CAPÍTULO UNO

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Era una noche demasiado agradable y tranquila para un chico de cabellos rubios quien se encontraba leyendo cómodamente vistiendo solamente su bata de baño blanca sobre su cómodo sillón, reposando sus pies sobre una pequeña mesita acolchonada y dándole pequeños sorbos a su café. De vez en cuando miraba hacia el gran ventanal tras el cual se podía apreciar las luces de la oscura ciudad, mientras Enu cuidaba de sus cachorros.

El sonido del timbre irrumpió anunciando la llegada de su invitado especial. El chico rubio, tan pronto como pudo, se levantó de su lugar para abrir la puerta de su departamento y darle la bienvenida; en cuando lo vio sintió una gran felicidad al darse cuenta que se encontraba usando la ropa que le había regalado, este consistía en una polera negra de mangas largas y unos jeans rojos.

— Hola Jay, — saludó alegremente mostrándole una bolsa en el cual se podía leer su contenido, pollo, y unas bebidas que no podían faltar, pero en cuando miró hacia abajo se sorprendió al ver a su amigo usando solamente una bata.

— Bienvenido. — se hizo a un lado para darle paso.

— Con permiso, — entró algo nervioso, sacudiendo un poco su cabeza tratando de prestarle tanta atención. — ¡Gracias por cuidar a Enu!, al fin podemos tener nuestra propia fiesta privada. — dejó las cosas sobre la pequeña mesa de la sala para poder acariciar a Enu y a los cachorros.

Jay se sentó en el suelo sobre un cojín y miró a Daniel dando leves palmadas sobre el segundo cojín a un lado suyo, indicándole que se sentara para poder comenzar con la pequeña fiesta.

— Gracias, — mencionó el azabache sentándose y abriendo la bolsa sacando la caja para poder comer. — ¿Quieres una? — preguntó mostrando unas latas de cerveza recibiendo un "sí". — Aquí tienes. — abrió una lata colocándola frente a su amigo y una para sí mismo.

— Gracias. —

Y así como empezaron a comer empezaron con la celebración, Daniel con su poca resistencia al alcohol hizo todo lo posible por seguir hasta el final.

Después de un buen rato ambos chicos se encontraban ebrios, en especial Daniel quien sentía su cuerpo caliente y ligero debido al alcohol, empezaba a tener todo tipo de pensamientos.

— Jay, — mencionó al sentir un gran a un lado suyo. — ¿Estás dormido? — giro un poco la cabeza para verificar si su amigo ya se encontraba dormido al no recibir una respuesta, pero se sorprendió al ver que lo miraba fijamente. — ¿Pasa algo? — se giró para ver de frente a su amigo pensando que se sentía mal. 

— Daniel. — mencionó en un susurro casi inaudible.

— ¿Sí? — acercó un poco su cara para escuchar lo que le tenía que decir.

Jay por otro lado estaba completamente fuera de sí, no sabía cómo, pero al ver a Daniel tan cerca perdió toda razón y terminó besándolo, Daniel por otro lado no sabía cómo reaccionar, pero al sentirse embriagado por los suaves labios de su amigo y gracias al alcohol en su cuerpo simplemente se dejó llevar. Comenzaron con un beso suave que fue escalando cada vez más y más, el rubio no podía seguir soportarlo más, pasó su mano por debajo de la polera de Daniel tocando la piel de su abdomen y recibiendo un quejido de sorpresa debido al contacto.

— J-Jay... — mencionó entre el beso, colocó su mano sobre la del susodicho por sobre la tela provocando que este reaccionara y se separara de inmediato al ver lo que trataba de hacerle a su amigo.

— Lo siento. — mencionó el rubio levantándose para irse a su habitación y poder calmarse, no podía creer lo que estaba a punto de hacer.

DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora