Capítulo 9 🦋

38 7 14
                                    

MATEO

¿Qué tiene está chica?

No tengo ni una pinche idea.

Pero por alguna razón desconocida, aquí estoy frente a ella volviendo a impedirle que se vaya.

Es que tiene algo que me atrae hacia a ella como un imán, y no me disgusta en lo absoluto.

—Me hubiera encantado descubrir América créeme—dije entonces—. Pero sinceramente no me llama la atención descubrir y nombrar un trozo de tierra.

Si la mirada matara, yo ya estaría diez metros bajo tierra.

—Ahora solo me interesa descubrir por qué te caigo tan mal.

Ví la duda que pasó por sus ojos, debatiéndose entre decirme o quedarse callada. Creo que ganó la primera.

—Me insultaste—dijo finalmente.

¿¡Qué!? ¿Cómo que la insulte? ¿En qué momento? Mi cara debe ser de confusión absoluta porque no entiendo nada de nada. Mi silencio le da ánimo de explicarse.

—Sí, no pongas esa cara de yo no fuí—ok... Cada vez más confundido—no puedes ir por ahí diciéndoles a las personas que no sirven para estudiar la carrera que han deseado toda su vida solo porque tú las veas "delicadas" —hizo comillas con sus manos en la última palabra.

¿Es en serio? ¿Todo esto porque le dije que se veía delicada?

—No era mi intención insultarte—aclaré rápidamente—simplemente, es que todas mis compañeras siempre se han visto de complexión robusta, pero tienes razón, no debí decir eso. De verdad no era mi intención. ¿Empezamos de nuevo?—propuse.

Que diga que sí.

Que diga que sí.

Que diga que sí.

Cálmate, suenas como enamorado desesperado.

Me calmo.

Como quisiera saber que es lo que está pensando.

—Sí, empecemos de nuevo.

¡SIIIIIIIIIIIII!

¡Siiiiiii! ¡Si viera que hablas contigo mismo lo pensaría dos veces antes de interactuar contigo!

A veces siento que me odias ¿Sabes?

Lo hago ¿Sabes?

—Para empezar te pido perdón por haberte ofendido.

—Disculpa aceptada.

—Yo... ehm... Te invito a almorzar algo. —¿Qué estoy haciendo Dios mío?— Solo si tú quieres, claro.

—Sí, porque no. ¿Vamos a la cafetería?

Mi teléfono sonó, me disculpé y abrí un mensaje de mamá, había preparado pollo al horno y quería que lo fuera a probar, bueno ¿Qué podría salir mal?

Le respondí a mi madre que iría con una amiga.

—¿Pasó algo?—preguntó.

—Es mi mamá, quiere que hoy vaya a almorzar a casa—dije guardando mi teléfono—Vamos.

—¿Vamos?

—Sí, vamos. Ya le dije a mi madre que llevaría a una amiga a almorzar, fuí yo quien te invito ¿No?

—Sí, pero ¿No le molesta a tú mamá que lleves a una desconocida a su casa?

—No eres una desconocida, Alexandra—menciono su segundo nombre.

¿Le tienes miedo a volar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora