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Jeno no dijo una palabra cuando se levantó. Se limpió rápidamente con la toalla antes de ponerse los pantalones y la camiseta.

—Lo siento —le dijo a Jaemin antes de agarrar sus zapatos.

—¿A dónde vas? —preguntó Jaemin cuando Jeno se dirigía a la puerta.

—Él no estaba listo, y yo lo presioné. —Jeno metió sus pies desnudos en sus zapatillas deportivas—. Culpa mía —se culpó antes de ponerse el abrigo y dejar el apartamento.

Jaemin se levantó del sofá y fue a la cocina. Miró el horno y se preguntó si debería apagarlo una segunda vez. No, decidió. Necesitarían comer después de que descubriera que coño había pasado. Mentalmente pensó en los últimos minutos intentando encontrar algún sentido. Cuando Jeno entró dentro de Renjun, Jaemin se había asegurado de observar a Renjun de cerca en busca de señales de dolor. Aparte de algunas muecas, parecía que solo había habido una vez que Renjun sintió dolor, pero eso pareció desaparecer rápidamente. Lo que más preocupaba a Jaemin más era la expresión en blanco de Renjun hasta el momento que Jaemin había notado las lágrimas.

—No tiene sentido —dijo a la sala vacía.

Encontró sus jeans en el salón y se los puso. Sin preocuparse por abrocharlos, caminó por el pasillo y llamó a la puerta del baño.

—¿Renjun?

—Lo siento —contestó Renjun—. Dios, siento tanto haber hecho eso.

Cuando se volvió obvio que Renjun no iba a abrir la puerta, Jaemin se deslizó por la pared para sentarse en el suelo.

—Háblame, bebé, dime que pasó. —Odiaba acusar a Jeno de causarle dolor a Renjun, pero tenía que preguntar—. ¿Jeno te hizo daño?

—No —dijo Renjun tan suavemente que Jaemin apenas lo escuchó.

—¿Te asustaste? —Jaemin intentó mantener su voz calmada, pero no se sentía calmado.

—No por la razón que piensas.

—¿Dime de qué te asustaste? —dijo Jaemin.

—No me gustó, y sé cuán importante es para ti y Jeno, y yo estaba ahí, y no me gustaba, no sabía qué se suponía que tenía que hacer al respecto porque no quiero perderos.

Jaemin se levantó. El errante discurso de Renjun dolía tanto en el corazón que Jaemin sintió sus propios ojos llenándose de lágrimas. —Déjame entrar. Por favor, bebé, solo déjame entrar —suplicó.

La puerta se abrió y Renjun salió al pasillo.

Jaemin inmediatamente envolvió a Renjun en un apretado abrazo. Intentó mantener el dolor fuera de su voz cuando preguntó.

—¿Realmente pensabas que yo y Jeno te deseábamos solo para poder follarte?

Renjun sacudió la cabeza pero no se encontró con la mirada de Jaemin.

—No, pero sé que el sexo es una parte de ello. Ambos me dijisteis que me deseaban.

—Sí, porque es así, pero meter mi polla en tu culo no es lo único que queríamos. — Jaemin sabía que sonaba enfadado, pero de alguna forma, lo estaba—. Te deseamos. No solo un agujero dispuesto. Ya te lo dije, muchos se han ofrecido, y los hemos rechazado cada vez porque tú eres la única persona que queremos en nuestra cama y nuestras vidas.

—No me dolió, por lo que todavía puedo hacerlo de vez en cuando si lo necesitan — masculló Renjun.

—El sexo anal solo es una forma de mostrarle a alguien cuanto lo amas y te importan. —A Jaemin le encantaba follar, por lo que sabía que sería más difícil conectar con Renjun a un nivel íntimo, pero también disfrutaba dando y recibiendo mamadas, y los dos ya habían demostrado cuánto les gustaba besarse. Podría no ser siempre suficiente, pero era suficiente por el momento, al menos hasta que pudieran profundizar su relación emocional—. Jeno se fue —informó a Renjun—. Creo que siente que hizo algo que te haría irte.

sandwich de profesor;; norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora