Azutara diverse

43. One-Shot

Katara siempre supo que la princesa Azula era objetivamente hermosa. Claro, ese pensamiento puede no haber cruzado explícitamente su mente durante su primer encuentro en Omashu, ni durante ninguno de sus encuentros posteriores, pero era un hecho innegable.

La primera vez que se le ocurrió con claridad fue cuando la princesa encarcelada le sonrió, aunque solo brevemente.

Ella había estado visitando por poco más de dos meses en ese momento y Azula siempre actuaba como si fuera una gran imposición tener en su presencia a la maestra agua que la había vencido en su peor día.

Katara podía entender eso por completo, también odiaba pensar en el cometa de Sozin.

No solo había pasado esas veinticuatro horas convencida de que estaba destinada a perder al menos a uno de sus amigos o familiares, sino que también había presenciado uno de los espectáculos más inquietantes de su joven vida.

Azula, princesa y prodigio del Fuego Control, estaba completamente rota. Zuko había dicho que había algo extraño en su hermana, pero Katar habría argumentado que había mucho más.

Si todo acerca de ese día no hubiera sido tan aterrador, Katara deseaba haber insistido en que Azula necesitaba ayuda mucho más de lo que necesitaba un Agni Kai.

Tal como estaban las cosas, al menos estaba segura de que su compañero adolescente estaba recibiendo la ayuda que necesitaba ahora. Puede que esté en prisión, pero la totalidad del consejo de Zuko reconoció afortunadamente que era una niña que merecía más oportunidades de arrepentirse que Ozia. La única concesión era que sus guardias tenían que ser entrenados en el bloqueo de chi, no es que alguna vez hubieran tenido ocasión de usar la técnica después de la primera semana de Zuko como Señor del Fuego.

Azula realmente comenzó a intentarlo después de ese punto, pero no pudo entender por qué Katara insistía en visitarla. No comprendía cómo los gritos y llantos del cometa a menudo jugaban en su mente, activando su deseo de ayudarla.

Esto llevó a visitas una vez a la semana que culminaron con la sonrisa antes mencionada cuando Katara le compró un alijo de mochi para su octava visita como sugirió Zuko.

La acción abrió caminos a la amistad que habrían sido imposibles en el pasado, hasta el punto en que Katara pronto se encontró visitando al menos tres veces por semana durante los siguientes dos años y que la princesa era la primera persona que quería ver. siguiendo buenas noticias.

En esta ocasión, la noticia llegó en forma de una carta del Polo Sur que detalla todos los esfuerzos exitosos de reconstrucción de la posguerra. Por los sonidos, parecía que el pueblo estaba cada vez más cerca de convertirse en la bulliciosa metrópolis que alguna vez fue.

Inicialmente, Katara no se habría hecho ilusiones de que a la princesa le importara nada de esto, pero muchas de sus visitas involucraron hablar sobre la cultura de Katara, ya que todavía era muy reacia a compartir los detalles de su infancia en la Nación del Fuego.

Recientemente, Azula había expresado interés en visitar el Polo Sur en caso de que su sentencia terminara alguna vez. Había salido amargamente en ese momento, pero Katara confiaba en que también escuchó al menos un tinte de esperanza.

Fue por esta razón que visitó por primera vez desde que iniciaron este arreglo sin previo aviso.

Comenzó igual que cualquier otra visita.

Mako, el guardia bloqueador de chi, la saludó y luego abrió la celda. Técnicamente era una celda debido a las cerraduras, pero el decreto de Zuko de redecorarla con los muebles y adornos de su cámara hizo que fuera mucho menos una celda que cualquier otro prisionero encarcelado.

Por lo general, Katara encontraría a Azula sentada en la cama leyendo o en el escritorio pintando estoicamente piezas que se negaría a mostrarle a nadie.

Aquí era donde las cosas eran diferentes.

Katara sabía que se sugirió que Azula debería continuar con su antiguo régimen de entrenamiento, aparentemente la actividad era esencial para mantener su salud mental.

Eso explicaba intelectualmente por qué Azula estaba en el centro de la habitación con un top recortado que solo cubría la mitad superior de su pecho, dejando una vista perfecta de los músculos definidos en su estómago mientras también revelaba sus brazos obviamente fuertes.

Era la primera vez que había pensado en alguien tan caliente y provocó un chillido agudo del maestro agua generalmente compuesto justo cuando la puerta se cerró a su espalda.

No estaba claro si Azula abandonó su postura de árbol por el chirrido o por la puerta, pero de cualquier manera se giró y descubrió que tenía compañía.

El cambio significó que la poca luz la golpeó de manera diferente para revelar una fina capa de sudor que hizo que la garganta de Katara se contrajera.

Nunca antes la atracción de larga data había llegado a ser tan clara para ella. ¿Podría realmente estar enamorada de su amiga?

"¿Katara?" Saludó Azula, su respiración solo ligeramente acelerada.

Después de todas sus hazañas atléticas mientras se oponía al Equipo Avatar, ¿quizás no debería haber sido sorprendente que estuviera en plena forma?

Habían pasado dos años desde entonces, lo que le dio a Azula unos centímetros más de altura que oficialmente la habían hecho más alta que Katara.

Todo culminó en una perfección innegable que hizo que Katara olvidara momentáneamente cómo formar palabras mientras miraba.

Azula inclinó la cabeza, aparentemente incapaz de comprender lo que podría significar una chica sonrojada mirando sus abdominales.

"¿Katara?" Azula incitó de nuevo, logrando desviar la atención de la maestra agua de su estómago y brazos, hacia su cara.

De alguna manera, la linda confusión realmente unió todo el look. ¿Azula realmente desconocía cómo se veía?

A pesar de esto, Katara logró recomponerse y se aclaró la garganta mientras se preparaba para decirle por qué estaba aquí.

Podía descubrir qué significaba realmente esta atracción una vez que el objeto estaba fuera de su vista.

Ahora mismo podía concentrarse en hablar con su amiga. 

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-Creditos a "Witchgirl1234" en Ao3, yo solo traduje su historia