Epílogo.

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"Lamento haberte llamado tan repentinamente."

          Una falda blanca que ondeaba con el viento se asomó por la mirada de Mizore. En una de las delgadas muñecas llevaba una cadena dorada, y tenía las uñas finamente cuidadas del mismo color rosado que sus labios. Cada vez que sonreía, los aretes blanco miel brillaban a la altura de sus orejas, enterradas entre el cabello castaño ligeramente ondulado. La mujer estaba adornada de un variedad de colores.

          "Hay algo que me gustaría hablar contigo, Srta. Yoroizuka."

          La voz que rebotaba suavemente golpeó sus tímpanos. Sin saber qué responder, Mizore se limitó a asentir en silencio. Como no había nadie más que ellas dos en la sala, el miedo que sentía hacia los extraños se vio avivado, pues a pesar de su sonrisa, no conocía tan bien a aquella mujer.

          Mizore sabía con claridad el nombre de la mujer frente a ella: Niiyama Satomi. Era una vieja conocida de Taki, flautista y experta en instrumentos de viento-madera. Varias veces ya había participado y ayudado en las prácticas de la preparatoria Kitauji. Incapaz de comprender sus intenciones, Mizore solo movía la cabeza en completo silencio.

          "¿Has pensado qué camino seguir después de graduarte?"

          "¿...Qué camino?"

          "Sí. ¿Qué planeas hacer luego de graduarte de preparatoria?"

          En realidad nunca había considerado ningún plan, por lo que simplemente negó haciendo un gesto con la cabeza. Ahora que lo pensaba, el cuestionario de profesión que debió presentar a fines de Abril, hace una semana más o menos, también terminó quedándose en blanco. Palabras como 'futuro' o 'planes' no eran de su incumbencia. No tenía interés en nada. La única razón por la que eligió asistir a Kitauji fue para seguir los pasos de Nozomi. Para Mizore, con eso era suficiente.

          "No quiero obligarte a que tomes una decisión, así que este es solo un consejo personal." Niiyama sacó un panfleto de su pequeño bolso; era de la Universidad de Música de Kansai. "Si estás interesada en estudiar en la Universidad de Kansai, haré todo lo posible para ayudarte. Puedo presentarte un maestro de oboe si así lo necesitas, incluso podrías pedirle al Sr. Taki que profundice en tu teoría. ¿Qué dices? ¿Te interesa?"

          "¿...Por qué?"

          "¿Qué quieres decir?"

          "¿Por qué yo? ¿Por qué preocuparse tanto por mí?"

          Mizore estaba muy confundida. De hecho, Niiyama ya la había ayudado mucho con su solo tiempo atrás, pero su relación se limitaba a ese momento, ni siquiera hablaban  durante las actividades. ¿Qué beneficio tenía ella al ayudarla?

          "Sentí el potencial en tus presentaciones," sonrió ligeramente.

          "¿...Potencial?"

          "Por supuesto. Se debe tener cuidado a la hora de elegir una universidad, especialmente si se quiere dedicarse a este mundo. Pero pensé que podrías intentarlo si no tienes ningún otro camino en particular que quieras seguir. Siento que sería una lástima que tu talento quedara enterrado aquí al finalizar este año."

          Mizore no entendía lo que quería decir. Ella no tenía ningún talento en absoluto. Su pasión y sus razones para persistir en la música no tenían nada que ver con las de Niiyama. Solo esperaba que se le permitiera permanecer junto a Nozomi. Ir a una universidad de música no significaba nada si no era junto a Nozomi.

          Niiyama terminó por entregarle el panfleto luego de ver la pensativa que se había puesto. Sin más remedio, Mizore lo aceptó y arqueó los ojos.

          "Puedes quedártelo y hacharle un vistazo. Si estás interesada, puedo traerte de otros lugares también para que los veas."

          "¿Gracias?"

          "Está bien, no tienes que ser tan respetuosa. Simplemente lo hago porque quería hacerlo."

          "Ya veo..."

          Como de costumbre, Mizore inclinó la cabeza sin entender realmente lo que estaba pensando. Niiyama, que normalmente tenía tanta prisa, había sacado un tiempo de su apretada agenda para hablar específicamente con ella. Solo por ese gesto debería estar agradecida.

          Después de despedirse de Niiyama, Mizore regresó de inmediato al salón de práctica. Las dos nuevas estudiantes que se unieron al oboe y fagot eran bastante talentosas. Aunque le preocupaba que fuera demasiado aburrido pasar el tiempo con ella por lo poco que hablaba, se relajó al darse cuenta que al menos parecían llevarse bien entre ellas.

          "Oh, ¿Mizore?"

          La persona que corrió hacia ella con pasos ligeros y una sonrisa tan brillante como el sol desde el otro lado del pasillo era Kazaki Nozomi, su única amiga.

          "¿Pasó algo? Es extraño que llegues tarde a las actividades." Nozomi sostenía la flauta entre sus manos; probablemente había estado practicando hace un momento. "¿Eh? ¿Qué es eso?"

          "¿Esto? Un panfleto."

          "Obviamente es un panfleto. Pero quiero saber qué contiene. ¿Te importa si lo veo?"

          "Adelante."

          Mizore le entregó el papel aún un poco vacilante. Nozomi siempre había tenido un interés por seguir con la música en el futuro, por lo que quedó inmediatamente fascinada. Todo su cuerpo irradiaba curiosidad, como si fuera una niña con un nuevo juguete en manos. Al ver su brillante y emocionada expresión, Mizore se sitió tan feliz como si hubiera recibido algún tipo de premio. La felicidad de Nozomi era la felicidad de Mizore.

          "La universidad de Música de Kansai. ¿Dónde lo conseguiste?"

          "La Srta. Niiyama me lo dio. Me preguntó si estaba interesada."

          "¿...Hm?"

          Tan pronto el nombre de Niiyama salió a colación, Nozomi dejó de hojear el folleto, y su flequillo dibujó una extraña sombra sobre su rostro.

          "¿Nozomi?" Mizore llamó a su nombre, sintiéndose algo inquieta.

          Los ojos de Nozomi se abrieron ampliamente en lo que volvía a sus sentidos, y su mirada finalmente mostró su cordial sonrisa de siempre.

          "Tenía pensado en ir a esta universidad."

          Mizore parpadeó por la sorpresa de su declaración.

          "Bueno, todavía no estoy segura," añadió con un tono ligero, dándole golpecitos al panfleto.

          El exterior del anticuado edificio reflejado en el papel estaba cubierto de tejas color marrón rojizo. Si se trataba de Nozomi, de seguro sería capaz de encajar con facilidad en un lugar como ese. Pensar en la imagen de Nozomi con su cabello recogido, balanceándose mientras caminaba por el campus con su flauta, emocionó increíblemente al corazón de Mizore. Quería estar con ella y caminar a su lado, sin importar dónde. Si seguía tocando el oboe, entonces sería capaz de cumplir su deseo.

          "Entonces yo también iré."

          "¿Eh?" Nozomi se quedó atónita ante sus palabras. 

          "Si tú vas, yo también iré," murmuró de forma distraída. Esa era la única razón por la que quería seguir el camino de la música.

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