Un mes paso desde aquella hermosa velada, ella atesora ese momento en su mente y corazón, la florería no está muy concurrida como otros días, son muy pocos los pedidos que tiene para ese día.
Al terminar un arreglo floral de una cliente, una chica morena de cabello crespo entra en la pequeña florería.
— ¡Buenas tardes!, Sea bienvenida, ¿Busca unas flores en especial o quiere hacer un pedido de un arreglo? — la enamorada florista mira a la nueva cliente, nunca la había visto, debe ser una turista o tal vez alguien nuevo en aquel pueblo.
— Buenas tarde, quisiera unas flores para un regalo, son para mi abuela, pero aún no me convence ninguna — la linda chica de tez morena camina hacia la dueña del lugar, mirando a su alrededor, admirando las flores y plantas que el lugar tiene.
Despues de una pequeña charla, la florista le recomendó un hermoso ramo de flores, tenía distintos tipos de rosas y tulipanes, haciendo que se mirara muy colorido.
La chica salió del local, dejando a la dueña sola, pensaba en lo linda que era su clienta, no solo físicamente, si no que su actitud era muy dulce, le pareció un lindo gesto que la chica viajará hasta ese pueblito solo para visitar a su moribunda abuela.
Pasaron unas horas, la chica cerró su negocio y comenzo a caminar a la casa de su amado, hace algunas semanas que no hablan, él ni siquiera le a mandando una carta o nota de él porque de su ausencia, eso la preocupa mucho.
—"¿Y si se enfermo y no ha podido levantarse de su cama?" — pensaba la joven, acelerando su paso, debido a ese pensamiento la preocupación comenzó a calar en su pecho, le faltaba el aire de solo pensar en que algo terrible le pudo ocurrir a su amado.
No demoro mucho en llegar a la casa del dueño de sus preocupaciones, estaba parada, no sabía si tocar o no, tomando una larga respiración llamo a la puerta, a los segundos, una señora ya mayor, de cabello canoso, piel arrugada y en una postura un poco encorvada, la miraba desde el marco de la puerta.
— B-buenas noches, señora Sandra, ¿Se encuentra su hijo? — le pregunto un poco tímida, era la primera vez, es esos tres años que tiene de relación con Paulo, que conoce a su familia.
— Aún no llega del trabajo……— la voz de la señora es rasposa, un poco ronca, miro de arriba a bajo a la tímida florista, provocando en esta aún más nerviosismo — ¿Que eres de mi hijo?,¿Para que lo vienes a buscar?,¿Que intenciones tienes con él?
El silencio inundó el ambiente, no sabía que decirle, "¿Será buena idea decirle que soy la novia de Paulo? O acaso ¿Me espero para que Paulo llegue y el le diga a su madre sobre nuestra relación?", Se preguntaba con mucha inquietud, sentía sus manos sudar, cambiaba su peso de pierna en pierna, demostrando lo nerviosa que estaba, evitaba mirar fijamente a su suegra.
— S-soy la nov-
— ¿Gaby?¿Que haces aquí? — un cansado Paul la interrumpió.
— ¡P-paulo!, Ammmmmh……..vine para ver cómo estabas, y-yo — la joven florista estaba muy nerviosa, solo un pensamiento pasaba por su terca cabeza ”¿Se molestó porque vine a buscarlo?"
— Hijo, ¿Quien es esta chica?, ¿Es algo tuyo? — la señora estaba cruzada de brazos, posando su mirada en su hijo, después volviendo a ver a la chica enfrente de ella, y de nuevo volviendo su intensa mirada a su hijo.
Paulo solo puso sus ojos de en blanco, toma la mano de su novia y se dirigió adentro de la casa.
— Es mi novia, ya te había hablado de ella, así que deja de mirarla de esa manera — su voz era sería, la chica se sorprendió por la forma tan mordaz que su amado miraba a su madre.
La chica se encontraba en silencio, no hablo en el camino a la habitación del contrarió, cuando llegaron a un pequeña habitación situada en la parte trasera de la pequeña casa, ella se atrevió a mirar con más detenimiento el cuarto, era la primera vez que estaba en el cuarto de un chico, en este caso su novio, lo que provocó un poco de timidez de su parte.
El cuarto es de unas dimensiones muy pequeñas, solo había un catre a unos pocos centímetros del suelo de cemento, pegado a una ventana que daba al sendero que daba al bosque, junto a la puerta había un pequeño mueble de madera, se lograba ver algunas prendas de ropa del dueño de aquella habitación, en una pequeña mesa de metal había un despertador algo oxidado y una foto enmarcada de ellos, en su primera cita, ella con algo de curiosidad se acercó y tomo la foto enmarcada con mucho cuidado, le parecía un lindo gesto que él tuviera aquella foto, pero le daba pena cuando la miraba, ya que en ella se notaba una florista un poco mas joven muy nerviosa, con un gran sonrojo adornando sus mejillas mientras él la abrazaba por los hombros para posar para aquella fotografía.
— No sabía que tenías está fotografía — ella la dejo de nuevo en su sitio con una pequeña sonrisa, después se giró un poco y miro a un serio Paulo — ¿P-pasa algo?
Ella lo miraba con algo de nerviosismo, era de las pocas veces que lo veía con ese semblante.
— ¿Por qué veniste a buscarme a mi casa?, Creí que ya habíamos acordado que yo te iría a buscar a tu trabajo, a tu casa o nos encontraríamos en algún otro lado, pero que no vendrías, por ningún motivo, a mi casa — se le nota molestó, su cuerpo está recargado en la puerta ahora cerrada, los brazos cruzados sobre su pecho y su mirada molesta fija en la chica.
Toda la habitación se llenó de un silencio que se sentía mortal, ella intentaba no mirarlo directamente, sin saber que decirle por "romper" aquel trato que hicieron cuando comenzaron a salir.
— Vine a tu casa ya que estaba preocupada por ti, hace dos semanas que no nos vemos, y pensé que tal ve-
— Pues pensaste mal, he estado muy ocupado trabajando, no he tenido tiempo de ir a buscarte — su tono demostraba que estaba molesto, la miraba fijamente, sin moverse de su sitio, una de sus manos peino de manera muy desdeñosa y frustrada su cabello.
— Se que no debía venir a tu casa, pero no es para que te molestes por eso — comienza a molestarle la actitud de su novio, no entiende porque está tan enojado, solo fue a su casa ya que estaba preocupada por él.
La joven pareja comenzó una pequeña discusión en ese momento, ella trataba de hacerle entender que no era para que se molestará tanto, y él se defendía con argumentos del porque no quería que ella estuviera en su casa, la discusión no llegaba a ningún lado, cada vez se volvía más acalorada, la florista decidió irse del lugar, salió del cuarto furiosa, cuando llegó a la puerta se giró un poco y se despidió de la mamá de Paulo, está también se despidió, antes de que se fuera, la señora se acercó a la joven y le dió, casi obligadamente, un tupper con un poco de comida, al parecer le agradaba que fuera su nuera, o al menos eso lo sentía Gabriela.
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Serendipia - ¿Todavía te amo?
RomanceSe supone que no se debe rogar por un amor, que se debe aceptar el adiós del que alguna vez fue nuestro amor....... Algunas veces es difícil superar un gran amor, y es aún más difícil cuando es tu primer amor, tu primera experiencia, tu primera ilus...