III

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Zhanghao se mantuvo alejado de su compañero de habitación por unos días. Estaba asustado, ya no tenía ganas de dormir ahí y ser fotografiado. Quería ir a casa con su familia.

- ¿Ya te enteraste? - Matt se acercó a Hao durante el almuerzo, con su sándwich y su botella de agua, y con Jiwoong.

- ¿De qué? - Hao se removió en su asiento sintiendo la mirada pesada de Gunwook en él.

- El rector decidió suspender las clases después de todo. - Matthew gruñó fastidiado justo cuando Taerae también llegó.

- ¡Vamos a volver a casa! - gritó feliz. - Estoy tan feliz.

- Pues yo no, detesto la decisión que tomaron. - Jiwoong acarició la nuca de su novio para tranquilizarlo.

- Está bien, cariño. Al menos podremos estar más tiempo juntos.

La pareja tenía la suerte de vivir relativamente cerca del otro, así que no habría problema en verse cuando quisieran.

- Creo que es algo bueno - opinó Hao - Así nos sentiremos más seguros. Seguro atraparán al asesino durante las pequeñas vacaciones.

Por el rabillo del ojo pudo ver a Gunwook tomar sus cosas e irse, por fin sus músculos se relajaron y su corazón dejó de latir como loco.

En la noche todo fue peor. Zhanghao decidió llegar tarde a la habitación, pero no sólo por su miedo, sino porque antes de las pequeñas vacaciones debía entregar sus últimos trabajos. Se había quedado en la biblioteca hasta pasada la 1am.

Cuando iba caminando por el campus vacío se sentía agotado y rezaba por no encontrar a otro pajarito muerto en su colcha. Mientras caminaba en medio de la noche fría, cubriéndose la boca y nariz con su chalina celeste, fue empujado al suelo con un fuerte golpe. Su mochila cayó debajo de él, suavizando un poco la caída. El castaño abrió los ojos a los pocos segundos de impactar contra su mochila.

Había un hombre sobre él, forcejeando para abrir su chaqueta. Hao no pudo reconocerlo al principio, hasta que habló.

- Vas a pagar por lo que tu chico raro me hizo. - escupió el hombre.

- ¿J- Jongwoo? - tartamudeó Hao, recuperando la fuerza. - ¿De qué estás hablando? ¡Suéltame! - sus delgadas manos empujaron las manos de Jongwoo fuera de él, pero el contrario tenía más fuerza. - Jongwoo, no me lastimes.

Su suave rostro femenino se volvió blanco del miedo cuando las grandes manos se dirigieron a la bragueta de su jean. Pequeñas lágrimas se acurrucaron en sus bonitos ojos.

- ¡Jongwoo! ¡Por favor, no hagas esto! - su compañero ignoró sus súplicas mientras trataba de quitarle los pantalones.

Cuando sintió el botón de su jean suelto, la poca esperanza que albergaba pareció apagarse. Las lágrimas paseaban por sus mejillas hasta perderse en el hueco de su cuello.

De repente las torpes manos dejaron de tocarlo. Abrió los ojos al escuchar algo pesado cayendo al pasto, cerca de él. Movió la cabeza hacia el sonido, donde encontró a Jongwoo tumbado, con la nariz sangrando.

Gunwook estaba ahí, con su rostro lleno de ira. Tenía un largo cilindro de hierro grueso en las manos. Su pecho subía y bajaba con rapidez, sus manos grandes y venosas tomaban el cilindro con fuerza.

Zhanghao se abrochó el jean de nuevo, se puso de pie rápidamente sólo para detener la rabia descontrolada del menor.

- Estoy bien, Gunwook. - su voz aún estaba temblorosa. - Vamos a nuestra habitación, ¿sí? - tomó uno de los brazos y trató de alejarlo del chico que se quejaba en el pasto.

CONTROL || GunHaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora