Ilusión

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Media hora después de cerrar la florería, la dueña se arregla un poco el cabello, lo peina con mucho cuidado y detenimiento, alistándose para ver a su amado.

Los minutos pasan, la luz del sol entra por la ventana, iluminando la habitación con una hermosa luz anaranjada, las flores del lugar toman un tono más brillante cuando la luz las toca, el ambiente se torma mágico, o es así como la linda joven lo ve.

Sus manos acomodan un poco sus ropas, analizando un poco más mismas, no le importa estar a la vista de los traceuntes que caminan por la acera, dándole algunas miradas de curiosidad por su alegre actitud dentro de la florería.

Al ya estar lista para su cita con su amado, toma su cartera junto con las llaves del lugar, al salir se asegura de cerrar muy bien el lugar, no es que no confíe en la comunidad del pequeño pueblo, pero nunca estaba de más desconfiar de las personas.




















































No demora mucho en llegar al bosque, se abre paso por el lugar, teniendo cuidado de no tropezar, no quería arruinar sus ropas, una gran sonrisa adornaba sus labios, la emoción de llegar al claro y ver al chico por el cual suspiraba cada noche la llenaba de un sentimiento que no podía describir.

Al retirar la última rama, sentado en una manta en aquel verdoso pasto, rodeado de hermosas plantas silvestres , un chico de cabellos oscuros jugaba con una planta, estando de espaldas a ella.

Él, escuchando pasos detrás, se gira para mirarla, ella se detiene un momento, quedándose estatica en su lugar, es raro, pero en ese momento siente los nervios creciendo desde su estómago hasta su garganta.

— Linda, ¿Estás bien? — su tono de voz es muy suave, la mira con mucho cariño, comenzando a ponerse de pie, caminando hacia ella.

Sus ojos la escanean, ella al notar su mirada sobre ella no puede evitar sonrojarse, se siente como la primera vez que salieron, su primera cita, su primer encuentro de miradas, sus primeras sonrisas cómplices, su primer beso…

Después de lo que parecen unos minutos eternos, ambos mirándose, ella le contesta.

— N-no me pasa nada

El la toma de la mano, entrelazando sus dedos con los de ella, la mira con mucho cariño.

— Estás……..te miras muy hermosa hoy — le acaricia la mejilla, acunando su esa parte de su rostro con su mano — ven, ven, siéntate conmigo

La lleva a la manta que se encuentra tendida en el pasto, ella solo le sonrie y deja que la guíe, el cielo está pintado de colores, anunciando el inicio del atardecer, el viento sopla con lentitud, meciendo el cabello castaño de la chica, sus manos siguen entrelazadas, el chico se quita su chaqueta y la coloca sobre los hombros de la joven, procurando que ella no tenga frío.

Ella ama eso de él, siempre es muy atento con ella, la trata con sumo cuidado y aprecio, ambos miran el hermoso atardecer, ella apegando su cuerpo un poco más al de él, el pasando su brazo sobre los hombros de ella.

— Este lugar es muy……muy hermoso
—ella le comenta, mirando como los últimos rayos del sol se reflejan sobre la copa de los árboles que bordean el claro.

— Quería llevarte a un lugar más bonito, te mereces estar en el mejor restaurante comiendo la mejor comida, pero al contrario…….. solo pude darte esto, te traje a este pequeño claro, rodeada de múltiples plantas y algunos mosquitos, con fruta picada y comida que mi madre me ayudó a cocinar, lamento hacerte festejar nuestro aniversario de esta manera.

La voz del chico era melancolía, quería que su aniversario con su novia fuera especial, un momento inolvidable para ambos, demostrarle cuánto la amaba.

— Cariño mírame — se aparta de él un momento, poniéndose enfrente suyo, mirándolo a los ojos con una dulce sonrisa — no me importa que lugar sea, ni como festejemos nuestros tres años juntos, lo que importa es que estoy contigo, que tú estás conmigo —posa su mano sobre la mejilla del contrario, acariciándola con su pulgar — estando a tu lado, sin importar si es el lugar más sencillo o el más caro, al estar contigo todos los lugares se vuelven los mejores del mundo, tu los vuelves especiales para mí.

Los dos enamorados comenzaron con su pequeño festejo, acomodaron la comida en la manta, se sentaron uno enfrente del otro,  ella se encargaba de acomodar todo, él acomoda algunas velas a lo largo de la manta, ella no se había percatado, pero el lugar estaba decorado con pétalos de rosas, muchas ya no estaban acomodadas, el aire se encargo de moverlas de lugar.

Después de tener todo preparado, los dos amantes se prepararon para su cena, disfrutando del momento, para otros solo era una comida/cena enmedio del bosque, para ellos era otra dimensión, disfrutando la compañía del otro, era un lugar que era testigo de su amor, no necesitaban tocarse, bastaba con mirarse, sus ojos se decían lo mucho que se querían, sus sonrisas gritan miles de "te amo", sin necesidad de siquiera decir algo.











































Ambos caminaban por las ya vacías calles del pueblo, solo algunos gato y perros los miraban, ella caminaba del lago izquierdo del chico, pegada a la banqueta, por el lado derecho él guiaba con una mano si bicicleta, donde llevaba la cesta con los platos vacíos, las velas casi existas y la manta.

No demoraron mucho en llegar a la casa de la joven, parados en el umbral, ambos jóvenes se miraban con mucho anhelo, ella avanzo un par de pasos hacia su amado, quedando frente a él.

— Fue la mejor velada que eh tenido en mucho tiempo — ella le dio un casto beso en los labios, provocando un pequeño sonrojo en el rostro del contrario.

Su beso demostraba cuánto se amaban, su beso es dulce y tranquilo, al separarse, ambos se despiden, él caminando aún más, eso debido a que vive en las afueras de aquel pueblo, ella mirándolo irse, al perderlo de vista, entra en su casa.

Preparándose para dormir, ella se acuesta en su cama, recordando con una sonrisa aquel hermoso día junto al chico que ama, por otro lado, en una pequeña casa a las afueras del pueblo, el chico recostado sobre su catre, tocando sus labios, recuerda aquel dulce beso que se dio con su amada.

 Serendipia - ¿Todavía te amo?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora