde que Harry Potter ha desaparecido. Nadie le ha encontrado por el castillo, por el Lago, por el Bosque, ni por Hogsmeade. Así que, tristemente debemos tomarlo por muerto-dijo una voz sin pena alguna.

-Eso es mentira-gritaron dos voces.-No puede estar pasando. ¡Harrinski!

Con esta última palabra, Harry se emocionó. Los gemelos Weasleys le habían estado buscando, y fueron los únicos en encontrarle ya que fueron los únicos que de verdad querían encortarle. Sin embargo, no sabía cómo reaccionarían al ver su piel, puesto que ellos le vieron con las vendas solo.

-Lo que dicen ellos es cierto, profesor.-dijo Harry adentrándose en el Gran Comedor.

-Ha-Harry, mi muchacho, ¿Dónde estuviste?-Dijo Albus nerviosamente.

-Eso no es importante, señor. Lo que importa es que he vuelto medianamente bien, y que he traído a un nuevo integrante para Hogwarts conmigo.

Todas las miradas se posaron en Ben. Él se retorció, claramente incómodo.

-Venga aquí, joven.-dijo McGonagall a Ben.-¿Como se llama?

-Ben.

-¿Apellido?-pidió McGonagall.

-No lo sé; nunca me lo dijeron.

McGonagall trajo el Sombrero Seleccionador y se lo colocó a Ben.

-Umm...Tú tienes ambición, astucia y arrogancia. Quedarías perfecto en Slytherin.-dijo el Sombrero en el oído a Ben.

-Quiero estar con Harry. Mi deber es protegerlo-dijo Ben.

-Bueno, bueno. Un amigo leal, ¿eh? Valiente también, además de imprudente. ¿Sabes, Ben Drowned? Irás a GRIFFINDOR-dijo gritando la última palabra.

Harry se había sentado entre los gemelos, y le hizo una señal a Ben que se sentase a su lado.

-Harrinski, ¿Y tu túnica?-Dijo George.

-Oh, me la olvidé.-mintió Harry. Unas clases de control emocional (supuestamente Oclumancia) con Snape y ya sabía cómo fingir emociones.

-¿Y por qué te cubres?-preguntó Fred.

-Sí, Pottah, ¿Por qué te escondes bajo esa capucha?-Dijo Malfoy.-¿No que los Griffindor son valientes?

Ben se puso en pie, pero Harry le sentó tirándole del brazo.

Fue él el que se puso en pie y se quitó la capucha, dejando ver su blanca piel.

Muchos se sorprendieron, otros se asustaron y los demás se rieron.

-Profesora, no queremos dormir con él. ¿Y si es una enfermedad contagiosa?-Dijo Ron, intentando dañarle el orgullo a Harry haciendo que pida que le dejen quedarse.

-No te preocupes, mi no-amigo, porque yo tampoco quiero dormir contigo ni con ellos. ¿Puedo tener mi propia habitación compartida con Ben?-Dijo Harry, sorprendiendo a todos.

-Luego os explico-susurró Ben a los gemelos, que no sabían la historia completa.

-Ah, no. Ben se viene con nosotros. No dejaremos que se acerque a un anormal como tú.-dijo Neville.

-¿Anormal por qué?¿Por tener magia? Tú también la tienes. ¿Por tener este tono de piel? Un mago me echó gasolina y lejía y me metió en una hoguera. ¿Tal vez por ser leal? No te preocupes, que si eso te molesta no intentaré salvarte nunca más-dijo Harry cortante.

-Los anormales sois vosotros.-dijeron los gemelos.

-Me iré con él si quiero-dijo Ben.

-Claro, señor Potter. Tendréis una habitación para vosotros.-dijo McGonagall.

-Pero, profesora McGonagall, eso está prohibido-dijo Hermione, dispuesta a dar su clásico discurso.

-Señorita Granger, está prohibido siempre y cuando sea solo por ambición; en este caso el señor Ronald y el señor Longbottom me han demostrado que posiblemente lleven haciéndole bulling desde hace mucho tiempo, o solo desde hace poco.

-Muchas gracias, porfesora McGonagall-dijeron Ben y Harry.

Al terminar la cena, Harry, Ben y McGonagall fueron a la nueva habitación de los jóvenes. Harry transportó sus cosas a esta.

-Recuerden, señor Potter, señor Ben, que si algo ocurre pueden hablar conmigo.-dijo la profesora.

-Profesora, ¿Podría acompañarnos al Callejón Diagon? Ben no tiene ningún material para su enseñanza.-dijo Harry.

-¿Por qué no tiene sus materiales?-dijo McGonagall.

-Le encontré atrapado bajo escombros. Sus padres habían muerto, pero logré salvarle a él.-dijo Harry con vergüenza. Había sido del revés, pero daba igual.

-Oh, pobre. Os acompañaré.

La profesora se fue. Los gemelos entraron.

-Nos debéis una explicación. Hablad-dijo George.

Harry y Ben se sentaron en la cama del pelinegro.

-Hace aproximadamente un mes escuché a Ron, Ginny, Hermione, Seamus y Neville hablar a mis espadas de unos planes que tenían conmigo. Ese día fui al Lago Negro.

-Allí, en la profundidad, estaba yo. Él intento ayudarme para que no me ahogase sin saber que Ben Drowned ya se había ahogado y no podía morir de nuevo.-dijo Ben.

-Al día siguiente, cogí una tostada y fui de nuevo al lago. Encontré a una chica llena de sangre, y a Ben, y los traicioneros vinieron. Sally, la chica, se metió al bosque. La perseguí una vez se fueron. Allí un adolescente intentó atacarme y no lo hizo porque vio que no quería hacerle daño a Sally. Dumblebitch y sus secuaces incendiaron el bosque, me echaron gasolina y lejía y me empujaron al fuego.

La canción "Pop goes the Weasel" empezó a sonar, pero nadie la oía.

-Fui a salvarle y nos aparecimos en una enfermería que yo conozco. Allí, ambos quedamos desmayados. Y ya conocéis el resto.

-Esa historia es triste.-dijo una voz desconocida para los magos.

Miraron de donde provenía el sonido. Acostado en el suelo y con las manos en las mejillas, estaba un pasado en blanco y negro con una nariz en forma de cono.

-¡Laughing Jack!¡Te dije que no podías hacer eso!-dijo Ben.

-Tranquilo, no les voy a hacer nada.-dijo Jack.

-¿Cómo que no nos va a hacer nada?¿Qué hacéis normalmente?-dijo Fred, asustado de la nueva presencia.

Ben miró a Harry. Él también tenía esa duda, pero por no incomodar nunca preguntó.

-No tienes que responder si eso te incomoda. Ninguno de los dos.

-No, te debo la explicación. Aunque probablemente haya venido para nada.-dijo Ben.

-Nosotros somos...