Mi padre fue rey así como también fue hijo de reyes. Era un hombre pequeño como la mayoría de nuestra gente, de hombros anchos y enormes, fue parte del grupo argonautas, un grupo de guerreros muy conocidos en aquella época ¿Un héroe perfecto, no es así?. Se casó con mi madre cuando ella tan solo tenia 14 años, la sacerdotisa declaro que estaba núbil, después de todo era hija única, de una familia noble por lo tanto cuando su padre y madre murieran sus riquezas pasarían a ser de mi padre algo que obviamente atrajo a mi padre inmediatamente; bastante hermosa y amable, claramente eso cambio cuando se caso con el, ya no era aquella jovencita que solía ser, ahora era la mujer de Menecio, reina de Opus. Solía equivocarse constantemente, era bastante torpe como cualquier jovencita, pero eso no fue excusa para que mi padre la golpeara por no ser lo suficientemente lista para conllevar la responsabilidad de ser la esposa perfecta para un guerrero, héroe de guerra como lo había sido mi padre. Y aunque el término héroe le sentaba como añillo al dedo, el ser un esposo que quisiera a su mujer y a sus hijos sin importar que, le quedaba como una corona muy grande para su pequeña cabeza de guerrero...
Solía tener vagos recuerdos mi madre, solía ser una mujer de carácter fuerte cuando se trataba de mi pero también era un mujer dulce y paciente, pero era débil ante mi padre, dócil, obediente, como se supone que debería ser la esposa de un héroe de guerra ¿No?. Es por eso que en mi cumpleaños numero cinco mi madre decidió quitarse la vida ¿Por que? porque no soporto mas los maltratos, abusos sexuales así como abusos violentos, ¿Un regalo bastante horrendo, o no? Soñaba a menudo con mi madre, después de todo tener que vivir con mi padre sola, sin mi madre, y soportar sus maltratos físicos como psicológicos era algo muy difícil para una niña como yo en aquel entonces, que había tenido que soportar esto y cosas peores por el hecho de que según mi padre, yo y mi madre no servíamos para nada, en especial yo ya que al ser una mujer mi padre no podría heredarme el trono y tendría que obligarme a casarme con un rey o príncipe de grandes fortunas y múltiples tierras, para así poder mantener el legado del reino, algo que por supuesto molesto demasiado a mi padre, después de todo tener que dejar en las manos de alguien más que no fuera de su sangre no le parecía de ninguna forma; aparte que soñar con mi madre era poder tener un rato de paz y libertad, o como solía llamarlo "mi lugar seguro". Lo único que tranquilizaba a mi padre era el hecho que conforme seguía creciendo me convertía en una muchacha más hermosa y delicada. Era bastante linda según el punto de vista de mi madre, también era buena tocando la lira así que un punto más a mi favor. Tenia el cabello entre café y negro como mi padre, era bastante obscuro por lo que solían confundir mi color de cabello pero bajo los rayos del sol era un café bastante lindo, era un poco ondulado detalle que saque de mi madre, ojos de color negro bastante obscuro, mi tono de piel era parecido a la arena, un poco claro pero también un poco moreno algo que me gustaba ya que al no ser completamente clara no me quemaría la piel con facilidad como las personas de piel clara.
Meses después del suceso de mi madre le tocaron a mi padre realizar los juegos, juegos en los que participarían todo tipo de personas, venían desde Tesalia incluso de Esparta y de otros reinos más. Se realizarían todo tipo de competencias en las cuales se les entregarían premios bastante valiosos a los ganadores, pero el premio de mayor valor reposaba en mi regazo, una corona de laurel recién cortado. Mi padre se resigno a entregármela ya que al ser yo su hija tenia esa "responsabilidad", me advirtió que la tratara con sumo cuidado y si algo le llegará a pasar sería mi culpa y me castigaría severamente. Mi único consuelo era que al yo ser una princesa no tendría que participar, aparte que mi único trabajo era mantener la corona sin ningún rasguño y entregársela al ganador o en el caso más extremo, colocársela al ganador en la cabeza, cosa que esperaba con toda mi alma que no sucediera. Fue bastante aburrido, pero por fin cuando llego el momento del ultimo juego mis ojos encontraron a un joven de piel blanca, cabello rizado y de color dorado, que junto con los rayos del sol lo hacían ver más guapo, sumado a eso escondía una corona dorada debajo de esa hermosa cabellera. Mientras yo lo observaba al parecer el se dio cuenta que alguien lo observaba con suma atención lo que hizo que sus ojos conectaran con los míos por un instante, yo al mirar que me observaba solo desvié los ojos con un sonrojo, me había atrapado viéndolo con mucha atención lo que por obvias razones me hizo avergonzar. Y al parecer yo había observado atentamente al que unos momentos después se convirtió en el ganador, era bastante bueno corriendo, no tardo mucho en rebasar a todos los demás a la hora de la carrera, había obtenido mucha ventaja algo que obviamente había hecho a los demás perder. Y por fin el último momento de los juegos había llegado y con eso algo que claramente no quería hacer... entregar la corona, si solo se la hubiera tenido que entregar hubiera sido más fácil pero al parecer su padre había visto las miradas que nos habíamos dado momentos antes de empezar la carrera por lo que le pareció buena idea alentar a su hijo a arrodillarse ante mi para que así yo le pudiera poner la corona en la cabeza, y ahí nos encontrábamos el y yo, el arrodillado ante mi y yo sin saber que hacer, ¿y si solo se la hubiera entregado? pero eso fue completamente descartado por mi padre al ver lo que el muchacho y su padre planeaban hacer por lo que me obligo a pararme, bajar de la tarima y ponerle en la cabeza a el chico la corona. Ya llevaba mucho tiempo parada enfrente de el por lo que la gente empezó a murmurar, y en mi desesperación por desaparecer de la vista de la gente solo le coloque la corona en la cabeza y di dos pasos atrás dándole a entender que ya podía levantarse, y por fin la tensión que se había generado desapareció, todos vitorearon al joven, después de esto yo me apure a subir de nuevo a la tarima en donde mi padre me susurro <Entregar una corona no debería ser tan difícil, hasta un bebe podría hacerlo, ...que me podía esperar de la hija de una buena para nada, aparte de suicida>, lo único que pude hacer fue encogerme en mi lugar mientras veía como el joven lanzaba la corona al aire y después la atrapaba mientras festejaba su victoria con Peleo, su padre. Peleo era el rey de un reino más pequeño que el nuestro, pero se decía que su esposa era una diosa, y su pueblo lo amaba, un rey bondadoso.
ESTÁS LEYENDO
El juramento de muerte.
Adventure~RELATO ALTERNATIVO~ ¡NO TIENE NADA QUE VER CON LA VERSIÓN ORIGINAL! Es una adaptación de la obra literaria de Madeline Miller "La canción de Aquiles". Toda la historia es paralela a "La canción de Aquiles". Solía tener vagos recuerdos de su madre...