Invocación Involuntaria

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El tintineo de vasos siendo golpeados entre sí, con un alto salud y un famoso arriba, abajo, del centro y adentro. El ambiente era ameno entre los boxeadores, una celebración digna de una victoria.

Aunque para Jeongguk era todo lo contrario y no era porque no quisiera compartir con sus compañeros de lucha, sino porque cuidaba al 100% su cuerpo y mantenerlo libre de toda adicción era la regla principal.

La única excepción era el sexo, esa adicción si quería tenerla diariamente, más bien la necesitaba y el mundo, la vida, el destino o quien fuera, se empeñaba en negárselo.

Con esa gran desdicha llevo uno de los vasos puestos en la mesa, estaba rompiendo una de sus reglas inconscientemente y tampoco quería darle tanta vuelta al asunto, solo sería un vaso y ya, no tomaría más que eso y al terminar se iría a casa, casi seguro que llegaría a utilizar su mano para descargar un poco la tensión de su cuerpo, un baño y listo para descansar y entrenar al día siguiente.

Lo que nunca imagino es que ese vaso se multiplicaría y en lugar de ser uno, se hicieron cinco, siete y finalmente diez. Su cabeza daba vueltas, su vista era borrosa y poco sabía de cómo estaba entrando a su casa sin dificultad. Solo era consciente de cómo deseaba desesperadamente apretar un trasero y hundirse en el con gran frenesí hasta perder la conciencia.
De ahí en más, no quería ser conocedor de cualquier otra cosa.

Su cuerpo pesado y tambaleante fue lanzado con algo de fuerza sobre su cama, ese cómodo colchón lo recibió como un regazo caliente, cálido a pesar de ser el único durmiendo en el. Escuchó murmullos, el tintineo de lo que creía eran las llaves de su auto y por último: el cierre de la puerta principal. Volvía a la soledad que día tras día le empezaba a dañar.
Al principio le pareció genial marcharse de la casa de su hermano en Busan para iniciar su nueva vida en Seúl, haciendo lo que más le gustaba y disfrutando su vida de soltero sin problema alguno.

Ahora los años pesaban y la soledad no le parecía tan linda y perfecta como la imagino. Desde pequeño había sido recibido por sus padres, tras su muerte, fue su hermano Namjoon el encargado de darle la bienvenida a casa y compartir su compañía en todas las cenas. Ya no tenía nada de eso y lo extrañaba.

Sin duda aprovecharía esa semana de descanso que pediría para ir a visitarlo, solo esperaba no ser una molestia ahora que Namjoon ya tenía pareja, igual solo pensaba ir dos dias a lo mucho.

Con todos esos pensamientos, se puso en pie como pudo y casi a rastras llegó hasta el baño, donde luchó con su pantalón y se despojó de su camiseta, quedando completamente desnudo bajo el agua fría. La prefería caliente pero en esos momentos solo quería bajarse un poco la borrachera que de poco iniciaba con su dolor de cabeza.
He ahí una de las razones por las cuales el embriagarse estaba muy fuera de sus planes de fin de semana.

Entre los toques de cabeza y sus manos deslizándose de arriba hacia abajo esparciendo el jabón, su miembro fue despertando. A eso se refería con necesitar descargar su apetito sexual lo más rápido posible porque un pequeño toque lo llevaba a una excitación inimaginable, a una locura desesperada y a una añoranza que no necesitaba.

Pero no iba a pelear con su terrible situación en ese momento, su cabeza no se lo permitía. Así que sin tanta espera, llevó su diestra hasta su erecto miembro, apretó fuerte y un gemido ronco abandonó su garganta. Puso su zurda contra la pared de frente e inició un vaivén rápido en su necesitada polla.

— ¡Mierda! Ahg —maldijo a la vez que su movimiento se veía frenético, deseoso de obtener lo más pronto posible una liberación monstruosa.

Cerró sus ojos con fuerza, creando una imagen mental de él estando con una rodilla doblada sobre el borde de la cama y la otra manteniéndolo firme en el piso mientras se hundía con fuerza en un gordo trasero apretado, con su diestra jalando los cortos cabellos rojos. Porque maldición, él tenía una fuerte obsesión con el color rojo en el cabello. Y finalmente, dando cachetadas fuertes a uno de los glúteos rojos por sus marcas.

Íncubo |  Os Ggukmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora