Bin llegó a casa después de la medianoche, exhausto. Estar con sus amigos era cansado, comer durante toda la noche hasta que sentían que iban a explotar, ponerse a cantar de la nada y siempre reír y reír. Estar con ellos era lo que le hacía sentir que todavía tenía vida, en una rutina llena de trabajo, y Zhang Hao.
Zhang Hao era lo que más lo agotaba.
El no saber qué estaba pasando con su compromiso y el por qué se estaba cayendo a pedazos, el no saber por qué su prometido era como era y hacía lo que hacía.
Decidió no seguir pensando en la situación, ya que terminaría poniéndose triste de nuevo. En un intento de distraerse, lo primero que hizo fué sacar su celular del bolsillo, en busca de algo entretenido. Lo primero que vió al oprimir el botón de encendido fué una notificación de mensaje. Rara vez le llegaban mensajes en esa aplicación exceptuando el grupo de amigos, y aún más extraño le parecía que fuera de un número desconocido. Pensó que tal vez podría ser de un socio, pero cuando distinguió su nombre en el mensaje, no pudo evitar reflejar la confusión en su rostro.
—El mensaje de hace rato... —recordó para sí mismo, abriendo el mensaje.
"Hanbin, ¿Podemos hablar?" Se leía en la pantalla. Un socio no escribiría un mensaje como ese.
"Disculpa, no sé quién eres." Fué lo que atinó a responder.
Casi de inmediato, el extraño devolvió una respuesta, aumentando más la curiosidad del pelinegro. Era otro mensaje, y en él estaba escrito el nombre que menos había querido escuchar en los últimos años.
"Soy Matthew. Necesito verte, acabo de regresar a Corea. Ven al hotel que está frente a tu casa a las 2:00. Es una emergencia."
Lanzó el teléfono a su lado con una sensación extraña en el pecho. Había una parte de él que le decía que debía ir, pero, sabía que no podía hacerlo.
Nada bueno saldría de reencontrarse con su ex.
Su pierna comenzó a hacer movimientos involuntarios contra el suelo, dirigió su mano a su boca, mordiendo ligeramente sus uñas en un intento de calmar las mil emociones que se estaban apoderando de su cuerpo. Incluso sus manos habían comenzado a sudar a causa del nerviosismo y por su cabeza también pasaban mil ideas por segundo.
Zhang Hao todavía no llegaba y lo más probable era que no durmiera allí esa noche, era casi la 1:00AM y había estado en casa por la tarde, así que era imposible que llegara a casa ese día.Llevó sus manos a su cara, removiéndolas con desesperación y no tardó mucho en comenzar a desvestirse para darse una ducha que refrescara un poco sus ideas. Era tarde, Zhang Hao no llegaba y su ex acababa de textearle. Era lo más raro que le había pasado en semanas, y tantas cosas pasando en su vida no le permitían tener una mente tranquila.
Dejó que el agua fluyera por su piel, tardó unos cuantos minutos bajo la regadera sin hacer nada, hasta que decidió apurarse para poder irse a dormir en un intento de dejar de pensar.
Daba vueltas en la cama, intentando dormir, sin éxito. La cama era fría, él tenía frío y su cabello aún estaba mojado. El vacío de su prometido en la cama ya era una costumbre para él. Sin embargo, necesitaba sentir el cálido bultito a su lado para estar completo, pero por más que le rogara a Zhang que se quedara a dormir en casa al menos dos veces a la semana, el mayor sólo le daba negativas con la excusa de que era más difícil moverse a los distintos lados de la ciudad si se quedaba en casa.Zhang Hao era el diseñador de interiores mejor pagado del país. Su buen gusto y elegancia le habían permitido cumplir su sueño de ejercer su profesión. Al castaño le encantaba experimentar con colores, accesorios y arreglos, dando siempre como resultado final acogedoras estancias que a sus clientes terminaban encantándoles. Incluso había aparecido en distintos programas de televisión y tenía el suyo propio, y Hanbin no podía estar más orgulloso de él.
Estaba orgulloso aunque cada vez que dejaba algo desarreglado, Hao le querría reventar los jarrones en la cabeza.
Sonrió ante el recuerdo. Aún habían bastantes ideas en su cabeza, así que tomó su teléfono para enviarle un mensaje. Cuando encendió el celular, lo primero que se encontró, fué el mensaje abierto de su ex novio. En su rostro volvió a aparecer una mueca, mordió el interior de su mejilla.
Era una emergencia.
En el mensaje decía que era una emergencia, pero, ¿Cuál podría ser la emergencia?
Sung se encontraba acomodando su cubrebocas y la gorra negra que cubría casi todo su cabello. No planeaba estar frente a un hotel a punto de ver a su ex, ni siquiera podía creer que había obedecido a su estúpido mensaje, incluso cuando podía ser una trampa. Ni siquiera sabía como es que ese tipo había conseguido su contacto personal, y esa era una de las razones por la que estaba haciendo caso a su indicación. Quería decirle tantas cosas, pero lo más importante era hacerle saber que estaba comprometido y debía alejarse de él si no quería tener problemas.Introdujo la contraseña de la habitación. Minutos antes de que dieran las 2:00 en punto, Matthew había escrito otro mensaje dando el número de la habitación y la contraseña respectivamente. Como si de sobra supiera que Hanbin estaría allí sin siquiera insistir.
La puerta se abrió, dejando ver una cama con las sábanas desordenadas, algunas maletas y prendas regadas por todas partes. Su miedo aumentó, la posibilidad de que pudieran haberlo extorsionado le estaba comiendo la cabeza, pero toda preocupación se disipó al ver al rubio saliendo del baño, secando su cabello con una toalla tan blanca como su piel.
—Hola, ¿Me extrañaste? —exclamó burlón Matthew, mirándolo con una sonrisa pícara en su rostro.
—¿Para qué querías que viniera? —contraatacó directo con otra pregunta. Ni siquiera habían intercambiado más de 10 palabras, pero ya lo había hartado.
—Pues yo si te extrañé. Quería saber que había sido de mi amado BinBin. —sonrió mientras tomaba asiento en la cama —Siéntate, no muerdo. —golpeteó con su palma el espacio a su lado, indicándole que se acomodara.
Ignoró su indicación, caminando hacia el pequeño sillón que estaba en la esquina de la habitación y lanzando al suelo la ropa que yacía allí para después sentarse. —Seré claro contigo, no vine aquí a hablar. Vine a advertirte que me dejes en paz de una vez, estoy comprometido con Zhang Hao y no quiero que vuelvas a meterte en nuestra relación. —exclamó con un tono lo suficientemente fuerte para que entendiera la intención de sus palabras. Observó inexpresivo como al menor de los dos se le borraba la sonrisa, y ahora igual de inexpresivo que él, se acercaba a su lugar y se trepaba encima.
A Sung ni siquiera le temblaron las manos ante sus movimientos. Seguía mirándolo a los ojos con una intensidad indescifrable, con una mezcla de furia y resentimiento.Por más que lo odiara, no pudo rechistar ante el toque de Matthew en su pecho, sus manos estaban tan frías que quemaban a través de su camisa casual. Todo su peso caía en su entrepierna, su trasero tan sólo cubierto con la bata que llevaba puesta. Con su mano restante, tomó a Hanbin por la mandíbula, susurrando, sintiendo su aliento caliente en la boca:
"Él no tiene por que enterarse."
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White Blame.
FanfictionLa culpa blanca es aquella que alguien siente al hacer algo que la otra persona también hizo. Eso era lo que sentía Hanbin al ver a su prometido.