Uno

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____ Walsh

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____ Walsh.

Con mi bolso en una mano y un paraguas en la otra, caminaba con rapidez entre las calles de Londres. La lluvia no cesaba y estaba llegando demasiado tarde a "Night of Stars"; un cabaré poco reconocido, en el cual trabajaba como cantante principal y mesera. No es un que fuera un trabajo bien pagado, pero era lo suficiente como para sobrevivir.

Al llegar pude ver que no había tanta gente. Aunque, eso no sería impedimento para que Elías me reclamara y bajara el sueldo, cosa que no me sorprendía de él. Un mínimo error y cada vez era menos dinero.

Suspiré y dejé eso de lado.

Entré por la puerta trasera y me encontré a Juls, quien tomaba una de las tantas cajas de la estantería. Sin pensarlo me acerqué a ella.

- Hola Juls, ¿Sabes dónde está? - Pregunté por Elías.

- Está afuera. -

- Gracias. - Agradecí para dar la media vuelta, pero entonces volvió a hablar.

- ____, se ve muy molesto. - Advirtió en un gesto de angustia.

- Ya veré que le digo, gracias. -

Asintió y dió media vuelta para volver a lo suyo.

Luego de eso, dejé el bolso en mi locker correspondiente. Saqué lo que me pondría, y fui hacia los vestidores.

Al salir ya vestida, me encontré con el rostro de Elías, quien me miraba con la mandíbula tensa y los ojos furiosos.

Tragué saliva nerviosa.

- Ya son nueve retardos. -

- Lo siento, tuve un problema familiar. - Me excusé.

- Siempre dices lo mismo. -

- Yo... -

No me dejó hablar.

- Te quedarás una hora extra. - Traté de protestar. - ¡Sin sueldo! - Exclamó, viéndome con dureza en los ojos. Apreté los puños y asentí molesta. - Ve a cantar. - Terminó de decir y se fue.

Sin perder más tiempo caminé al escenario, en donde algunas personas que comían en sus respectivas mesas esperaban por mí. No es que fuera una cantante popular, pero la poca gente que frecuentaba el lugar sabía mi nombre, y eso me hacía feliz. Porque siempre quise estar en un lugar así, donde las personas oyeran mi voz y los versos de cada canción que era hecha por mí.

Cerré los ojos un instante, y sin esperar nada, empecé a cantar.

Cada verso que soltaba, cada letra. Eran una punzada en el corazón, en el alma...

"I've been trying too hard"
(Me he esforzado demasiado)

Tan corto y doloroso a la vez.

Suspiré. Cada hombre que se cruzaba en mi camino me hacía sentir que debía esforzarme demasiado, que debía darle lo mejor de mí solo si me hacía sentir amor con su simple presencia. Aunque, mis esfuerzos nunca funcionaban. Todos se iban y me dejaban con ese sentimiento de insuficiencia.

Tantas veces me pregunté; ¿Nadie me amará de verdad?

Cerré los ojos una vez más y dejé que el sentimiento, junto a mi voz flueyeran a la par.

Los segundos pasaron.

Abrí los ojos, y fue entonces que mi vista se detuvo en un grupo de cinco hombres sumamente atractivos. Todos reían mientras tomaban de sus copas.

Pero de todos esos hombres, solo uno llamó mi atención. Eran un castaño de cejas levemente pobladas y sonrisa perfecta. Llevaba puesto un pantalón de vestir negro, junto a una playera blanca de botones, que lucía perfectamente bien en él. Sin poder evitarlo, sonreí con torpeza.

ᥫ᭡...

El tiempo pasó. Terminé de cantar y empecé a servir en algunas mesas, pero por más que quise ir a la suya, no pude. Alicia se me adelantó.

- ¡Nos vemos mañana! - Le grité a Juls y salí del establecimiento.

Caminé sobre la banqueta y saqué el celular de mi bolso. Le mandé un mensaje a mi madre y le dije que no tardaría en llegar a casa. Al enviarlo lo guardé de nuevo y seguí con camino. Pero de un momento a otro, una gran cantidad de agua cayó sobre todo mi cuerpo, haciendo que me sobresaltara de lo fría que estaba.

Cerré los ojos con fuerza y detuvé mis pasos enfadada.

- Lo siento, iba demasiado rápido. - Dijo una voz varonil a mi costado.

- ¿Quién mierda va en alta velocidad cuando llue... - No pude terminar de hablar, pues se trataba del castaño del cabaré.

Aquel hombre que me llamó mi atencion dos horas atrás, estaba en un lujoso auto frente a mí.

- Yo, ¿Por qué? - Preguntó mientras arqueaba una ceja.

- ¿Por qué? - Inquirí molesta. - ¡Mira como me dejaste! - Exclamé señalando mi ropa.

- Shh, shh, no grites. - Siseó en un murmuró, al mismo tiempo que bajaba del auto.

Dió la vuelta y se acercó a mí. Fruncí las cejas.

- ¿Qué haces? - Di un paso atrás.

Estaba muy cerca.

Demasiado...

- Hablas mucho. - Se quejó, acercando su mano derecha a mi rostro.

Tragué saliva y no supe qué hacer. Tener esa cercanía con un hombre como él me hacía sentir que las piernas me fallaban.

Apreté el paraguas entre mi mano y sus dedos se deslizaron con delicadeza sobre mi mejilla izquierda. De cerca se podía apreciar con claridad el verde intenso de sus ojos. Con su pulgar limpió el agua que resbaló de mi mejilla y me miró con intensidad en los ojos.

Suspiré al sentir como dos de sus dedos tomaron un mechón de mi cabello, para después pasarlo detrás de mi oreja.

Salí del trance en el que entré por esa simple caricia y reaccioné.

- No me toques. - Le di un manotazo, haciendo que riera con ese tono ronco que me erizó la piel.

Se alejó de mí, negó divertido y se subió nuevamente al auto. Que hombre tan raro, y guapo...

- ¡Ojalá no te de un resfriado! - Murmuró burlón y se fue.

¡Hijo de puta! Grité en mis adentros.

Ride | Aidan Gallagher『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora