Epílogo

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Zhanghao salió corriendo cuando lo vio en el parque. No sabía si estaba imaginando todo, o Gunwook en verdad estaba ahí. En cualquier caso, no podía volver a él, no podía volver a lo mismo. Había pasado años superándolo, olvidándolo. No creyó que lo vería nunca más.

Así que estaba en su departamento, con Hanbin trabajando y su pequeño perrita Coco tumbada en la cama, junto a él. Hao no sabía lo que debía hacer, se sentía confundido y perdido.

La noche antes las pesadillas que lo habían abandonado hace años volvieron. El menor asesinando a sus compañeros y luego las palabras que nunca se fueron de su cabeza:

"Volveré por ti, Hao". Sentía el susurro tan cerca y real, que parecía que Gunwook estaba alado suyo, hablando en su oído. El castaño despertó sobresaltado y asustado, sudando frío. Hanbin despertó también y lo consoló con un abrazo.

- Está bien, mi amor - murmuró - Fue sólo una pesadilla. - le besó la cabeza y lo ayudó a cambiarse por una pijama seca y limpia.

Hanbin durmió después de eso, Zhanghao no. Temía cerrar los ojos y escucharlo de nuevo, pero también temía mantenerlos abiertos y ver a Gunwook entrando en su departamento. Pero eso era imposible, él no sabía dónde vivía.

- Hao - el castaño sacudió la cabeza para despejar sus pensamientos y voltear hacia Hanbin.

- Llegaste. - se puso de pie y se acercó a su novio para darle un beso de bienvenida. - Creí que llegarías más tarde.

- Noté lo ansioso que te pusiste cuando te dije que llegaría más tarde, así que simplemente vine a casa. - Hanbin rodeó su cintura con ternura - No sé qué es lo que te pasa, mi cielo, pero estaré aquí para ti. - besó su frente y Zhanghao suspiro de alivio, no se quedaría solo durante la noche. - ¿Qué dices si vamos a comer fuera? No quiero tener que cocinar.

- Yo puedo hacerlo - se ofreció el castaño.

- No - Hanbin tocó la punta de su nariz con su dedo índice y sonrió - Quiero mimarte hoy.

Zhanghao sonrió, Hanbin era un caballero, era cariñoso, atento y comprensivo. Todo lo que Gunwook casi nunca había sido.

Ambos salieron de casa, abrigados por el frío que hacía. Era invierno y había empezado a nevar. Zhanghao estaba con sus botas favoritas de lluvia, rojas brillantes, y un impermeable amarillo.

- ¿Qué se te apetece? – preguntó Hanbin, mientras caminaban calle abajo.

- Pizza - Hao sujetó el brazo de su novio para evitar caer en el cemento congelado.

Hanbin asintió y ambos caminaron hasta el local más cercano de pizza. Apenas eran las 9 pm, pero todos estaban en sus casas, calientes. Había pocas personas caminando por las calles.

- Debimos usar el coche - se quejó Hanbin, temblando.

- Es mejor caminar, así podemos ver las estrellas y la luna, y sentir el aire fresco.

- Sí, pero es más seguro y caliente - refutó el contrario.

- Es verdad. Debieron tomar el coche.

Ambos se detuvieron, miraron hacia atrás para ver quien era, pero Zhanghao ya lo sabía. Rápidamente desvió la mirada y tomó el brazo de Hanbin con más fuerza para arrastrarlo lejos, pero Hanbin se resistía.

- ¿Te conocemos? - preguntó su novio. Zhanghao estaba desesperado por irse.

- Tú no, pero Hao sí. - respondió Gunwook.

Hanbin frunció el ceño y miró al castaño. - ¿Bebé? - preguntó, esperando que dijera quién era el extraño.

- No lo llames así - gruñó Gunwook.

CONTROL || GunHaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora