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-No, Jungkook... ¿Que te pasa?

Rosé estaba demasiado molesta, él ni siquiera lo había disimulado. Iba detrás de ella, recién cruzando la puerta de la cocina en la cuál estaba Lisa.

-Chaeyoung, déjame explicarte.

Ella se detuvo cuando vió que Lisa estaba sentada frente a ellos.

-Ni siquiera tiene sentido que lo hagas. -miró a Lisa con recelo.- Yo me largo de aquí.

Pasó por un lado de Jungkook, quién la miraba y seguía llamando pero ella lo ignoró hasta que salió por completo del terreno de los Jeon. Jungkook volvió a la cocina, encontrándose de nuevo con Lisa.

-Se veía molesta. -soltó ella, confundida.- ¿Que le hiciste?

-Te culpó a tí. -la señaló.- Tú tienes la culpa.

-¡¿Yo?!... ¿Y yo que hice?

-Bonito chupetón, Jeon. -arremedó parándose a su lado.

-Ouh. -lo miró.- Eso... tiene sentido, yo también estaría furiosa.

Jungkook asintió y la miró detenidamente de pies a cabeza, no pudo evitar recordar todo aquello sucedido la noche anterior; el cuerpo desnudo de Lisa, su cabello alborotado y pegado en su rostro gracias al sudor, los gemidos y aquellos movimientos de cadera que lo volvieron loco, aún rondaban en su cabeza. Quería más, necesitaba más.

-¿Dónde está Somi? -preguntó cauteloso.

-Salió, dijo que llegaría más tarde. -mencionó.- Yo ya me iba pero... después de lo que ví. -señaló.- La verdad es que soy chismosa y no me iba a quedar con las ganas de saber que pasó pero... ya me diste contexto así que, me voy.

Se bajó del banquito dando un pequeño salto, con la intención de caminar a la puerta y salir de la casa pero quedó justo frente a Jungkook quien seguía parado a su lado cuando estaba sentada.

Sus cuerpos quedaron tan incómodamente cerca que Jungkook quiso arreglarlo, tomando a Lisa de la cintura y pegándose un poco más, acercándose a su rostro.

-No creo que sea buena idea. -soltó Lisa cuando lo sintió tan cerca de sus labios que su aliento se combinaba.

-La culpa la sentiremos después.

La tomó de la nuca y se acercó por completo, juntando sus labios en un beso desesperado que ambos estaban ansiosos por qué pasara; los dos se habían quedado con ganas de más y, aún que intentaban convencerse a sí mismos de que había sido un error, deseaban más que nada repetirlo.

Las manos de Lisa viajaron por los brazos de Jungkook hasta llegar a su cuello y enredar sus brazos alrededor de éste; Jungkook la tomó de la cintura y la levantó haciéndola sentarse en la barra de granito que adornaba el centro de la cocina. Se metió entre sus piernas y continuó besándola tan desesperadamente que temía perder el aliento.

Todo comenzó a subir de tono cuando las manos de Lisa subieron por completo la camisa de Jungkook, sacándola por encima de su cabeza dejando su torso descubierto; Jungkook comenzó a acariciar las piernas de Lisa, pasando sus manos por éstas hasta llegar a la espalda baja de ella y jalarla hacia él para sentirla más cerca, levantó su blusa y se la quitó dejando los pechos de ella al aire por la falta de sostén ya que, para su suerte, Lisa no llevaba uno.

La excitación los estaba matando, Jungkook decidió empujar a Lisa para hacerla caer de espaldas contra la barra, le quitó las únicas prendas que le quedaban, aquellas que adornaban su cuerpo, dejándola completamente desnuda; con las piernas abiertas, completamente a su disposición. Él se acercó a su entrepierna, besando sus muslos por la parte interna, apretando con sus manos al paso haciéndolo tortuoso para ella; sopló despacio al llegar a ese punto exacto, logrando que Lisa arquera la espalda y soltara un ligero suspiro esperando lo demás. Un gemido alto salió de su boca cuando sintió la lengua y saliva de Jungkook pasar por aquella delicada zona, succionando y lamiendo tan exquisitamente que comenzaba a volverla loca.

El morboso sonido de su saliva al contacto, los excitaba cada vez más. Los dedos de Jungkook acariciaron por completo, haciendo círculos humedeciendolos completamente; cuando Lisa estaba a punto, Jungkook se detuvo regalándole una sonrisa de medio lado, metiendo de golpe tres de sus dedos haciéndola gemir alto sin romper el contacto visual. Comenzó a moverlos rápidamente y volvió a lamer con desesperación esperando el momento en que Lisa soltó un grito excitado, acompañado de pequeños espasmos, mojando por completo la mano de Jungkook.

Apenas los movimientos involuntarios se estaban calmando, cuando Jungkook la penetró de golpe arrancándole un gemido más; los movimientos de cadera eran apresurados, ambos jadeaban. El momento justo llegó cuando los jadeos de Jungkook se volvieron gemidos altos y comenzó a moverse más rápido, logrando que Lisa tapara su boca para no dejar salir aquellos gritos excitados que su garganta mandaba. El orgasmo les llegó más fuerte de lo esperado, fue tan intenso que se quedaron varios minutos en la misma posición esperando el momento para recuperarse y, de nuevo... hacer como si nada pasó.

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Al pasar los minutos, Somi volvió. Jungkook estaba en su habitación y Lisa seguía en la cocina.

-¿Te quedaste? -preguntó Somi, al entrar y ver a Lisa.

-No, apenas llegué. -mintió.

-Bien... Toma. -le extendió un sobre a Lisa cuando se acercó a ella.

-¿Que es eso? -juntó sus cejas mirando el sobre en la mano de Somi.

-Otra vez dejaron tu correspondencia en nuestro buzón. -rió.

-Ah. -soltó con una mueca, tomando el sobre. Lo giró y comenzó a leer el remitente y destinatario, se bajó del banquito y guardó aquel sobre junto al otro que aún estaba en su bolsillo.- Tengo que ir a casa. -soltó.- Te veo más tarde.

De nuevo estaba ahí, aquel sello. Algo andaba mal, ésto no debía de estar pasando, estaba asustada.

Llegó a su casa y no supo que hacer, no tenía el valor para abrirlos; apenas su vida estaba volviendo a la normalidad, se estaba acoplando y se sentía bien. No dejaría que aquello pasara de nuevo, había cometido el error de obligarse a madurar cuando aún no debía, solo por ser la mujer que aquel hombre exigía que fuera. Tomó una decisión y no estaba arrepentida, tomó ambos sobres y los rompió en varios pedacitos para después botarlos a la basura.

Aclaró sus ideas, tomó un baño, pasó tiempo consigo misma y se fue a dormir. Tenía la vida que quería y estaba bien pero...

El destino odia la felicidad...

TATTOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora